TOMA DE TIERRA

La IA no va a parar el genocidio

La Inteligencia artificial, en la que hemos depositado todas las esperanzas del mundo y el trabajo precarizado, no tiene respuestas nuevas a los grandes desafíos que se nos plantean como humanidad. Tal y como predijo otro hombre nada entusiasta de esta fiebre, el pensador Noam Chomsky, la IA no puede crear nada nuevo, nada genuino, nada esperanzador, nada que al menos que no haya sido ya propuesto por la experiencia - el ensayo y el error-, de los seres humanos.

De modo que, corren tiempos en los que hemos sido capaces de generar una herramienta que correlaciona una vasta cantidad de datos y que puede darles sentido en profundidad, pero no nos está sirviendo para socorrer aquellas urgencias que más interpelan a nuestra parte humana, no como seres que crean y usan tecnología, lo cual es importante, sino como seres capaces de utilizar las emociones para no delegar la resolución de conflictos en las máquinas.

Israel ha roto oficialmente el alto el fuego sobre la población palestina y en la madrugada de este martes ha asesinado a 400 personas entre las que se encuentran ancianos y niños. Desde octubre de 2023 han muerto por el bloqueo o asesinados por el estado de Israel más de 18.000 niños, niñas y adolescentes.

Pensamos, y estrictamente es así, que el concepto de genocidio afecta solo al pueblo que lo padece, pero desde los juicios de Núremberg es también un concepto que señala con los otros cuatro dedos al resto de la Humanidad y solo los humanos podremos salir de él.

Cuando se le pregunta a la IA qué pasos se deben llevar a cabo para frenar un genocidio, las respuestas que nos ofrece solo las pueden llevar a cabo los seres humanos y, para sorpresa de nadie, ya las conocemos y ya en algún momento de la Historia los Homo sapiens las han llevado a cabo: “imponer sanciones económicas y diplomáticas a los líderes y regímenes responsables”; “establecer zonas seguras y corredores humanitarios”; “ejercer presión internacional para forzar un alto el fuego”.

En el marco de sanciones económicas, encontramos el boicot, una experiencia ejercida sobre la Sudáfrica del Apartheid. El movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que orienta a los consumidores sobre qué grandes marcas de productos cotidianos se debe ejercer boicot para desarmar al estado genocida, han demostrado tener un impacto real sobre la reputación de las marcas y las economías que ejercen violencia. En este sentido, y para tenerlo a mano, la app No Thanks, es gratuita tanto para IOS como para Android y permite saber y consultar qué multinacionales colaboran con el estado de Israel.

Es comprensible que el horror, la impotencia o la indolencia se apoderen del ánimo, porque no está siendo fácil ser contemporáneos a un genocidio que las grandes potencias mundiales se niegan a frenar, pero las mayores cosas que la humanidad ha conseguido han sido cuando se une aunque el camino no sea fácil. La tecnología que hemos creado para hacer menos cosas, no hará nada que nosotros no hayamos hecho antes o que estemos dispuestos a hacer. Incluso las estructuras políticas y de poder que parecen intocables no harán nada que nosotros no estemos dispuestos a afearles, (ya que no lo hacen de noche sus conciencias). El problema estaría en que ellos hayan logrado que creamos que nosotros hemos olvidado que podemos cambiar el mundo.