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El momento de la cultura

En estos días de confinamiento, hemos querido acompañar desde Casa África, a las familias programando un buen número de actividades virtuales que han tenido una magnífica acogida en el conjunto de la sociedad.

Algunas de las propuestas han sido en el ámbito cultural, algo que me satisface por múltiples razones. Primero, y permítanme la licencia personal, porque la puesta en marcha de iniciativas culturales me ha devuelto a 1979, cuando asumí, como un recién llegado a la actividad pública la coordinación del aula de cultura del Cabildo de Tenerife, que me ocupó durante ocho años y en la que me impregné de la importancia que tiene la actividad cultural para la convivencia y el desarrollo de la sociedad.

Ahí logré conectar con centenares de colectivos y personas, todas muy creativas, con muchas cosas que contar. Ahora, en Casa África me permite constatar lo mucho que nos interesa y despierta la curiosidad nuestro vecindario africano, del que tanto podemos aprender. La cultura la construyen personas y economías creativas, a quienes hay que apoyar especialmente en este tiempo tan complicado que estamos viviendo.

Una de las facetas del trabajo de Casa África es la diplomacia cultural, una parte de la diplomacia pública fundamental en las relaciones internacionales actuales, caracterizadas por los choques culturales, que debería constituir una herramienta decisiva no solo para transmitir la cultura y los valores nacionales, sino para escuchar lo que los creadores del resto del mundo nos están diciendo.

El principal papel de la diplomacia cultural es promover el diálogo transnacional entre culturas y naciones, en el que la sociedad civil desempeña un papel protagonista. No se trata de un tipo de diplomacia que sea del dominio exclusivo de los estados-nación. De hecho, en la actualidad, los actores no estatales (sociedad civil, ONG, universidades, académicos, etc.) desempeñan un papel protagonista en este ámbito.

Nuestras acciones culturales se encaminan a lograr un entendimiento entre personas, colectivos y países y también a conocernos mejor los unos a los otros, pero me parece fundamental, en la crisis que vivimos, subrayar que tenemos el compromiso de apoyar las economías creativas. Especialmente en este momento en el que el horizonte económico motivado por la pandemia del COVID-19 no es muy alentador.

En España, las industrias culturales y creativas suponen un 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB) y ascienden al 3,2% del mismo si se considera el conjunto de actividades económicas relacionadas con la propiedad intelectual. La promoción de las industrias culturales y creativas como herramienta de la marca país debería de ser una de las líneas prioritarias de nuestra acción exterior. Es una tarea que llama al esfuerzo coordinado entre las administraciones públicas, las empresas culturales y creativas y la sociedad civil a fin de poder gestionar los beneficios que la cultura genera tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Vale la pena recordar, además, que el acceso a la cultura es un derecho fundamental. Lo apuntaba este pasado domingo en un artículo en El País la vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Encarnación Roca, que afirmaba que los poderes públicos tienen la obligación de promover su acceso y tutelarlo, de modo que los ciudadanos puedan acceder a ella. Así, pues incluso en tiempos de crisis, en tiempos tan excepcionales como los que vivimos, en los que el esfuerzo sanitario pasa por delante de todo y ha conllevado el cierre temporal de la mayor parte de la oferta cultural de nuestro país, las instituciones públicas deben velar por mantener su apoyo a este sector. En nuestro caso, nuestra obligación es seguir acercando la cultura africana a nuestro país.

Siento una enorme alegría al constatar que un buen número de personalidades africanas están rompiendo los límites estereotípicos y geográficos para darse a conocer y asombrar al resto del mundo. Desde Lupita Nyong’o, keniata ganadora de un Óscar, a la congoleña Rachel Mwanza, que siendo niña vivió en la calle y es hoy la primera africana en recibir el Premio a la Mejor Actriz del Festival de Cine de Berlín, pasando por la cantante sudafricana Lira, que ha ganado el Multi-Platinum Award, o toda una variedad de jóvenes africanos que triunfan en la literatura como Ondjaki, Chimamanda Ngozi Adichie o NoViolet Bulawayo. Los artistas contemporáneos africanos están causando revuelo más allá de sus fronteras y haciéndonos la vida mucho más placentera y hermosa con lo que escriben, bailan, tocan, pintan, filman, fotografían o cantan.

Recientemente hemos facilitado, por ejemplo, en colaboración con el Festival de Cine Africano de Tarifa y la Universidad de Sevilla, que centenares de personas conocieran auténticas joyas del cine africano más reciente. Nuestra sede está temporalmente cerrada, pero pueden darse un paseo virtual, en forma de video, por la maravillosa exposición de fotografías del ghanés James Barnor, que dispone de un archivo único del momento inmediato y posterior del primer país que se independizó en el continente africano.

Otro buen ejemplo de proyecto de diplomacia cultural que apoya las industrias culturales y que nosotros practicamos es el que denominamos Vis a Vis, consistente en un Encuentro Profesional entre promotores culturales españoles y músicos africanos que tiene un doble objetivo: por un lado, garantizar una mayor presencia de música africana en los escenarios españoles gracias a la gira que realizan los grupos ganadores por los festivales participantes del programa y por otro, apoyar la industria cultural en África.

La idea principal del proyecto es la de habilitar un espacio de diálogo, creando un ambiente propicio para las negociaciones y promoviendo el encuentro entre empresarios, instituciones y organizaciones de la industria musical española que tienen interés en la música africana. Se da al artista africano la posibilidad de hacer llegar a sus interlocutores españoles sus ideas, creaciones y aspiraciones. El proyecto se ha llevado a cabo dos veces en Senegal y una vez en Cabo Verde, Sudáfrica, Etiopía, Tanzania, Costa de Marfil, Angola, Guinea Ecuatorial y Ghana. Este año se iba a llevar a cabo en Nairobi (Kenia), pero lamentablemente se ha tenido que cancelar hasta el próximo año como consecuencia de la crisis sanitaria que estamos padeciendo actualmente.

Creo firmemente que la cultura es un lenguaje que todos entendemos y que el crecimiento de las industrias culturales africanas es también nuestro crecimiento. Hemos visto a Germán López tocar con Nayaband o a Olga Cerpa cantar con Nancy Vieira. Hemos visto vibrar al público español con los grupos que hemos traído de diferentes países africanos, hemos visto la colaboración entre fotógrafos españoles como Héctor Mediavilla y el senegalés Mamadou Gomis, creando puentes entre nuestras realidades, generando economía y entendimiento, construyendo afinidades.

España y África tienen un potencial importante para trabajar conjuntamente y apoyar el fomento de las industrias culturales que beneficiará a ambas orillas y contribuirá a la generación de desarrollo en un momento en que debemos apoyarnos los unos a los otros para salir de esta nueva crisis.

En estos días de confinamiento, hemos querido acompañar desde Casa África, a las familias programando un buen número de actividades virtuales que han tenido una magnífica acogida en el conjunto de la sociedad.

Algunas de las propuestas han sido en el ámbito cultural, algo que me satisface por múltiples razones. Primero, y permítanme la licencia personal, porque la puesta en marcha de iniciativas culturales me ha devuelto a 1979, cuando asumí, como un recién llegado a la actividad pública la coordinación del aula de cultura del Cabildo de Tenerife, que me ocupó durante ocho años y en la que me impregné de la importancia que tiene la actividad cultural para la convivencia y el desarrollo de la sociedad.