Espacio de opinión de Canarias Ahora
La marginalidad de El Día
La moción cabildicia ha encontrado detractores que apelan a la libertad de expresión sin saber de qué hablan; ni enterarse de que no se trata, bonito fuera, de prohibirle al periódico decir lo que le venga en gana ni de castigarlo por ello: se trata de que el Cabildo ejercite esa misma libertad en defensa de la dignidad de sus ciudadanos, de su derecho a no aguantar las vomitonas diarias del periódico y porque la campaña de El Día atenta también contra la economía grancanaria justo en estos momentos. Acusar a los grancanarios de estafadores que engañan a los turistas con una publicidad engañosa es grave además porque son escritos que circulan por Internet y que las agencias archivan. Manda huevos que se critique menos al periódico que a la iniciativa con que el Cabildo pretende enriquecer esos archivos con una segunda opinión.
Se alega la irrelevancia del responsable de esta campaña al que, dicen, no merece la pena hacer caso. Manda huevos, bis, porque El Día no es un panfleto underground y marginal. Es el periódico con mayor número de lectores de Canarias y buque insignia de un grupo mediático importante que goza, no casualmente, de los favores del Gobierno canario. Y su editor es un personaje ilustre de la sociedad tinerfeña a juzgar por la infinidad de reconocimientos y distinciones que acumula, por las calles rotuladas con su nombre y su condición de candidato del Cabildo al Premio Canarias de Comunicación por unanimidad de todos los partidos, psocialistas incluidos. Si eso no es implantación social no sé qué será.
Para mí, el Cabildo grancanario llega tarde. He constatado que la cosa ha calado en tinerfeños y canarios y que va a más. Sin ir más lejos, ahí tienen la tensión creciente cada año alrededor de los partidos de la UD Las Palmas y el Tenerife. Son acontecimientos que reúnen multitudes de una y otra isla entre extremadas y ya necesarias medidas policiales de seguridad. Si no debemos hacer caso, ustedes dirán.
La moción cabildicia ha encontrado detractores que apelan a la libertad de expresión sin saber de qué hablan; ni enterarse de que no se trata, bonito fuera, de prohibirle al periódico decir lo que le venga en gana ni de castigarlo por ello: se trata de que el Cabildo ejercite esa misma libertad en defensa de la dignidad de sus ciudadanos, de su derecho a no aguantar las vomitonas diarias del periódico y porque la campaña de El Día atenta también contra la economía grancanaria justo en estos momentos. Acusar a los grancanarios de estafadores que engañan a los turistas con una publicidad engañosa es grave además porque son escritos que circulan por Internet y que las agencias archivan. Manda huevos que se critique menos al periódico que a la iniciativa con que el Cabildo pretende enriquecer esos archivos con una segunda opinión.
Se alega la irrelevancia del responsable de esta campaña al que, dicen, no merece la pena hacer caso. Manda huevos, bis, porque El Día no es un panfleto underground y marginal. Es el periódico con mayor número de lectores de Canarias y buque insignia de un grupo mediático importante que goza, no casualmente, de los favores del Gobierno canario. Y su editor es un personaje ilustre de la sociedad tinerfeña a juzgar por la infinidad de reconocimientos y distinciones que acumula, por las calles rotuladas con su nombre y su condición de candidato del Cabildo al Premio Canarias de Comunicación por unanimidad de todos los partidos, psocialistas incluidos. Si eso no es implantación social no sé qué será.