Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Inocentadas

La propia Navidad es una inocentada y hoy, particularmente, conmemoramos una matanza cuya veracidad histórica resulta muchísimo más que improbable. Algunos diarios y emisoras muy de derechas o claramente cercanos al poder eclesiástico se han llevado los editoriales y las páginas de opinión a la cabeza a cuenta de un reciente informe del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) en el que se explica que la Navidad no tiene un origen cristiano (en realidad empezó a celebrarse como tal en el siglo IV de nuestra era), sino que es una apropiación por parte de la Iglesia de antiguos ritos y festividades paganas. La verdad es que no era necesario que el prestigioso organismo nos viniese a aclarar esas cuestiones, aunque se agradece que trate de desasnar al gentío. Cualquier persona con una cultura media está al tanto de la trayectoria histórica de estas fiestas que vienen desde Mitra y pasan por los tenderetes romanos en honor al Nacimiento del Sol Invicto. Que Jesús pudo nacer cualquier día del año –posiblemente en primavera- menos, precisamente, un 25 de diciembre también es cosa sabida. Pero, nadie se ha rasgado las vestiduras por ello y las buenas gentes aprovechan las fechas para hacerse regalos y desearse felicidad, como se hacía ya también en el antiguo imperio de los césares. Y cuando los españoles llegaron al Nuevo Mundo se asombraron muchísimo al comprobar que los habitantes de lo que ellos creyeron las Indias también organizaran festines especiales y danzas religiosas durante estos días. Los solsticios propician mucho los fiestorros en cualquier cultura y en cualquier lugar del planeta. Lo que critica alguna prensa –y algunas emisoras, ya digo- al CSIC es que haya hecho público este documento justamente cuando el país ha sido invadido por una ola de laicismo de la que les contaba aquí mismo hace unas columnas. Antes, a eso se le llamaba coger el rábano por las hojas, pero la expresión está en vías de extinguirse irremediablemente. El saber no ocupa lugar y conocer la historia no influirá para nada, supongo, en el espíritu navideño, en la fe y en los sentimientos de los buenos cristianos. Que echaran de menos, sin duda, las viejas inocentadas olvidadas mayoritariamente por los periódicos de hoy. A ver si eso va a ser cosa también del laicismo disolvente y de una conjura mediática contra las tradiciones navideñasÂ… Aunque lo fuera, no se preocupen del todo. El Gordo –que es la lotería más rácana del año- no desaparecerá. Pueden ustedes estar seguros de eso.

José H. Chela

La propia Navidad es una inocentada y hoy, particularmente, conmemoramos una matanza cuya veracidad histórica resulta muchísimo más que improbable. Algunos diarios y emisoras muy de derechas o claramente cercanos al poder eclesiástico se han llevado los editoriales y las páginas de opinión a la cabeza a cuenta de un reciente informe del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) en el que se explica que la Navidad no tiene un origen cristiano (en realidad empezó a celebrarse como tal en el siglo IV de nuestra era), sino que es una apropiación por parte de la Iglesia de antiguos ritos y festividades paganas. La verdad es que no era necesario que el prestigioso organismo nos viniese a aclarar esas cuestiones, aunque se agradece que trate de desasnar al gentío. Cualquier persona con una cultura media está al tanto de la trayectoria histórica de estas fiestas que vienen desde Mitra y pasan por los tenderetes romanos en honor al Nacimiento del Sol Invicto. Que Jesús pudo nacer cualquier día del año –posiblemente en primavera- menos, precisamente, un 25 de diciembre también es cosa sabida. Pero, nadie se ha rasgado las vestiduras por ello y las buenas gentes aprovechan las fechas para hacerse regalos y desearse felicidad, como se hacía ya también en el antiguo imperio de los césares. Y cuando los españoles llegaron al Nuevo Mundo se asombraron muchísimo al comprobar que los habitantes de lo que ellos creyeron las Indias también organizaran festines especiales y danzas religiosas durante estos días. Los solsticios propician mucho los fiestorros en cualquier cultura y en cualquier lugar del planeta. Lo que critica alguna prensa –y algunas emisoras, ya digo- al CSIC es que haya hecho público este documento justamente cuando el país ha sido invadido por una ola de laicismo de la que les contaba aquí mismo hace unas columnas. Antes, a eso se le llamaba coger el rábano por las hojas, pero la expresión está en vías de extinguirse irremediablemente. El saber no ocupa lugar y conocer la historia no influirá para nada, supongo, en el espíritu navideño, en la fe y en los sentimientos de los buenos cristianos. Que echaran de menos, sin duda, las viejas inocentadas olvidadas mayoritariamente por los periódicos de hoy. A ver si eso va a ser cosa también del laicismo disolvente y de una conjura mediática contra las tradiciones navideñasÂ… Aunque lo fuera, no se preocupen del todo. El Gordo –que es la lotería más rácana del año- no desaparecerá. Pueden ustedes estar seguros de eso.

José H. Chela