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Nacionalistas sin rastas

Ana Oramas no lo dice explícitamente como Celia Villalobos, pero en el fondo también le molestan las rastas del diputado tinerfeño Alberto Rodríguez por si son nido de pájaros de mal agüero y de piojos verdes. Algunos en CC desprecian de palabra a los de Podemos más por la forma que por el fondo. Cierta derecha tiene una manera clasista de referirse a cierta izquierda por sus atuendos más que por sus ideas, aunque también.

Cuando los argumentos no bastan para debatir políticamente, lo fácil es tirar por la tangente y confundir el culo con las témporas. La única representante de CC en el Congreso, al contrario que otros correligionarios, no quiere saber nada de Podemos, ni siquiera en el caso de que los morados puedan echar una mano en Madrid al REF y al RIC.

La diputada chicharrera parece que tiene prejuicios, más propios de la insularista ATI de tiempos remotos que de un partido nacionalista actual y moderno. La principal excusa para rechazar a Rodríguez e Iglesias es que CC no comparte el modelo de Estado de Podemos.

Qué curioso: un partido nacionalista que comparte más el modelo de Estado de PP, PSOE y Ciudadanos que el de una formación que da voz y voto a los nacionalistas de todos los pueblos de España, desde Cataluña a Canarias, a través de consultas electorales, que es lo que mejor define a una democracia bien asentada. Que diga Oramas en qué más no coincide con Podemos, si en la redistribución de la riqueza o en el rechazo a los desahucios.

Quizá Oramas prefiere llenarse la boca de Canarias como el PP, PSOE o Ciudadanos lo hacen con España, con la palabra, no tanto con los españoles que no son de su cuerda, aunque sigan siendo igualmente compatriotas. Pero aquí hay compatriotas de primera y de segunda. Por eso el trío de San Jerónimo colocó a Podemos en el gallinero mientras acusaba a Iglesias de armar un follón por una chorrada. Tal chorrada no será si ninguno de ellos ha sido capaz de ceder su asiento a Bescansa para irse a la última fila.

Y luego tienen la osadía de afirmar que Podemos quiere romper España por permitir que los catalanes voten libremente en una consulta. Aquí los que rompen España son ellos. Exactamente igual que a Rocío Jurado se le rompió el amor de tanto usarlo.

Ana Oramas no lo dice explícitamente como Celia Villalobos, pero en el fondo también le molestan las rastas del diputado tinerfeño Alberto Rodríguez por si son nido de pájaros de mal agüero y de piojos verdes. Algunos en CC desprecian de palabra a los de Podemos más por la forma que por el fondo. Cierta derecha tiene una manera clasista de referirse a cierta izquierda por sus atuendos más que por sus ideas, aunque también.

Cuando los argumentos no bastan para debatir políticamente, lo fácil es tirar por la tangente y confundir el culo con las témporas. La única representante de CC en el Congreso, al contrario que otros correligionarios, no quiere saber nada de Podemos, ni siquiera en el caso de que los morados puedan echar una mano en Madrid al REF y al RIC.