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Todo queda inamovible después de la Cumbre de Polonia sobre el clima de la Tierra

Teo Mesa

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La conclusión a que llegaron todos los países sobre los acuerdos del Cambio Climático ha sido la de siempre: más vanas promesas para seguir con los incumplimientos sobre la disminución de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Finiquitó esta inútil cumbre el pasado día 14 del presente mes en Katowice, Polonia, con un quimérico compromiso de mínimos (que auguro que tampoco lo cumplirán) para la aplicación de los Acuerdos de París –firmados en 2017–y que entrará en vigor en el año 2020.

También y forma sutil hicieron una mención los signatarios de esta cumbre con una referencia a los extremados consejos del IPCC de la ONU. No hubo en ella un puñetero acato ni reparo al sentido común por las advertencias de los informes dados por los científicos del IPCC de la ONU-Medio Ambiente, quienes hace pocos días y meses anteriores, han advertido sobre las crecientes e imparables emisiones de gases a la atmósfera en todo el planeta, con el consiguiente aumento de las temperaturas. Dichos científicos, quienes trabajan exclusivamente para el Organismo Internacional, han declarado que se deben tomar “medidas sin precedentes” que ya son muy necesarias y urgentísimas y a tener en muchísima consideración, para evitar las fatalidades climáticas que pueda generar el calentamiento global.

Lo extravagante del cónclave fue que todos los representantes de los distintos países asistentes a esta cumbre estaban en pleno éxtasis,con el exultante jolgorio que les produjo los anunciados e hipócritas acuerdos en esta última reunión mundial. No así lo estaban todas las organizaciones ecologistas que asistieron a esta conferencia como observadores, quienes criticaron la indolente medida acordada, denunciando la inconsciencia de los mandatarios de los países mundiales y de un ultraje más a la vida en la Tierra.

El Acuerdo de París de 2015 se cerró con un unánime compromiso por los 195 países firmantes. Todos estaban conformes, que capitaneados por Barack Obama junto a otros líderes de las superpotencias de la industrialización como meollo en sus responsabilidades climáticas y medioambientales. Pero desde aquel año, ni mucho antes, se ha hecho nada en favor de la disminución de los gases. La tiranía industrial, la usura a no perder comba en la economía de cada país, la inconsciencia intelectual y la insensibilidad humana han sido las patologías que nos puedan llevar al desastre climático.

Posterior a esa cumbre de París de 2015 predije en un artículo que absolutamente nada de este compromiso se cumpliría, por infortunio para el medio ambiente el tiempo no me ha anulado mi razonamiento por la experiencia de lo acaecido hasta ahora.

Los comediantes estatales con sus más expresivas dotes de histrionismo manifestaron en sus turnos de palabras sus buenos y apócrifos juramentos de sus compromisos y deberes para con el medio ambiente del universo y en sus respectivos países. Se ratificaron de nuevo todos los acuerdos establecidos en la Cumbre de París, con las firmadas obligaciones en las reducciones de los mortíferos gases por todos los 195 países asistentes y severamente comprometidos en la lucha contra el cambio climático, que para el año 20 estarían en franca disminución.

Entre los objetivos de la cumbre polaca estaba la descarbonización en su uso industrial que desde hace tiempo está en la agenda como uno de los peores polucionantes para combatir el cambio climático. El carbón es además el responsable de las contaminaciones de las grandes ciudades mundiales. Este tóxico medioambiental ya estuvo tratado como tema esencial en la asamblea climática de la UE celebrada en el año 2017 en la ciudad alemana de Bonn. En las conclusiones sobre el uso carbonífero para las centrales térmicas se hizo constar que se dejaría de utilizarlo en el año 2030. Medida que hizo que España, Alemania y Polonia no firmaran dicho pacto; sí en cambio, lo ratificaron Italia, Francia y UK.

Las emisiones en el pasado 2017 y en el presente año, cuasi llegando a su final, en los que se han vertido al aire que respiramos 53’5 gigatoneladas de CO2 (un 0’7 más que el año precedente). Ante el grave y aumentativo deterioro medioambiental aducen los expertos climáticos aludidos que hay que reducir,sin paliativos, las emisiones de gases en un 25% para cumplir con los 2 grados acordados en la citada cumbre parisina; o de un 55% para el comprometido 1’5, según los cálculos de los climatólogos del IPCC de la ONU. Estos científicos se han dado un periodo de 10 años para mantener los equilibrios medioambientales.

La negación a seguir en este primordial compromiso climático mundial por disposición del troglodita que tiene su seso en la picha hiperactiva que no le deja pensar en su incapacidad intelectiva, quien anómalamente persiste en la Casa Blanca. En su relevo, China ha comunicado en esta cumbre que será quien lidere los acuerdos y objetivos para el cumplimiento de todos los países en esta delicadísima materia para la vivencia en el planeta.

El gran país que es China, constituida en superpotencia por población y recursos desde hace algunas décadas, tiene ya el triste galardón de ser el actual país más contaminante del planeta por el excesivo uso del carbón y de otras energías de fósiles para sus energías industriales.Tendrá previamente que predicar con el ejemplo en la reducción del uso de esas energías fósiles que tanto quema y contamina. Veremos si este liderato es un burdo farol de trilerismo político se hace realidad en obligatoria aplicación en los demás países industrializados.

Es un sarcasmo que el representante de la UE para el cambio climático sea un depredador del medio ambiente. Este dictó con toda frivolidad y desprecio a la naturaleza una infausta Ley de Costas para España, en tiempos de su responsabilidad en el Ministerio de Medio Ambiente; además de ser un contaminante consumado con sus empresas petrolíferas.

Nada nuevo ni serio y responsable compromiso hubo en cumbre de Katowice. Una vez más, promesas baldías. Mucho sahumerio y buenas intenciones.A sabiendas por los mercachifles del cinismo que nada de lo pactado se cumplirá, como hasta ahora ha sido.Las catástrofes climáticas que se nos avecinan seguirán su rumbo trazado de forma inexorable. La vida en la Tierra será cuasi imposible. No es catastrofismo, es una realidad palpable.

La conclusión a que llegaron todos los países sobre los acuerdos del Cambio Climático ha sido la de siempre: más vanas promesas para seguir con los incumplimientos sobre la disminución de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Finiquitó esta inútil cumbre el pasado día 14 del presente mes en Katowice, Polonia, con un quimérico compromiso de mínimos (que auguro que tampoco lo cumplirán) para la aplicación de los Acuerdos de París –firmados en 2017–y que entrará en vigor en el año 2020.

También y forma sutil hicieron una mención los signatarios de esta cumbre con una referencia a los extremados consejos del IPCC de la ONU. No hubo en ella un puñetero acato ni reparo al sentido común por las advertencias de los informes dados por los científicos del IPCC de la ONU-Medio Ambiente, quienes hace pocos días y meses anteriores, han advertido sobre las crecientes e imparables emisiones de gases a la atmósfera en todo el planeta, con el consiguiente aumento de las temperaturas. Dichos científicos, quienes trabajan exclusivamente para el Organismo Internacional, han declarado que se deben tomar “medidas sin precedentes” que ya son muy necesarias y urgentísimas y a tener en muchísima consideración, para evitar las fatalidades climáticas que pueda generar el calentamiento global.