Espacio de opinión de Canarias Ahora
La historia repetida
A comienzos del pasado siglo XX, cientos de miles de europeos, sobre todo italianos, rusos, polacos y griegos, llegaron a Estados Unidos empujados por el hambre y la miseria. Se instalaron en las emergentes ciudades y trabajaron duro para formar parte de una nación en pleno y potente desarrollo. Sin embargo, salvo excepciones, fueron obligados a vivir en ghettos y tratados como criminales. De hecho, los estadounidenses preferían a los emigrantes de Gran Bretaña y Europa del Norte. Como la arribada no cesaba, en 1917 aprobaron una ley que prohíbe la llegada de analfabetos y fijaron cuotas: tan solo serían admitidos 3.600 italianos por año.
El 29 de octubre de 1929, hace hoy 79 años, ha sido bautizado como el Martes Negro. Fue el día en que la Bolsa de Nueva York se hundió definitivamente. Este Crack del 29 trajo consigo la Gran Depresión de los años 30, durante la cual los países industrializados entraron en un irreversible declive económico. Algunos países europeos, como Alemania, se vieron muy afectados: desplome industrial, ruina de los bancos, hundimiento de los salarios, aumento del desempleo hasta llegar al 30% en 1932. El Partido Nazi se aprovechó de todo ello y culpó de todos los males a judíos y comunistas con el apoyo masivo de una población empobrecida. El resto de la historia es harto conocida: expulsiones, ghettos, campos de concentración y cámaras de gas.
Comienza el siglo XXI. La bonanza económica en una Europa cada vez más fortalecida atrae a los desesperados del Planeta. Millones de inmigrantes de Sudamérica, África, Asia y Europa del Este llegan a la Tierra Prometida. Pero en 2008 una terrible crisis financiera sacude al mundo y se proclama el fin del capitalismo tal y como lo hemos conocido hasta ahora. En Italia, Berlusconi arremete contra los gitanos; en Francia, Sarkozy propugna la “inmigración especializada”; en España, los socialistas giran a la derecha y promueven normas cada vez más restrictivas. Europa aprueba la Directiva de Retorno, que abre la puerta a la expulsión de menores de edad y trata a los inmigrantes como criminales.
Si es que nunca aprendemos.
José Naranjo
A comienzos del pasado siglo XX, cientos de miles de europeos, sobre todo italianos, rusos, polacos y griegos, llegaron a Estados Unidos empujados por el hambre y la miseria. Se instalaron en las emergentes ciudades y trabajaron duro para formar parte de una nación en pleno y potente desarrollo. Sin embargo, salvo excepciones, fueron obligados a vivir en ghettos y tratados como criminales. De hecho, los estadounidenses preferían a los emigrantes de Gran Bretaña y Europa del Norte. Como la arribada no cesaba, en 1917 aprobaron una ley que prohíbe la llegada de analfabetos y fijaron cuotas: tan solo serían admitidos 3.600 italianos por año.
El 29 de octubre de 1929, hace hoy 79 años, ha sido bautizado como el Martes Negro. Fue el día en que la Bolsa de Nueva York se hundió definitivamente. Este Crack del 29 trajo consigo la Gran Depresión de los años 30, durante la cual los países industrializados entraron en un irreversible declive económico. Algunos países europeos, como Alemania, se vieron muy afectados: desplome industrial, ruina de los bancos, hundimiento de los salarios, aumento del desempleo hasta llegar al 30% en 1932. El Partido Nazi se aprovechó de todo ello y culpó de todos los males a judíos y comunistas con el apoyo masivo de una población empobrecida. El resto de la historia es harto conocida: expulsiones, ghettos, campos de concentración y cámaras de gas.