Espacio de opinión de Canarias Ahora
El IES José Saramago o la punta del iceberg por Fernando Pellicer Melo
Llegados a este punto, supuestamente extremo en cuanto a la situación del edificio se refiere, huelga decir que la seguridad del alumnado y profesionales del centro resulta prioritaria. Sin embargo, no está de más recordar que, en los últimos años y de forma reiterada, desde la Comunidad Educativa se ha trasladado oficialmente a la Consejería de Educación su preocupación por las deficiencias estructurales observadas en la edificación. La evidencia indica que poco se ha hecho al respecto en todo este tiempo, permitiéndose el deterioro paulatino de las instalaciones hasta llegar a la situación actual.
El gran problema, sin embargo, es que tal vergonzosa despreocupación no es un hecho aislado sino, bien al contrario, el triste reflejo de la situación de abandono y dejación a la que están sometidos gran parte de nuestros centros educativos, carentes del adecuado mantenimiento por parte de la Administración Educativa y resto de administraciones públicas competentes en la materia.
En el caso que nos ocupa, ante las sospechas expuestas por los padres y madres sobre el sentido final de esta “operación”, la Administración asegura que el solar, de titularidad municipal, seguirá teniendo uso “educativo”, ocurra lo que ocurra. Confiemos que así sea y que, pese al enorme cúmulo de razonables dudas que albergan familias, alumnado y profesorado, no estemos asistiendo a la desaparición de otro centro de la red pública educativa canaria, casualmente en uno de los entornos capitalinos con mayor crecimiento demográfico y, por tanto ?ojo al dato?, con mayor demanda de suelo urbanizable.
En cualquier caso, si algo viene a ponerse una vez más de manifiesto, es que la Educación, al margen de frívolos cantos de sirena, no es una preocupación para este Gobierno y, lo que es más grave, no lo ha sido, cuanto menos, en los últimos diez años. La demostración más ostensible de tal circunstancia la encontramos en los modestos niveles que han caracterizado la inversión en materia educativa desde 1999 (año en que accede a la Consejería de Educación D. José Miguel Ruano) en contraposición con el constante y significativo aumento de nuestro Producto Interior Bruto. En otras palabras, desde hace casi diez años la inversión en educación no ha caminado, ni mucho menos, de forma paralela al crecimiento económico de nuestro archipiélago.
No cabe duda que esta progresiva “descapitalización” de nuestra Educación Pública tiene mucho que ver con los actuales niveles de fracaso escolar ?léase fracaso social? puesto que, sin ser este el único factor determinante de los “niveles de calidad” educativa, la realidad, contrastable a lo largo y ancho del Estado español y la propia Unión Europea, demuestra la existencia de una estrecha relación entre unas mayores cotas de inversión (adecuadamente gestionada) y la mejora de los resultados académicos. Pero claro, parece que en las mentes de nuestros gobernantes priman otras prioridades, a saber, la TV Autonómica ?causa de sonrojo para propios y extraños? o la nueva Policía Autonómica, visualizada por la mayoría de los canarios como una majadería decididamente innecesaria. Falta por conocer si, además, la paulatina privatización de nuestra Educación Pública también se incluye entre los planes de futuro que D. Paulino Rivero y compañía han diseñado para nuestro archipiélago. De momento y mientras nuestra Consejera de Educación no estime oportuno decir lo contrario, lo único que sí sabemos a ciencia cierta es que ni las grietas aparecidas en el IES José Saramago, ni los días lectivos perdidos por los más de 400 alumnos del centro, parecen ser culpa del profesorado. Todo un alivio.
* Presidente de la Junta de Personal Docente de Las Palmas y miembro del STEC-IC
Fernando Pellicer Melo*
Llegados a este punto, supuestamente extremo en cuanto a la situación del edificio se refiere, huelga decir que la seguridad del alumnado y profesionales del centro resulta prioritaria. Sin embargo, no está de más recordar que, en los últimos años y de forma reiterada, desde la Comunidad Educativa se ha trasladado oficialmente a la Consejería de Educación su preocupación por las deficiencias estructurales observadas en la edificación. La evidencia indica que poco se ha hecho al respecto en todo este tiempo, permitiéndose el deterioro paulatino de las instalaciones hasta llegar a la situación actual.
El gran problema, sin embargo, es que tal vergonzosa despreocupación no es un hecho aislado sino, bien al contrario, el triste reflejo de la situación de abandono y dejación a la que están sometidos gran parte de nuestros centros educativos, carentes del adecuado mantenimiento por parte de la Administración Educativa y resto de administraciones públicas competentes en la materia.