Gran Canaria, de luto

Dejando la tele chicharrera atrás, que no sirve para nada, trato de seguir informándome via teles de España, radios, teléfono y móvil particular. La cosa se complica, porque el número de muertos va creciendo, Otro padre conocido me llama cuando trato de comer algo, y me pone de nuevo en vilo. El vuelo de “Spanair” a Gran Canaria cada vez más se pone de boca en boca. De repente me llega otro dato, que el vuelo siniestrado “JK5022” es un enlace de otros charters que vienen del extranjero, concretamente con un vuelo de Lufthansa, y en un segundo me hago una profunda autocrítica porque pienso que a lo mejor los muertos son de otros países, como sino fueran seres humanos.

Pero se me rompe el corazón cuando una madre amiga de la familia, entre sollozos me pregunta si tengo más datos del accidente, porque su hija cree que venía en ese vuelo, y trato sin ninguna confirmación oficial de tranquizarla diciéndole que no creía que estuviese en ese avión porque venían muchos extranjeros. Cuando escribo esto no sé si acertaré, Pero ¿qué le iba a decir?

Los muertos van aumentando a la medida que pasan los minutos. La misma señora amiga me vuelve a llamar para decirme que no hay forma de hablar con “Spanair”, ni con Barajas. Es una angustia que se te mete por la garganta y baja al estómago. Hago nuevas indagaciones y me dicen que el vuelo el vuelo “JK5022” tuvo muchas irregularidades, que incluso hizo dos intentos de despegue, y en el segundo se produjo el accidente. Me vuelven a hablar de casi cien muertos, todos quemados dentro del avión. Es espeluznante. De repente Alicia Mederos aparece en la Tele Canaria y empieza a dar información con buena capacidad periodística. Elza Baeza tambíen da el do de pecho informando con precisión. José Miguel Pérez es el primer político que reacciona y de entrada trata de organizar la ayuda a los familiares de las víctimas. Todo es una vorágine tremenda. Recibo otra llamada en mi casa, “mi hijo venía hoy de Madrid con Spanair”, y de nuevo el rol de la posible muerte comienza a circular por mis ojos, por mi cerebro. Se acumulan los datos negativos, la cosa no es de poca monta, si decir esta frase es correcta. La cosa es de mucha monta. Las noticias se suceden, y las cifras finales la dejo para la información del periódico, para las próximas horas como corresponde a un periódico digital. Cuando termino el artículo se habla de 150 muertos. Son cifras, pero mucha angustia popular en las salas del aeropuerto de Gran Canaria, con familiares atendidos por psicólogos y especialistas sociológicos. Gran Canaria está de luto, y nosotros también.

Dejando la tele chicharrera atrás, que no sirve para nada, trato de seguir informándome via teles de España, radios, teléfono y móvil particular. La cosa se complica, porque el número de muertos va creciendo, Otro padre conocido me llama cuando trato de comer algo, y me pone de nuevo en vilo. El vuelo de “Spanair” a Gran Canaria cada vez más se pone de boca en boca. De repente me llega otro dato, que el vuelo siniestrado “JK5022” es un enlace de otros charters que vienen del extranjero, concretamente con un vuelo de Lufthansa, y en un segundo me hago una profunda autocrítica porque pienso que a lo mejor los muertos son de otros países, como sino fueran seres humanos.

Pero se me rompe el corazón cuando una madre amiga de la familia, entre sollozos me pregunta si tengo más datos del accidente, porque su hija cree que venía en ese vuelo, y trato sin ninguna confirmación oficial de tranquizarla diciéndole que no creía que estuviese en ese avión porque venían muchos extranjeros. Cuando escribo esto no sé si acertaré, Pero ¿qué le iba a decir?