Espacio de opinión de Canarias Ahora
La Isla del gran atasco
Ostentamos el mérito de ser una de las provincias con el transporte público más caro, con el colectivo de taxistas más precarizado, con barrios urbanos abandonados a su suerte en lo que a movilidad se refiere y pequeñas localidades de nuestra escarpada orografía olvidadas en el ostracismo; todo este cúmulo de despropósitos hace que la solución última pase por el uso diario de nuestros coches particulares y para solventar este desaguisado, a continuación precios exorbitantes en los parkings “públicos” que regentan los amigos del poder isleño. En esta época del año, o vas a hacer las compras a primera hora o te recluyes en casa para que no te de un ataque de claustrofobia o de desesperación dentro del coche.
El tranvía, que los tinerfeños hemos asumido con resignación o con euforia según pase o no por tu casa, es un transporte lento, tarda más que las guaguas cuando no encontraran atascos. Desde TITSA vienen con la matraquilla de que el servicio no es “rentable”, por lo que se suprimen paradas, rutas o se reestructuran horarios sin contar con los usuarios; olvidando en todo momento sus regidores que se trata de un “transporte público”, un servicio al ciudadano; su obligación es hacernos la vida más fácil y llevarnos a nuestro destino lo más rápido, más barato y más cómodamente posible. Claro que la duplicidad ha provocado el caos y el déficit lo pagaremos de nuestros impuestos; mientras el proyecto de “microbuses” duerme en el olvido.
Los grandes tapones diarios de la zona de Añaza, de las entradas de Santa Cruz y La Laguna continúan igual, año tras año, día tras día, pese a las supuestas mejoras del viario; “a peor la mejoría”
A cualquier hora si vienes del sur -al entrar por el cementerio de la capital- no te queda otra que poner los cuatro intermitentes, unirte a la gran fila de coches que circulan lentamente por el arcén y esperar que no ocurra ninguna desgracia. Y es que la gestión de nuestro escaso territorio es tan lamentable que, somos los habitantes de estas islas los que más vehículos a motor tenemos en comparación con el resto de las regiones del país, con la consiguiente contaminación, el mayor gasto en combustibles y el atasco permanente. ¡Siempre los primeros en todo lo malo!
Lo solucionaremos con imaginación y con los pies en el suelo. Indudable que son necesarios los trenes en el norte y del sur, que estamos convencidos que resolverían la movilidad insular, pero estos dos vehículos podrían convertirse en obras interminables como los hospitales de ambos lados de la isla y es que las soluciones urgen, por lo que lo más eficaz y rápido pasa por unas guaguas -y su carril bus correspondiente- con una muy buena frecuencia, de manera que al usuario le resulte rentable dejar en casa el coche; unos taxis -que lo están pasando mal- compartidos que hagan que esos miles de trabajadores de un servicio necesario puedan llevar dignamente su profesión y que a la vez su uso no repercuta negativamente en nuestros bolsillos.
A más largo plazo sería del todo excelente apostar por la renovación de la flota móvil obsoleta con vehículos eléctricos, o mediante el uso del hidrógeno como combustible, nuestro medio ambiente nos lo agradecerá.
Solventar el déficit histórico de la movilidad pasa por la redacción de programas adaptados a los tiempos, que reduzcan drásticamente nuestra dependencia del vehículo privado.
Carmen Coello
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