Espacio de opinión de Canarias Ahora
Ibarretxe y Paulino
Los presidentes de dos comunidades lejanas y diferentes, protagonizan ahora, aparentes desafíos frente al poder central cada vez menos poderoso, eso es verdad. El uno, en plan rebelde, porque el mundo, las siglas y las circunstancias lo han hecho así, lanza el órdago de una consulta popular en Euskadi para que los vascos decidan su futuro El otro arrecia en cotidianas pataletas dialécticas tampoco demasiado subidas de tono y más que enfrentarse al Ejecutivo de ZP se lamenta constantemente de que el Ejecutivo de ZP no haga caso de las cuestiones que afectan a Canarias en una suerte de venganza porque él prefirió pactar con el PP en vez de con el PSOE (Naturalmente: él quería ser presidente y, eso, con López Aguilar como socio mayoritario, era imposible). Habría que aclarar un par de asuntos antes de continuar con el relato de una situación bastante teatrera a mi modo de ver. La primera es que Ibarretxe, si no ha cambiado de idea, lo que plantea no es un proyecto independentista, sino de soberanía compartida. Convertir Euskadi en un Estado libre asociado. Una idea que propuso en su momento Olarte Cullen para las Islas cuando era presidente. No se armó ningún revuelo y ni siquiera logró que la prensa de Madrid le dedicara un editorial de crítica y repulsa. O porque no se enteraron o porque ni entonces ni ahora nos hacen caso. Esperemos que no sea tarde cuando nos lo hagan. La segunda, que aunque Canarias casi siempre anda medio abandonada y olvidada, las prioridades de Paulino y su Gobierno no tienen que coincidir necesariamente con las que preocupan a todos los isleños, y su política de confrontación no resulta eficaz ni pragmática. Calca el guión predeterminado de una comedia de enredo con intermedio en las elecciones generales de marzo. Esperan los guionistas de nuestro presidente hasta entonces para reconducir la trama según los cambios que se produzcan en el elenco protagonista. Por su parte, Ibarretxe piensa seguramente que, pase lo que pase, lleva todas las de ganar. Si el Gobierno central no es capaz de frenar el referéndum, habrá vencido. Si se lo prohíben con total contundencia y las represalias estatales pasan a mayores, su triunfo consistirá en haberse convertido en un mártir.
José H. Chela
Los presidentes de dos comunidades lejanas y diferentes, protagonizan ahora, aparentes desafíos frente al poder central cada vez menos poderoso, eso es verdad. El uno, en plan rebelde, porque el mundo, las siglas y las circunstancias lo han hecho así, lanza el órdago de una consulta popular en Euskadi para que los vascos decidan su futuro El otro arrecia en cotidianas pataletas dialécticas tampoco demasiado subidas de tono y más que enfrentarse al Ejecutivo de ZP se lamenta constantemente de que el Ejecutivo de ZP no haga caso de las cuestiones que afectan a Canarias en una suerte de venganza porque él prefirió pactar con el PP en vez de con el PSOE (Naturalmente: él quería ser presidente y, eso, con López Aguilar como socio mayoritario, era imposible). Habría que aclarar un par de asuntos antes de continuar con el relato de una situación bastante teatrera a mi modo de ver. La primera es que Ibarretxe, si no ha cambiado de idea, lo que plantea no es un proyecto independentista, sino de soberanía compartida. Convertir Euskadi en un Estado libre asociado. Una idea que propuso en su momento Olarte Cullen para las Islas cuando era presidente. No se armó ningún revuelo y ni siquiera logró que la prensa de Madrid le dedicara un editorial de crítica y repulsa. O porque no se enteraron o porque ni entonces ni ahora nos hacen caso. Esperemos que no sea tarde cuando nos lo hagan. La segunda, que aunque Canarias casi siempre anda medio abandonada y olvidada, las prioridades de Paulino y su Gobierno no tienen que coincidir necesariamente con las que preocupan a todos los isleños, y su política de confrontación no resulta eficaz ni pragmática. Calca el guión predeterminado de una comedia de enredo con intermedio en las elecciones generales de marzo. Esperan los guionistas de nuestro presidente hasta entonces para reconducir la trama según los cambios que se produzcan en el elenco protagonista. Por su parte, Ibarretxe piensa seguramente que, pase lo que pase, lleva todas las de ganar. Si el Gobierno central no es capaz de frenar el referéndum, habrá vencido. Si se lo prohíben con total contundencia y las represalias estatales pasan a mayores, su triunfo consistirá en haberse convertido en un mártir.
José H. Chela