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La necesaria actualización del autoconsumo

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Desde el 9 al 23 de octubre se llevó a cabo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la consulta pública previa del proyecto de Real Decreto por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica. Efectivamente, el Real Decreto-ley 15/2018, de 5 de octubre, de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores, supuso un cambio profundo en la regulación del autoconsumo en España con el fin de que los consumidores, productores, y la sociedad en su conjunto, pudieran beneficiarse de las ventajas que puede acarrear esta actividad. De igual manera, el Real Decreto 244/2019, de 5 de abril, concretó las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica, conformando un marco normativo que ha permitido un despliegue significativo del autoconsumo, llegando a más de 7 GW de potencia acumulada a finales de 2023 en toda España, según estimaciones del sector. Posteriormente sucesivas regulaciones de diferente calado fueran incorporando actualizaciones y diversas mejoras y puntualizaciones que han contribuido a un desarrollo muy importante de esta modalidad.

Sin embargo, después de cinco años, se han puesto de manifiesto una serie de deficiencias que convendría subsanar para que esta poderosísima herramienta para luchar contra el calentamiento global, no se estanque y continúe con un desarrollo adecuado. En esta línea habría que tener en cuenta cuestiones tales como:

  • Potenciar y reglar el almacenamiento distribuido. Reglar el uso de baterías no asociadas a autoconsumos de manera que el almacenamiento mediante estos medios se pueda generalizar.
  • Crear la figura del administrador del autoconsumo. Sería el responsable de administrar las altas, bajas y modificaciones en los autoconsumos colectivos, facilitando y agilizando los trámites administrativos.
  • Simbiosis entre autoconsumo individual y colectivo. Esta modalidad permitiría a un usuario colectivizar solo sus excedentes sin necesidad de hacerlo con toda la producción.
  • Normalizar y potenciar las baterías virtuales. Esta posibilidad permite al usuario de autoconsumo optimizar el rendimiento de su instalación, pudiendo ampliar el tiempo de compensación e incluso extenderlo a otras propiedades. Esta herramienta amplificada para el autoconsumo colectivo daría mucho juego a los usuarios potenciales.

Estas y otras mejoras redundaran en que haya más usuarios que se acerquen al autoconsumo de una manera más importante y que sin ser la solución definitiva para nuestro sistema eléctrico descarbonizado, si representará una gran ayuda.

Para hacernos una idea del potencial del que hablamos, el Instituto Tecnológico de Canarias cifro en 414 MW la potencia de autoconsumo instalable en la isla de Gran Canaria. Viendo este dato, se podría pensar que en una isla cuya punta es del entorno de 500 MW, prácticamente con autoconsumo se podría dar suministro eléctrico a sus ciudadanos. Pero la realidad está muy lejos de esta aseveración, porque a parte de cumplir la premisa de cubrir la punta de demanda, también es necesario cubrir la demanda anual de energía y esta, en el caso de Gran Canaria, es de unos 3.500.000 MWh. Si tenemos en cuenta que el factor de capacidad de las instalaciones fotovoltaicas es tan solo de un 20%, nos quedará que con los 414 MW podremos producir:

Energía = 414 MW x 24 horas x 365 días x 0,2 = 725.328 MWh

Es decir, podremos cubrir alrededor de un 20% de las necesidades eléctricas de la isla.

Así con todo el autoconsumo representa, con diferencia, la manera más práctica de involucrar a la ciudadanía con la necesidad de descarbonizar la economía, porque aparte de estar llevando a cabo una tarea crucial para la salud del planeta, permite rebajar considerablemente la factura de la luz, con una inversión fácilmente recuperable, por la misma dinámica de su funcionamiento y por las subvenciones que las diferentes administraciones otorgan a los que se embarcan en esta aventura de generar electricidad, de una manera ecológica, barata y eficiente, que libera al usuario de muchas servidumbres.

Para hacernos una idea, una electrificación media de un hogar con 5.000 watios y un consumo cercano a los 20 KWh, necesitaría en material aproximadamente una inversión de unos 8.000 euros. Si a esto le sumamos la contratación de una batería virtual, que nos permite poder utilizar el valor de los excedentes para compensar la energía consumida cuando los paneles no aportan suficiente cantidad de energía, podemos alcanzar facturaciones de cero euros o muy cercanas a este valor. Si además añadimos la posibilidad de poder descontar estos excedentes de otras viviendas del mismo titular, nos encontramos con unos ahorros verdaderamente importantes que, sumados a las subvenciones ya comentadas, nos podemos encontrar con amortizaciones muy cortas del orden de 4 o 5 años, frente a los 25 de vida media que tendrá la instalación. 

Si las reformas que se plantean para el nuevo real decreto van en la línea comentada, no nos cabe la menor duda de que el autoconsumo individual y colectivo recibirá el espaldarazo definitivo que todos queremos, pero lo que es más importante, que todos necesitamos.

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