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El Hierro, más sola que la 'una'

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A nadie se le escapa que estamos viviendo en un mundo de postureo, de declaraciones vacías y sin contenido, de acciones fingidas dirigidas a buscar los aplausos de las aficiones respectivas, de afirmaciones adornadas por interrogantes, de un sí acompañado por un irremediable pero… El drama migratorio no es ajeno a todas estas consideraciones, y así vemos cómo colectivos que eran símbolos de la solidaridad y de la ayuda humanitaria pierden puntos de credibilidad. Cómo cruces de colores rojos se convierten en puntos negros, cómo distintas ONG que antes no se cuestionaban hoy se pone en duda su honorabilidad, son investigadas y no se sabe bien su fin último.

La crisis migratoria que vive el mundo, y de manera particular Canarias, ha suscitado un debate público en el que se ha puesto en duda el sistema de atención y de acogida de los migrantes. Cada vez es más extendida la afirmación que se hace la sociedad de que detrás de la migración se esconde algún negocio, y eso no es bueno, ni para la sociedad en la que vivimos, ni para los propios organismos y organizaciones no gubernamentales supuestamente sin afán de lucro, y menos para las verdaderas víctimas del drama, que son ellos, los migrantes. No conviene ni se debe generalizar, pero detrás de la desgracia humana siempre se han escondido intereses espurios que debemos investigar y depurar, puesto que este clima de falta de transparencia a quien único beneficia es a los intolerantes, a los xenófobos , a los racistas, y al mensaje de la ultraderecha que siempre entenderá que cuanto peor, mejor. Me llaman especialmente la atención esas declaraciones institucionales procedentes de otras islas, que ante la llegada de un esporádico cayuco a sus respectivos puertos saltan con esos artículos disfrazados de solidaridad, pero mientras lanzan el mensaje solidario llaman a sus aliados para que Salvamento Marítimo los desvíe a otro puerto, menos a los de ellos. 

Otros empeñados en judicializar el acogimiento, la atención y el reparto de los menores, que no deja de ser una manera de contaminar el clima político, de retrasar la adopción de medidas y con ellas, las soluciones. Causa estupor ver cómo se disputan el reparto de 350 menores no acompañados entre las diecisiete comunidades autónomas, y aquí en El Hierro nuestro ratio no baja de los 280 menores. A eso se llama solidaridad y humanidad interterritorial.

Hace tres años que en El Hierro seguimos esperando soluciones, habilitación de espacios dignos tanto para mayores como para menores, partidas económicas para construir o rehabilitar…, lo que sí hemos recibido son premios, distintivos, medallas… a la solidaridad, a la humanidad, a la hospitalidad…, que ya nos faltan mueble para colocarlos, muchas veces otorgados por los mismos organismos que están en discusión por su pasividad o por su inacción. Curioso, ¿verdad? Hemos tenido episodios sísmicos, volcánicos, incendios forestales… y hemos comprobado cómo las otras islas se vuelcan con la perjudicada, pero aún sigo a la espera de que, salvo declaraciones en medios, visitas mediáticas más para pedir que para dar, El Hierro vive en solitario el drama migratorio. No nos vale ese apelativo de “qué buenos son los herreños”. Eso ya lo sabemos, no hace falta que nos lo digan más, que moriremos de éxito.

Triste, pero cierto, los partidos políticos están utilizando el drama migratorio como recurso fácil que les permita obtener alguna décima más en la intención de voto. Los migrantes, mayores y menores, se hacinan en centros de acogida temporal de Canarias, pero estos habitáculos siguen siendo los mismos, o algunos como en el caso de El Hierro, fueron residencias de estudiantes, guarderías infantiles o conventos, y hoy lo son para migrantes. Del CAT de Echedo más nada se ha dicho, testigo mudo del abandono y la desidia, pese a ofrecimientos varios.

Ahora, y después de haber dispuesto de casi todo el espacio portuario de La Restinga para la primera acogida de migrantes, a alguien se le ha ocurrido la magnífica idea de colocarnos en el macro Puerto de La Estaca otra carpa, dicen que para menores. El Hierro ha recibido en lo que va de año casi unos 14.000 migrantes, superando con creces la población de la isla. Han dado los mejores ejemplos de solidaridad los cuerpos de seguridad del Estado, Guardia Civil, Policía Nacional, al igual que Salvamento Marítimo, Cruz Roja, y Protección Civil y otras ONG encargadas de los menores, sanitarios del SCS, centros de salud, Hospital Insular, médicos voluntarios…. han trabajado para atender y dignificar la atención a todo este colectivo que huye del hambre y de la guerra. Todos hemos hecho lo que hemos podido, otros han venido sin hacer sus deberes. Mientras que Canarias espera, El Hierro nada espera porque está más sola que la una.

A nadie se le escapa que estamos viviendo en un mundo de postureo, de declaraciones vacías y sin contenido, de acciones fingidas dirigidas a buscar los aplausos de las aficiones respectivas, de afirmaciones adornadas por interrogantes, de un sí acompañado por un irremediable pero… El drama migratorio no es ajeno a todas estas consideraciones, y así vemos cómo colectivos que eran símbolos de la solidaridad y de la ayuda humanitaria pierden puntos de credibilidad. Cómo cruces de colores rojos se convierten en puntos negros, cómo distintas ONG que antes no se cuestionaban hoy se pone en duda su honorabilidad, son investigadas y no se sabe bien su fin último.

La crisis migratoria que vive el mundo, y de manera particular Canarias, ha suscitado un debate público en el que se ha puesto en duda el sistema de atención y de acogida de los migrantes. Cada vez es más extendida la afirmación que se hace la sociedad de que detrás de la migración se esconde algún negocio, y eso no es bueno, ni para la sociedad en la que vivimos, ni para los propios organismos y organizaciones no gubernamentales supuestamente sin afán de lucro, y menos para las verdaderas víctimas del drama, que son ellos, los migrantes. No conviene ni se debe generalizar, pero detrás de la desgracia humana siempre se han escondido intereses espurios que debemos investigar y depurar, puesto que este clima de falta de transparencia a quien único beneficia es a los intolerantes, a los xenófobos , a los racistas, y al mensaje de la ultraderecha que siempre entenderá que cuanto peor, mejor. Me llaman especialmente la atención esas declaraciones institucionales procedentes de otras islas, que ante la llegada de un esporádico cayuco a sus respectivos puertos saltan con esos artículos disfrazados de solidaridad, pero mientras lanzan el mensaje solidario llaman a sus aliados para que Salvamento Marítimo los desvíe a otro puerto, menos a los de ellos.