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La mujer dentro del equipaje

Siempre nos ha tocado a lo largo de la Historia ir disimuladas dentro del equipaje del poder establecido. Los dueños de las sociedades se han encargado, principalmente por motivos religiosos, de culto o de supremacía sexista de: infravalorar del sexo femenino desde sus actos diarios, desde las escrituras civiles o religiosas y dejar a la mujer en un segundo plano como objeto decorativo y como instrumento de trabajo. Ser invisibles, pasar desapercibidas por la vida y trabajar duro, muy duro para atender a todos los quehaceres preestablecidos, ha resultado ser y sigue siendo el objetivo primordial establecido para la mayoría de las que habitamos el planeta.

No han constado en los papeles ni pintoras, ni astrónomas, ni científicas, ni escultoras ni? Y la que salía reflejada en algún documento era porque sus características superiores eran tan marcadas que llamaban la atención de una sociedad eminentemente masculina. Llegado nuestro tiempo y gracias a las políticas de igualdad que tanto nos han costado, la cosa comienza a derivar hacia la posibilidad de un auténtico reconocimiento de la valía femenina como ser humano efectivo, que realiza las mismas actividades que el varón y en múltiples ocasiones lo supera, pero siempre lo iguala. Claro que hablo así porque la sociedad en la que vivo es una sociedad privilegiada cotejada con muchísimas donde el 'objeto llamado mujer' pasa auténticos apuros para sobrevivir a diario.

Los avances en la sociedad española progresista e igualitaria son tantos que jamás imaginamos que llegarían, que en tan poco tiempo se pudieran conseguir cotas de igualdad impensables y pese a ello debemos viajar siempre con la guardia alta para evitar regresiones. El menosprecio permanente desde la derecha española a la existencia de un Ministerio de Igualdad, los ataques continuados al logro que ha supuesto para todas las españolas la 'Ley de Reproducción Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo' son algunas de las demostraciones más fehacientes

Queda mucho camino por recorrer en cuanto: a la equiparación salarial y la calidad del trabajo a ejercer, la a presencia de las mujeres en los altos cargos de las grandes empresas, a la conciliación entre trabajo-familia y un sinfín de flecos que hay que ir recortando, que aún perviven desde tiempos pretéritos; sin olvidar la gran lacra de la violencia de género que golpea sin piedad la vida de muchas mujeres.

Lo ideal sería que este ocho de marzo se celebrara el día de 'La Igualdad plena en el mundo'; significaría que la equidad absoluta estaría instalada en todas las sociedades pero como sabemos que es una entelequia, debemos seguir recordándolo tal como está instaurado en nuestros días.

Salir de dentro de esos equipajes es el objetivo primordial de todas las mujeres en la sociedad de este nuevo siglo. Deberemos caminar junto al hombre, al aire, sin restricciones, con el paso firme y sin olvidarnos de alentar y promocionar a aquellas que aún no han conseguido nuestras cotas de libertad e igualdad.

* Secretaria de Formación de los Socialistas de Santa Cruz de Tenerife

Carmen Coello*

Siempre nos ha tocado a lo largo de la Historia ir disimuladas dentro del equipaje del poder establecido. Los dueños de las sociedades se han encargado, principalmente por motivos religiosos, de culto o de supremacía sexista de: infravalorar del sexo femenino desde sus actos diarios, desde las escrituras civiles o religiosas y dejar a la mujer en un segundo plano como objeto decorativo y como instrumento de trabajo. Ser invisibles, pasar desapercibidas por la vida y trabajar duro, muy duro para atender a todos los quehaceres preestablecidos, ha resultado ser y sigue siendo el objetivo primordial establecido para la mayoría de las que habitamos el planeta.

No han constado en los papeles ni pintoras, ni astrónomas, ni científicas, ni escultoras ni? Y la que salía reflejada en algún documento era porque sus características superiores eran tan marcadas que llamaban la atención de una sociedad eminentemente masculina. Llegado nuestro tiempo y gracias a las políticas de igualdad que tanto nos han costado, la cosa comienza a derivar hacia la posibilidad de un auténtico reconocimiento de la valía femenina como ser humano efectivo, que realiza las mismas actividades que el varón y en múltiples ocasiones lo supera, pero siempre lo iguala. Claro que hablo así porque la sociedad en la que vivo es una sociedad privilegiada cotejada con muchísimas donde el 'objeto llamado mujer' pasa auténticos apuros para sobrevivir a diario.