Espacio de opinión de Canarias Ahora
Justicia bananera
-Organización y funcionamiento arbitrario y politizado.
-Aplicación de leyes y normas injustas.
-Resoluciones que no se cumplen.
-Defectuosa aplicación, por falta de preparación o por motivos ajenos a la justicia, sean personales, corporativos o políticos.
Hay más, pero estos son algunos de los modos en que se puede tener una justicia bananera. O ir de camino hacia ella.
Apartar de la carrera judicial a un magistrado por haber hecho lo que avalaba la fiscalía, el magistrado que le sustituyó y se ha hecho en muchos otros casos, antes y después, y se ha considerado perfectamente legal, acumulando varios procedimientos contra él, a cual más absurdo, hasta que condenado por el primero los demás no prosiguieron.
Actuaciones puntuales de otros magistrados que causan estupor y sonrojo, siendo incluso motivo de aparición en medios informativos por lo grotesco.
Reformas en justicia y proyectos de reforma del poder judicial que causan inconstitucional indefensión a muchos ciudadanos y que abocan a un funcionamiento sujeto al poder político y sus intereses.
Recientemente vemos el colofón. Contrariamente a como se ha resuelto en otros casos, en clara contradicción con las más elementales normas constitucionales y de sociedad avanzada, se nombra y se declara idóneo para presidir el tribunal que más prestigio y profesionalización jurídica debería tener a alguien con adscripción política clara y activa. Y que además, a través de muchos artículos y comentarios, ha demostrado una parcialidad política clara. Incluso para los asuntos en los que se ha solicitado recusación.
Tanto en el poder político como en el judicial hay muchísimas personas muy válidas, preparadas, que cumplen su función hacia los objetivos para los que han sido elegidos o seleccionados. Desgraciadamente, el pequeño sector de los ávidos de poder, los que buscan metas distintas al interés general y pervierten el sistema desde dentro sin escrúpulos y en beneficio propio son los que suelen hacerse con los puestos más relevantes. Y desde ahí, más daño hacen a todos.
Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. ¿Realmente queremos merecer este estado de cosas, en la política, en la justicia, en la sociedad? ¿No es hora de que, civilizadamente, caminemos hacia otro mejor, a proponer, sugerir, optar y actuar para no tener una clase política y jurídica que vive de espaldas a la ciudadanía, un sector económico que nos ve como herramientas en lugar de estar al servicio de las personas, un sistema político vulnerado y cosmético que pervierte la inexistente soberanía nacional, una Constitución obsoleta e ineficaz que impide el verdadero ejercicio de funciones al servicio de todos en lugar de garantizar el poder de unos pocos?
-Organización y funcionamiento arbitrario y politizado.
-Aplicación de leyes y normas injustas.