Espacio de opinión de Canarias Ahora
Javier Doreste y el Megayates
Hoy día apenas se habla de El Refugio, sustituido por la expresión más moderna del istmo del puerto, que por entonces era refugio de cambulloneros que hacían su trabajo por el muelle de Sanapú. Según Pepe Ferrera Jiménez, este muelle debe su nombre a que por allí había un lazareto donde se curaban los enfermos infecciosos. Fueron los cambulloneros los que hicieron de El Refugio una zona muy conocida y popular. De allí partían en sus chalanas hasta los barcos ingleses fondeados en el puerto para hacer sus trueques. La actual calle Hierro, antiguamente Sancocho, era el lugar de reunión de las taifas más conocidas, como la del “Cambao” o la del “Lelilla”.
Según algunos expertos, incluido mi inolvidable compañero del Diario de Las Palmas, Pepe Ferrera Jiménez, la palabra “cambullón” procede de la expresión inglesa “come buy on”, que significa “¿puedo comprar arriba?”. Cuando subían al barco, los cambulloneros intercambiaban calados, cestas de mimbre, timples canarios, bordados, ron, puros, plátanos y canarios por relojes, cámaras de fotos, radios y medicamentos (entre ellos la penicilina, que tantas vidas salvó durante la posguerra española).
En mis años de principiante de periodista, sustituía a Pepe Ferrera Jiménez cuando cogía vacaciones o tenía días libres en su página El Puerto es lo primero del entrañable Diario de Las Palmas. Así conocí más a fondo el Puerto de La Luz y a cambulloneros como Octavio Barrera Moya, hermano de Cesáreo Barrera, que fue campeón de España de boxeo y olímpico en Roma, con el cual me unía una buena amistad.
Ahora El Refugio es un recuerdo al que ha sustituido el itsmo tan deseado por los depredadores urbanísticos. La primera barrabasada que se hizo fue el Centro Comercial El Muelle, a la que siguió el acuario. Ahora pretenden rematar al antiguo refugio de cambulloneros con un astillero de megayates. Por la fuerte oposición popular, nos salvamos del frente marítimo, proyectado por la entonces alcaldesa, Pepa Luzardo, que incluía una torre de negocios y varios rascacielos. Se evitó gracias a la conjunción de la respuesta popular, la actuación del Colegio de Arquitectos e incluso los Tribunales de la Unión Europea.
La Autoridad Portuaria se ha erigido actualmente en “autoridad inmobiliaria y urbanística” del Puerto de la Luz, por la dejación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y del concejal de Urbanismo, Javier Doreste, que ni está ni se le espera. Parece que los intereses privados están por encima de los generales. Antonio González Viéitez señala que “como era de suponer, con enorme potencia, surgió el conflicto de siempre entre los intereses generales y los particulares”. Exacto. González Viétez añade que “mientras la enredina de siempre de los intereses particulares actuaba enfoguetada por lo suculento de los posibles negocios en presencia”. Ahí justo está la empresa Rodritol, que tiene el proyecto del Astillero de Megayates en la recámara. El que no está presente es el Alcalde Augusto Hidalgo ni el que debería estar en primera línea, el concejal de Urbanismo Javier Doreste. El Ayuntamiento está dimitiendo de sus responsabilidades urbanísticas en la ciudad, para que prevalezca los intereses de la Autoridad Portuaria y de la empresa Rodritol.
Parafraseando de nuevo a González Viéitez “de esta manera lo que se viene imponiendo es el Valor de Cambio sobre el Valor de Uso. Como se sabe, el Valor de Cambio se refiere al resultado que puede obtenerse traficando con un bien, y se mide por el volumen de beneficios. Por su parte el Valor de Uso se refiere a la satisfacción que se obtiene del uso de un bien, y se mide por el grado de cohesión social que aporta”. Parece que el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, está más con el Valor de Cambio que con el Valor de Uso.
Hoy día apenas se habla de El Refugio, sustituido por la expresión más moderna del istmo del puerto, que por entonces era refugio de cambulloneros que hacían su trabajo por el muelle de Sanapú. Según Pepe Ferrera Jiménez, este muelle debe su nombre a que por allí había un lazareto donde se curaban los enfermos infecciosos. Fueron los cambulloneros los que hicieron de El Refugio una zona muy conocida y popular. De allí partían en sus chalanas hasta los barcos ingleses fondeados en el puerto para hacer sus trueques. La actual calle Hierro, antiguamente Sancocho, era el lugar de reunión de las taifas más conocidas, como la del “Cambao” o la del “Lelilla”.
Según algunos expertos, incluido mi inolvidable compañero del Diario de Las Palmas, Pepe Ferrera Jiménez, la palabra “cambullón” procede de la expresión inglesa “come buy on”, que significa “¿puedo comprar arriba?”. Cuando subían al barco, los cambulloneros intercambiaban calados, cestas de mimbre, timples canarios, bordados, ron, puros, plátanos y canarios por relojes, cámaras de fotos, radios y medicamentos (entre ellos la penicilina, que tantas vidas salvó durante la posguerra española).