Espacio de opinión de Canarias Ahora
Otra de mártires
Nada que objetar en principio pues cada cual es dueño de sus muertos y de sus ritos. Pero no resulta de recibo en una sociedad adulta y democrática que la Conferencia Episcopal Española (CEE) diga que pretende contribuir a la reconciliación de los españoles. Como si fuéramos idiotas para no advertir que su contribución es al enfrentamiento.
La Iglesia sigue ignorando, por ejemplo, a los religiosos que mató Franco. Todos somos hijos de Dios pero herederos de su gloria unos pocos. Lo que no quiere decir que no comprenda esa actitud de los obispos. Porque para tomar en consideración también a los religiosos víctimas del franquismo tendría la Iglesia que pedir primero perdón a los españoles por bendecir a los vencedores para que mataran en nombre de Dios. Por no hablar de su complicidad con un régimen criminal.
Hablar de reconciliación en estas circunstancias es un gesto de hipocresía. Como, para no ir demasiado lejos, la de monseñor Cañizares que ha invitado todo compungido a los fieles a rezar por el rey ante los ataques que viene sufriendo, con olvido de que la cadena de radio de la Iglesia destaca en ponerlo a parir en términos tan ofensivos que jamás se les ocurrirían a los republicanos más recalcitrantes.
Los obispos están contra la ley de Memoria Histórica que Zapatero, pusilánime como él solo, ha licuado hasta decir basta. Eso los ha envalentonado tanto que mientras descalifican la memoria ajena ponen en uso la suya que, como se ha visto, tiene grandes lagunas. Un obispo levantino, por ejemplo, se ha lanzado a convertir en templo memorial de los mártires una antigua fábrica a la que no ha respetado como pieza protegida del patrimonio industrial de la región. La Iglesia por encima de la ley. Con lo que nos hemos enterado, de paso, de que en Valencia están las mayores fosas comunes de Europa con más de 20.000 muertos antifranquistas.
No hablo, vuelvo a insistir, de religión sino de una Iglesia que utiliza su influjo sobre las conciencias. El problema es que cada vez son menos los que no se dan cuenta de cómo tratan de manipularlos. Deberían los obispos pronunciarse claramente en política. Todos sabemos con quienes están pero sería un gesto de decencia por su parte hacer que nadie se llame a engaño.
Nada que objetar en principio pues cada cual es dueño de sus muertos y de sus ritos. Pero no resulta de recibo en una sociedad adulta y democrática que la Conferencia Episcopal Española (CEE) diga que pretende contribuir a la reconciliación de los españoles. Como si fuéramos idiotas para no advertir que su contribución es al enfrentamiento.
La Iglesia sigue ignorando, por ejemplo, a los religiosos que mató Franco. Todos somos hijos de Dios pero herederos de su gloria unos pocos. Lo que no quiere decir que no comprenda esa actitud de los obispos. Porque para tomar en consideración también a los religiosos víctimas del franquismo tendría la Iglesia que pedir primero perdón a los españoles por bendecir a los vencedores para que mataran en nombre de Dios. Por no hablar de su complicidad con un régimen criminal.