Espacio de opinión de Canarias Ahora
Más que inyección, supositorio por Guillermo Caamaño Brito
El problema viene cuando conoce uno el detalle de las medidas en cuestión. Y es que los 10.000 millones anunciados se componen de los 6.000 millones que costará al erario público la prometida rebaja tributaria de 400 euros, mientras que los 4.000 millones restantes los inyectará el Gobierno en la economía a través de medidas para facilitar la financiación de las Pymes y con avales para los bancos que extienden créditos para la compra de viviendas de protección oficial, entre otras acciones. Pero, como diría Jack el destripador, vayamos por partes.
La rebaja tributaria de 400 euros está concebida como una minoración en el importe de la retención de Hacienda. Luego, lo que se plantea la Administración no es “inyectar” sino “dejar de detraer”. Pero, claro está, no suena, ni se vende igual de cara a los electores una cosa que la otra. Un matiz importante a partir del cual puede uno cuestionarse por qué se limita el importe de la medida a 400 euros. O, yendo más allá, podría uno interpretar que al dejar el erario público de ingresar esos 6.000 millones, está dejando en manos de los ciudadanos unos recursos que, se asume, ellos sabrán asignar de una forma más eficiente y generando un efecto multiplicador en la economía mayor del que se obtendría si la asignación la hiciera la Administración.
Y por lo que se refiere a los 4.000 millones restantes, estamos ante una mera estimación (a buen seguro optimista). Por una parte, el uso que puedan hacer las Pymes de cualesquiera medidas destinadas a “facilitar” la financiación, dependerá en gran parte de las condiciones que se impongan para su disfrute. Así que habrá que esperar para ver la letra pequeña y, en función de ésta, valorar hasta qué punto esta medida estimula la inversión de la pequeña y mediana empresa (la más numerosa en nuestro tejido empresarial y la que con mayor ímpetu sufre las consecuencias de la recesión económica). Otro tanto podemos decir del otorgamiento de avales para la compra de VPOs.
A juicio del que suscribe, la “inyección” que se nos quiere vender, no es tal. Más bien quizás, teniendo en cuenta la forma en la subrepticiamente se nos intenta administrar, un supositorio.
* Guillermo Caamaño es Economista y Socio-Director de Exalia.
Guillermo Caamaño Brito*
El problema viene cuando conoce uno el detalle de las medidas en cuestión. Y es que los 10.000 millones anunciados se componen de los 6.000 millones que costará al erario público la prometida rebaja tributaria de 400 euros, mientras que los 4.000 millones restantes los inyectará el Gobierno en la economía a través de medidas para facilitar la financiación de las Pymes y con avales para los bancos que extienden créditos para la compra de viviendas de protección oficial, entre otras acciones. Pero, como diría Jack el destripador, vayamos por partes.
La rebaja tributaria de 400 euros está concebida como una minoración en el importe de la retención de Hacienda. Luego, lo que se plantea la Administración no es “inyectar” sino “dejar de detraer”. Pero, claro está, no suena, ni se vende igual de cara a los electores una cosa que la otra. Un matiz importante a partir del cual puede uno cuestionarse por qué se limita el importe de la medida a 400 euros. O, yendo más allá, podría uno interpretar que al dejar el erario público de ingresar esos 6.000 millones, está dejando en manos de los ciudadanos unos recursos que, se asume, ellos sabrán asignar de una forma más eficiente y generando un efecto multiplicador en la economía mayor del que se obtendría si la asignación la hiciera la Administración.