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El juicio contra Sosa y Chavanel

Quiere esto decir que gracias a la denuncia de Soria, “Canarias Ahora” y “El Espejo Canario” han gozado de una notoriedad internacional impropia, pues aunque los dos profesionales que han sentado en el banquillo forman parte ya de la historia del periodismo canario por su dilatada experiencia, su ámbito de actuación restringido a Canarias les limitaba la popularidad fuera de nuestras fronteras. Gracias a Soria han roto también este obstáculo y el juicio, situación que les aseguro no es nada grata, les ha servido al menos para difundirse y promocionarse también en éste y otros continentes, lo cual deja en evidencia lo obsoleto que supone en el siglo XXI y en el mundo desarrollado seguir juzgando a alguien por delitos de opinión. Así las cosas, y a la espera del pronunciamiento del juez y de las distintas asociaciones profesionales de periodistas que están siguiendo desde Madrid, París, Londres y Bruselas tan extraño asunto, quiero mostrar con estas humildes líneas mi solidaridad con Sosa y Chavanel. Ya lo decía Larra en el siglo XIX: “el periodista se asemeja a las palmas en que mueren las compañeras empezando a morir una, así ha de servir para comer como para quemar, a guisa de piña; ha de oler a rosa para los altos, y a espliego para los bajos; ha de matar halagando como la hierba...”. Fina ironía que gracias a Soria, sirve también para que un archipiélago que aspira a la modernidad del nuevo siglo se vea anclado aún en los mismos atavismos que en los tiempos de Fígaro...

Federico Utrera

Quiere esto decir que gracias a la denuncia de Soria, “Canarias Ahora” y “El Espejo Canario” han gozado de una notoriedad internacional impropia, pues aunque los dos profesionales que han sentado en el banquillo forman parte ya de la historia del periodismo canario por su dilatada experiencia, su ámbito de actuación restringido a Canarias les limitaba la popularidad fuera de nuestras fronteras. Gracias a Soria han roto también este obstáculo y el juicio, situación que les aseguro no es nada grata, les ha servido al menos para difundirse y promocionarse también en éste y otros continentes, lo cual deja en evidencia lo obsoleto que supone en el siglo XXI y en el mundo desarrollado seguir juzgando a alguien por delitos de opinión. Así las cosas, y a la espera del pronunciamiento del juez y de las distintas asociaciones profesionales de periodistas que están siguiendo desde Madrid, París, Londres y Bruselas tan extraño asunto, quiero mostrar con estas humildes líneas mi solidaridad con Sosa y Chavanel. Ya lo decía Larra en el siglo XIX: “el periodista se asemeja a las palmas en que mueren las compañeras empezando a morir una, así ha de servir para comer como para quemar, a guisa de piña; ha de oler a rosa para los altos, y a espliego para los bajos; ha de matar halagando como la hierba...”. Fina ironía que gracias a Soria, sirve también para que un archipiélago que aspira a la modernidad del nuevo siglo se vea anclado aún en los mismos atavismos que en los tiempos de Fígaro...

Federico Utrera