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González Arroyo contra el cachondeo

Don Paulino tiene el descaro y la osadía de ir a Venezuela a hacer campaña electoral, para prometer a los emigrantes e hijos de emigrantes canarios, que ni siquiera pagan impuestos en Canarias, el oro y el moro, cuando no es capaz de satisfacer las demandas de quienes aquí vivimos, en materia sanitaria, educativa, medioambiental, políticas sociales, viviendas, infraestructuras, etc. Don Paulino acude a Venezuela a rebañar votos para la Unión Temporal de Partidos, UTP, (similar a una UTE de la construcción) porque sabe que aquí lo tiene muy crudo y cada vez se le escapan más votos y proliferan los descontentos, incluso dentro de esa coalición pseudo nacionalista que lidera. O sea, el presidente de los canarios y canarias va a Venezuela, valga el símil, a poner la mano en un semáforo para que le den una limosna, por favor, para que ATI se mantenga en el poder porque es imprescindible en el “buen gobierno” de las ínsulas, que diría don Quijote. ¡A dónde llegan las miserias humanas!

Lo que hoy se denomina Coalición Canaria es eso exactamente: un conjunto de partiditos insulares, o caciquiles unidos por intereses particulares y partidistas, a veces espurios, pero no con vistas a procurar el desarrollo integral y sostenible de estas islas y el bienestar máximo de sus habitantes. No ha existido nunca la voluntad de olvidarse de sus siglas diferenciadoras, para crear un auténtico partido nacionalistas canario, al estilo del PNV, o Convergencia, por poner algún ejemplo. En cambio se han aprovechado de la “palabra nacionalismo”, o “lo canario”, moviendo las fibras emocionales de los isleños, para captar incautos. Ahora mismo, el eslogan “habla canario” demuestra hasta donde puede llegar para atraer votantes. A mi me parece lo más ridículo que he oído en una campaña electoral. Es como si dijeran: habla catalán o habla gallego. Que no sería lo mismo si expresasen: “Habla, (coma) canario, o Canario, habla. Ya eso tiene otro sentido e indica que se escuche la voz de los canarios y las canarias en los foros y círculos políticos y sociales adecuados.

Pero callen, callen que ahora nos sale el ínclito e indiscutible político pepero y cacique por muchos años de la isla majorera, don Domingo González Arroyo, que pide nada menos que el PSOE y el PP (es decir Caín y Abel) se unan para decir basta a este nacionalismo folclórico y zascandil, para acabar con el “cachondeo nacionalista”.

La verdad es que ignoraba esta faceta utópica del marqués de las Dunas, máxime cuando el gobierno de Canarias se sostiene principalmente por el apoyo que le da el PP de don José Manuel Soria. Sería un auténtico milagro conseguir que el PP y el PSOE se besasen, se abrazasen y se lanzasen piropos en Canarias, teniendo además el mal ejemplo y precedente de lo que ocurre en el ámbito nacional donde el PP no le da tregua ni respiro al PSOE, y no le presta ningún apoyo, aunque sea por “patriotismo” (término muy recurrente y del que tanto presume el PP) en cuestiones trascendentales para el Estado, como la lucha contra el terrorismo, las relaciones exteriores, etc. etc. En numerosas ocasiones he dicho que Francia y el señor Sarkosy han colaborado más en la lucha contra el terrorismo y bellaquería de ETA, que Rajoy y sus muchachos, y esa asociación de víctimas del terrorismo manipulada por el PP.

Así, señor Arroyo, está usted predicando en un desierto. Soria y sus huestes no le escucharán nunca. Estamos en Canaria, muy lejos del entendimiento y la convivencia pacífica y racional de una Europa con una experiencia democrática reconocida.

José Manuel Balbuena Castellano

Don Paulino tiene el descaro y la osadía de ir a Venezuela a hacer campaña electoral, para prometer a los emigrantes e hijos de emigrantes canarios, que ni siquiera pagan impuestos en Canarias, el oro y el moro, cuando no es capaz de satisfacer las demandas de quienes aquí vivimos, en materia sanitaria, educativa, medioambiental, políticas sociales, viviendas, infraestructuras, etc. Don Paulino acude a Venezuela a rebañar votos para la Unión Temporal de Partidos, UTP, (similar a una UTE de la construcción) porque sabe que aquí lo tiene muy crudo y cada vez se le escapan más votos y proliferan los descontentos, incluso dentro de esa coalición pseudo nacionalista que lidera. O sea, el presidente de los canarios y canarias va a Venezuela, valga el símil, a poner la mano en un semáforo para que le den una limosna, por favor, para que ATI se mantenga en el poder porque es imprescindible en el “buen gobierno” de las ínsulas, que diría don Quijote. ¡A dónde llegan las miserias humanas!

Lo que hoy se denomina Coalición Canaria es eso exactamente: un conjunto de partiditos insulares, o caciquiles unidos por intereses particulares y partidistas, a veces espurios, pero no con vistas a procurar el desarrollo integral y sostenible de estas islas y el bienestar máximo de sus habitantes. No ha existido nunca la voluntad de olvidarse de sus siglas diferenciadoras, para crear un auténtico partido nacionalistas canario, al estilo del PNV, o Convergencia, por poner algún ejemplo. En cambio se han aprovechado de la “palabra nacionalismo”, o “lo canario”, moviendo las fibras emocionales de los isleños, para captar incautos. Ahora mismo, el eslogan “habla canario” demuestra hasta donde puede llegar para atraer votantes. A mi me parece lo más ridículo que he oído en una campaña electoral. Es como si dijeran: habla catalán o habla gallego. Que no sería lo mismo si expresasen: “Habla, (coma) canario, o Canario, habla. Ya eso tiene otro sentido e indica que se escuche la voz de los canarios y las canarias en los foros y círculos políticos y sociales adecuados.