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Los guachinches del firmamento

Los guachinches de Tenerife son algo más que un cuarto de apero, salón, o caseta de madera. Son un sentimiento dividido entre un pasado y un presente. Un lugar, donde todos somos amigos. Un lugar de encuentro y donde los agricultores y ganaderos en una determinada fecha del año aprovechan para vender directamente sus excelentes vinos, sin que por medio existan intermediarios. Nuestros vinos de canarias no solo son famosos por sus malvasías, que en otra época fue el caldo privilegiado de la corona inglesa. También, porque está en las letras de las canciones parrandera de nuestro folclore isleño.

Escribe mi amigo y admirado, Elfidio Alonso que en su famosa canción Ay, Santa Cruz, Fernando García Morcillo también cita de pasada los famosos vinos de Acentejo, cuando dice: “Las parras de Tacoronte / y el Teide sobre la bruma; / y un cielo azul que perfuman / los tamarindos del monte”. Del mismo modo, escribe Elfidio Alonso, el repertorio canario también es usual que aparezca el maridaje del vino con algún producto típico de nuestra gastronomía, como el gofio. He aquí un estribillo que nos transmitió Agustín Oliva, recordado médico y gran parrandero tinerfeño: “Un lebrillo e´gofio me comí, / fue tanta la sede que me dio / que una pipa de agua me bebí / y de vino tinto un garrafón”.

Pese a la grave crisis económica por la que estamos atravesando todos los españoles y canarios, este año los vinos nuevos de nuestra isla tinerfeña están insuperables. Todos los que he probado en los guachinches del Norte de Tenerife, Tacoronte; La Matanza, Santa Úrsula-La Corujera, La Victoria y La Orotava, mantienen una excelente calidad. El otro día, estuve en la bodega del firmamento de la familia de mi amigo, Plácido Afonso Ravelo; su mujer, Goya Castillo; sus hijos, Iván y Erika y su yerno Rubén, los cuales nos regalaron durante unas horas su generosidad, nobleza y corazón; destacando un hermoso Portal de Belén artesanal realizado por Erika y su marido, Rubén. Justo es de reconocer, que este año el vino de Plácido Afonso Ravelo, que lo estrenará el 21 de enero de 2011; es un verdadero elixir mágico, un ser viviente que todavía sigue reposando en grandes barricas de madera para su total consolidación. Queso, papas, costillas y piñas fueron ofrecidos de manera tradicional en el hogar de la Familia Plácido Afonso. Un amigo y fiel servidor de nuestras más leales y antiguas costumbres y tradiciones de nuestra tierra. Así pues, los guachinches de nuestra tierra siguen siendo una de las referencias culturales de nuestra seña e identidad canaria. Entre ellos, la bodega del firmamento de la familia de Plácido Afonso Ravelo.

Rafael Lutzardo

Los guachinches de Tenerife son algo más que un cuarto de apero, salón, o caseta de madera. Son un sentimiento dividido entre un pasado y un presente. Un lugar, donde todos somos amigos. Un lugar de encuentro y donde los agricultores y ganaderos en una determinada fecha del año aprovechan para vender directamente sus excelentes vinos, sin que por medio existan intermediarios. Nuestros vinos de canarias no solo son famosos por sus malvasías, que en otra época fue el caldo privilegiado de la corona inglesa. También, porque está en las letras de las canciones parrandera de nuestro folclore isleño.

Escribe mi amigo y admirado, Elfidio Alonso que en su famosa canción Ay, Santa Cruz, Fernando García Morcillo también cita de pasada los famosos vinos de Acentejo, cuando dice: “Las parras de Tacoronte / y el Teide sobre la bruma; / y un cielo azul que perfuman / los tamarindos del monte”. Del mismo modo, escribe Elfidio Alonso, el repertorio canario también es usual que aparezca el maridaje del vino con algún producto típico de nuestra gastronomía, como el gofio. He aquí un estribillo que nos transmitió Agustín Oliva, recordado médico y gran parrandero tinerfeño: “Un lebrillo e´gofio me comí, / fue tanta la sede que me dio / que una pipa de agua me bebí / y de vino tinto un garrafón”.