¿La Obesidad, un problema social en Canarias?
Desde hace algún tiempo la obesidad en Canarias se ha considerado como un problema social y sanitario de primer orden, y que tiene, además, un gran impacto en diversas enfermedades crónicas, entre ella, la diabetes tipo 2. Dicho impacto está afectando al gasto público, ya sea a través de ingresos hospitalarios producidos por esas causas o por el gran consumo de medicamentos que lleva consigo.
A pesar de los planes que se han llevado a cabo desde diferentes épocas para el control de la obesidad, tanto por instituciones públicas como privadas, no se logra controlar la situación encontrándonos hoy en día que Canarias está entre las comunidades de mayores tasas de obesidad en los adultos, del estado español.
Las cifras de obesidad Canarias (), se situaron en 2004, en 16.6%, y en 2021, en 19.0%. En hombres, esta cifra fue de 16,5% (2004) y en 19,4% (2021); en la mujer, 16,6% y 20.2%, respectivamente (). Si desglosáramos estos datos por las diferentes comarcas canarias de los años 2004 y 2021, observaremos (tabla 1):
En primer lugar, debe destacarse que la obesidad alcanzó a 375.000 personas en las Islas Canarias (19.6% de la población adulta del año 2021). Se puede observar cómo casi todas las comarcas aumentan el porcentaje de obesidad en el periodo 2004-2021, exceptuando las comarcas de Gran Canaria-Sur y Tenerife Metropolitana, aunque en algunas de ellas, se alcanzan cifras por encima del 20% en la población adulta. Entre ellas la más destacable la comarca de la Gomera y la de La Palma. No obstante, hay que tener en cuenta que en la ejecución de la encuesta de salud 2021, existía una pandemia de Coranovirus (Covid-19) en todas las islas que impidió a muchas familias una movilidad relativamente normal.
Para controlar la obesidad se han puesto en marcha diversas aportaciones desde el sistema sanitario como control del peso y/o ingesta alimentaria individual y quirúrgicas con reducción de estómago, además de medidas más colectivas desde la actividad física a otras con resultados eficaces, aunque poco evaluados. Sin embargo, el problema de la obesidad en Canarias no termina de controlarse. Según datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad el 80% de los intentos de dieta fracasan (El País 16/09/2023). En este sentido, deberían implementarse programas de salud alimentaria, de concientización y formación, destinados a la población general. Mas aún, las propias empresas comercializadoras de alimentos deberían responsabilizarse en mayor medida de los productos que se ponen a la venta, con especial atención a los que provocan mayor obesidad, y sus derivaciones patológicas. Debido al enorme coste social de estas enfermedades, muchos países occidentales y corporaciones privadas alimentarias controlan y limitan el consumo de alimentos insanos.
Algunos investigadores de Reino Unido (Pickett & Wilkinson, 2005) o en EEUU, han integrado otro criterio de inclusión, de carácter más social, para abordar el control de la obesidad. Se ha demostrado que existe relación entre los niveles de desigualdad económica y el aumento de peso abdominal en hombres y mayor índice de masa corporal, tanto en hombres como en mujeres. A modo de información complementaria se ha incorporado en la última columna de la tabla, el porcentaje de personas de bajos ingresos (menos de 750 euros al mes) para cada comarca. Hay una influencia considerable entre la proporción de obesos y la proporción de personas de bajos ingresos en Canarias. Así lo expresa el coeficiente de correlación entre ambas variables, y no solo eso, otras señales nos indican que la obesidad es un problema social en Canarias: el colectivo de mujeres, de por sí más empobrecidas que los hombres, muestran mayores cifras de obesidad; las personas con menor nivel de estudio también tienen más probabilidad de ser obesas; y los pensionistas alcanzan índices de obesidad muy altos. En definitiva, las tendencias futuras de control de la obesidad deberían incluir estas estrategias básicas para disminuir la obesidad en Canarias.
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