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Información Comercial Española: el caso canario
Aunque las empresas y bancos con ayudas se niegan a facilitar datos, gracias a la Ley de Transparencia los tres profesores conocen al menos por qué cobran millonarios salarios: “retribución fija” por su “mera participación en el consejo”, independiente del “nivel de actividad” y de los “resultados”, “retribución variable”, “dietas” y “otras retribuciones” como “entrega directa de acciones, opciones sobre acciones (planes de retribución vinculados a la cotización de la acción), préstamos y anticipos, indemnizaciones, aportaciones a fondos y planes de pensiones, premios de jubilación, primas de seguros (vida, invalidez, enfermedad o responsabilidad civil), o los avales (constituidos como garantías de retribuciones futuras)”.
Los casos en España de finiquitos multimillonarios son abundantes, pero baste un ejemplo. El ex consejero de Economía, José Carlos Mauricio, denunció que Juan Francisco García, director general de la de la Caja Insular de Ahorros de Canarias, entidad de titularidad mixta (pública y privada), recibió “una indemnización” de 1,6 millones de euros, más 480.000 euros “por un fondo de pensiones interno de la caja” y otros 1,8 millones por otro fondo, “en este caso externo”, a pesar de que el entonces presidente del banco, Ángel Luis Sánchez Bolaños, reveló que el Banco de España descubrió un agujero de 46 millones de euros durante su mandato. En el resto de Europa también hay quejas. El ministro de Interior alemán, Wolfgang Schäuble calificó a los ex-directivos del Dresdner Bank de “sepultureros de la economía social de mercado” por dejar el banco con grandes indemnizaciones mientras que el de Economía, Karl Gütenberg apelaba a los directivos a que “renuncien a sus bonificaciones o las donen”. En Gran Bretaña, sir Fred Goodwin, del Royal Bank of Scotland, cobra una pensión anual de 777.000 euros a pesar de que ha recibido 20 billones de libras en ayudas públicas, lo que ha llevado al primer ministro, Gordon Brown a considerarla “injustificada e inaceptable” y a los laboristas “obscena y grotesca”. Malos tiempos pues para los banqueros de pasado oscuro y garbanzada negra.
Federico Utrera
Aunque las empresas y bancos con ayudas se niegan a facilitar datos, gracias a la Ley de Transparencia los tres profesores conocen al menos por qué cobran millonarios salarios: “retribución fija” por su “mera participación en el consejo”, independiente del “nivel de actividad” y de los “resultados”, “retribución variable”, “dietas” y “otras retribuciones” como “entrega directa de acciones, opciones sobre acciones (planes de retribución vinculados a la cotización de la acción), préstamos y anticipos, indemnizaciones, aportaciones a fondos y planes de pensiones, premios de jubilación, primas de seguros (vida, invalidez, enfermedad o responsabilidad civil), o los avales (constituidos como garantías de retribuciones futuras)”.
Los casos en España de finiquitos multimillonarios son abundantes, pero baste un ejemplo. El ex consejero de Economía, José Carlos Mauricio, denunció que Juan Francisco García, director general de la de la Caja Insular de Ahorros de Canarias, entidad de titularidad mixta (pública y privada), recibió “una indemnización” de 1,6 millones de euros, más 480.000 euros “por un fondo de pensiones interno de la caja” y otros 1,8 millones por otro fondo, “en este caso externo”, a pesar de que el entonces presidente del banco, Ángel Luis Sánchez Bolaños, reveló que el Banco de España descubrió un agujero de 46 millones de euros durante su mandato. En el resto de Europa también hay quejas. El ministro de Interior alemán, Wolfgang Schäuble calificó a los ex-directivos del Dresdner Bank de “sepultureros de la economía social de mercado” por dejar el banco con grandes indemnizaciones mientras que el de Economía, Karl Gütenberg apelaba a los directivos a que “renuncien a sus bonificaciones o las donen”. En Gran Bretaña, sir Fred Goodwin, del Royal Bank of Scotland, cobra una pensión anual de 777.000 euros a pesar de que ha recibido 20 billones de libras en ayudas públicas, lo que ha llevado al primer ministro, Gordon Brown a considerarla “injustificada e inaceptable” y a los laboristas “obscena y grotesca”. Malos tiempos pues para los banqueros de pasado oscuro y garbanzada negra.