Espacio de opinión de Canarias Ahora
Una mirada feminista al caso de Gloria Moreno
Gloria Moreno es la sargento jefa del destacamento del SEPRONA en Lanzarote, y la mayoría de las personas que la hemos conocido por alguna de sus actuaciones sabemos que ha desarrollado su trabajo de forma honesta y siguiendo el mandato constitucional de perseguir el delito y las irregularidades.
Su nombre se hizo popular en los medios de comunicación en 2015 cuando, en el estricto cumplimiento de su deber, acabó con veinte años de prácticas furtivas en el islote de Alegranza relacionadas con la matanza masiva de las pardelas protegidas que protagonizaban los banquetes de un puñado de hombres poderosos.
Pero también oímos hablar de ella cuando logró la primera condena de cárcel por maltrato animal para las dos personas que se atrevieron a golpear al pequeño King hasta casi matarlo. Y no menos célebre fue su incansable trabajo e investigación a la perrera municipal de Arrecife por supuestos maltratos, adopciones sin control y sacrificios masivos de más de 1.000 animales en los últimos años.
En la actualidad y en el desarrollo de su trabajo, Gloria Moreno soporta maltrato, acoso, persecución y ensañamiento, principalmente por identificar y denunciar al citado grupo de 19 hombres bien posicionados que en secreto mataban y comían pardelas en Alegranza, o por combatir el maltrato animal logrando llevar ante el tribunal a los culpables y conseguir condena carcelaria como hemos escrito.
Por estos trabajos, la sargento fue víctima de seis sospechosos expedientes disciplinarios, de los cuales tres ya fueron ganados por la sargento; y dos procedimientos judiciales, siendo uno de ellos archivado por demostrarse que se trataba de una denuncia falsa del veterinario de la perrera municipal de Arrecife, mientras que otro se halla pendiente de juicio oral.
Este se centra en poner en conocimiento del órgano superior la información recibida que dentro del SEPRONA existía un presunto chivato que informaba a quienes durante años han practicado matanzas de pardelas (y no por necesidad alimentaria como antaño) en Alegranza.
Por cumplir con su obligación de poner en conocimiento al órgano superior de esta información le piden seis años de cárcel. Las personas que no conocen a Gloria deben entender que la ofensa de la que es objeto es suficiente para que desista de trabajar en la Guardia Civil, o para que permanezca de baja médica durante años, tal y como lo hacen algunos de sus compañeros contribuidores de su actual situación.
Pero las personas que la conocemos sabemos que Gloria tiene interiorizado el alto nivel de machismo que impera en la Guardia Civil, y que además lo combate, que su perseverancia en trabajar en el SEPRONA es más resistente que la que exhiben sus mandos, y que la pasividad que muestran las administraciones que deben protegerla por realizar su trabajo de manera honesta y siguiendo el mandato constitucional, no hará que abandone sus propósitos.
En este punto parece obligado preguntarse a quiénes protegen unas instituciones que, lejos de personarse en los juzgados a su favor, escenifican su paraplejía no interviniendo en la causa. Lo que resulta curioso de todo esto, no es el papel que ha desempeñado el juzgado, la Guardia Civil, la Delegación del Gobierno de España en Canarias, el Ayuntamiento de Arrecife, el Cabildo Insular de Lanzarote, el Gobierno de Canarias, el Ministerio de Transición Ecológica, el de Interior o el de Igualdad y sus intentos de apartarla de su vocación, sino de lo débiles que resultan todos estos empeños para que, año y medio después, Gloria pueda seguir luchando contra los gigantes a los que le ha ganado tres de las cinco causas abiertas contra ella, mientras otras permanecen irremisiblemente sin concluir.
La fuerza de la sargento jefa Gloria Moreno se concentra en luchar contra las causas injustas, aunque entiende que a las personas responsables de la Guardia Civil, incluido el Ministro Fernando Grande-Marlaska, les resulte más fácil expedientarla y expulsarla del cuerpo si pudieran, antes que depurar y apartar del servicio a los cargos de mayor graduación que operan con altas dosis de impunidad, quienes se ponen de acuerdo sin hablarse y confabulan por separado bajo una misma sintonía en las causas contra Gloria, sin importarles la veracidad de los hechos.
En los orígenes, en el fondo, en la forma y en la superficie de las causas abiertas contra Gloria se encuentra el machismo perseverante con sus muestras de maltrato, acoso, persecución y ensañamiento. Los expedientes disciplinarios internos impulsados por el coronel Ricardo Arranz y el Capitán Germán García centrados en Gloria constituyen una materia altamente atractiva para estudiar el machismo en la administración militar y en otras administraciones públicas que no dudan en quedarse, ante el asesinato de una mujer, quietas y calladas un minuto, mientras las cámaras de televisión activadas muestran al mundo su estado de parálisis y mudez, circunstancias que les retrata.
Les propongo dirigir la mirada hacia estas causas, interesarse por este asunto que sucede en esta isla paraíso a la que anualmente vienen más de tres millones de personas atraídas por su belleza y con el propósito de permanecer en estado nirvana en esta Reserva de la Biosfera.
El objeto de esta propuesta es cuantificar el nivel de reconocimiento de hechos y situaciones de preponderancia masculina que somos capaces de advertir. Se trata de analizar los hechos, no los dichos, para evaluar la distancia que existe entre las leyes que pretenden igualar el tratamiento entre mujeres y hombres y los sucesos que vivimos, porque sin análisis no tomamos conciencia de que está sucediendo lo que ocurre: se practica y toleramos un alto nivel de machismo en los cuerpos y administraciones públicas, y se oculta por quienes lo promueven y por sus colegas, quienes cierran filas ante los sucesos. Es el machismo que empieza por la palabra y acaba en los hechos.
De poco sirven las leyes si no se vigila su cumplimiento, de nada le vale al PSOE los anuncios y nombramientos de mujeres para ocupar carteras ministeriales si luego no actúa con rapidez ante lo que resiste Gloria Moreno, porque lo único que demuestra este partido y tantos otros es la pose fotográfica mientras se siguen asesinando a mujeres por serlo y tolerando el acoso en los lugares de trabajo.
Imperceptibles fragmentos de pruebas potencialmente relevantes se encuentren en los expedientes de Gloria Moreno, como, por ejemplo, la relación entre algunas de las personas identificadas en la merienda de pardelas con alijos de drogas o también con la violencia machista.
Como respuesta a su trabajo, la sargento es el blanco de la tortura, de la negación de la importancia de su trabajo, ya que no pueden evadir su existencia. Pero a pesar de ello, Gloria es una mujer a la que le interesa más la justicia que la victoria y por ello no hace todo lo posible para olvidar lo que está viviendo, porque sabe que es importante recordar, porque la memoria le suma sabiduría.
Cuando todo esto transcurra resultará que Gloria será mucho más sabia y fuerte, y estará preparada para afrontar nuevos retos porque habrá derribado a varios gigantes de uniforme, a los que se atreven a pedir disculpas a otros porque ella ha hecho su buen trabajo.
La defiendo y le prendo medallas por su valor y resistencia, por vencer a hombres que con su ceguera e ignorancia contribuyen a la oscuridad de las mujeres de estas islas.
Gloria Moreno es la sargento jefa del destacamento del SEPRONA en Lanzarote, y la mayoría de las personas que la hemos conocido por alguna de sus actuaciones sabemos que ha desarrollado su trabajo de forma honesta y siguiendo el mandato constitucional de perseguir el delito y las irregularidades.
Su nombre se hizo popular en los medios de comunicación en 2015 cuando, en el estricto cumplimiento de su deber, acabó con veinte años de prácticas furtivas en el islote de Alegranza relacionadas con la matanza masiva de las pardelas protegidas que protagonizaban los banquetes de un puñado de hombres poderosos.