Nada es impensable

Bueno. El caso es que la oferta de Rajoy al PSOE para facilitarle a López Aguilar el Gobierno del Archipiélago, ha disparado -o disparatado, que no es igual- la imaginación de los observadores políticos y ha enfebrecido las fantasías, me temo, de ciertos analistas muchas veces imbuidos o mediatizados por sus propios intereses. De tal suerte que, por estos pagos, se hacen cuentas y no se para acerca de hasta donde podrían llegar los acuerdos PSOE-PP, alimentados por un posible pacto a nivel de Comunidad Autónoma. Aritméticamente -eso es verdad- todos funcionan. Otra cosa es que sea pensable o impensable llevarlos a cabo. Pero, por los lares tinerfeños ya se piensa en una posible “jubilación” de Zerolo (lo mandarían al paro opositor las dos principales fuerzas políticas nacionales con la colaboración de Guigou quien, por fin podría darse con un canto en los dientes) o en la eventualidad de que Alarcó (PP) prefiera o se vea obligado a pactar con los socialistas antes que con Melchior y dejar en la estacada opositora al actual presidente del Cabildo Insular de Tenerife. Por elucubrar que no quede. La única que lo tiene claro y se ha erigido en referente triunfal de CC y de ATI es Ani Oramas con su mayoría absoluta lagunera. No obstante, uno no es partidario de la política-ficción. Hay aspectos de la situación que los fantasiosos desprecian. Los socialistas canarios no parecen muy dispuestos a encamarse con su principal enemigo estatal: el PP. Por otra parte, la oferta de Mariano Rajoy al PSOE consiste, ojito, por una parte propiciar que en cada institución gobierne la fuerza más votada (Soria, mediante ese compromiso, mantendría el Cabildo grancanario) y, en el mejor de los casos, abstenerse en la intentona de investidura de López Aguilar, permitiendo su acceso a la jefatura de un Ejecutivo en minoríaÂ… y a merced de cualquier capricho censor de Coalición Canaria y los mismos populares. Todo esto resulta complicadamente nítido, si quieren que les diga.

José H. Chela

Bueno. El caso es que la oferta de Rajoy al PSOE para facilitarle a López Aguilar el Gobierno del Archipiélago, ha disparado -o disparatado, que no es igual- la imaginación de los observadores políticos y ha enfebrecido las fantasías, me temo, de ciertos analistas muchas veces imbuidos o mediatizados por sus propios intereses. De tal suerte que, por estos pagos, se hacen cuentas y no se para acerca de hasta donde podrían llegar los acuerdos PSOE-PP, alimentados por un posible pacto a nivel de Comunidad Autónoma. Aritméticamente -eso es verdad- todos funcionan. Otra cosa es que sea pensable o impensable llevarlos a cabo. Pero, por los lares tinerfeños ya se piensa en una posible “jubilación” de Zerolo (lo mandarían al paro opositor las dos principales fuerzas políticas nacionales con la colaboración de Guigou quien, por fin podría darse con un canto en los dientes) o en la eventualidad de que Alarcó (PP) prefiera o se vea obligado a pactar con los socialistas antes que con Melchior y dejar en la estacada opositora al actual presidente del Cabildo Insular de Tenerife. Por elucubrar que no quede. La única que lo tiene claro y se ha erigido en referente triunfal de CC y de ATI es Ani Oramas con su mayoría absoluta lagunera. No obstante, uno no es partidario de la política-ficción. Hay aspectos de la situación que los fantasiosos desprecian. Los socialistas canarios no parecen muy dispuestos a encamarse con su principal enemigo estatal: el PP. Por otra parte, la oferta de Mariano Rajoy al PSOE consiste, ojito, por una parte propiciar que en cada institución gobierne la fuerza más votada (Soria, mediante ese compromiso, mantendría el Cabildo grancanario) y, en el mejor de los casos, abstenerse en la intentona de investidura de López Aguilar, permitiendo su acceso a la jefatura de un Ejecutivo en minoríaÂ… y a merced de cualquier capricho censor de Coalición Canaria y los mismos populares. Todo esto resulta complicadamente nítido, si quieren que les diga.

José H. Chela