Tres objeciones a estas elecciones

La primera es que viviendo en un sistema parlamentario y no presidencial, toda la propaganda del sistema se dedica de manera militante en presentar estas elecciones como un duelo a dos entre Zapataro y Rajoy, entre el PP y el PSOE, cuando lo que se eligen son 350 diputados y 259 senadores de los que saldrá un presidente de gobierno pero el tal presidente puede ser hasta un buen señor/a del Grupo mixto.

¿En qué basan ustedes estas críticas? nos preguntaron. En el fraude que supone que los medios públicos solo organicen debates entre los dos grandes partidos del estado dando a entender que los demás no cuentan para nada cuando si ninguno de los dos tiene mayoría, será el momento de acordarse de los partidos llamados periféricos, nacionalistas o minoritarios. ¿Y quiénes son estos señores de los que no conocemos nada porque estábamos centrados en los dos?. Pues eso. Lo anotaron y nos dieron la razón.

En segundo lugar criticamos el encasillamiento de los debates. Tanto el Partido socialista como el popular pueden hablar de todo y desgranar día a día su programa en todos los campos de la actividad humana. Infraestructuras, educación, sanidad, medio ambiente, economía etcétera pero nosotros solo podemos hablar de como se acaba con ETA, que está muy bien, pero nuestra oferta es total y global y dentro de esa oferta queremos se nos mida por lo que hacemos nosotros en Madrid para Euzkadi, con lo que hace por ejemplo el PSOE o el PP y el trabajo que le dedican sus diputados y senadores a la acción parlamentaria. Hay por ejemplo un diputado del PSOE al que los periodistas de las Cortes Generales le dan en Madrid todos los años el premio al diputado desconocido, porque no interviene nunca y lo que hace es votar lo que le dicen sus jefes. Y hay parlamentarios del PP que viven en Madrid y solo vienen a Euzkadi en campañas electorales.

Y en tercer lugar denunciamos el sistema de voto por correo. Sabemos que el censo no está actualizado y que en este sistema se van muchos votos a los grandes partidos. Nosotros, así como también el Bloque y CIU, proponemos el voto por urna en el consulado para los residentes ausentes. Y que esto pueda comprobarse.

Anotaron nuestras tres quejas y nos dijeron que eran muy interesantes. No sabemos que harán con ellas, pero ahí quedan.

Y es una pena pues una sociedad madura tiene derecho a conocer por qué y para qué quieren ganar los que concurren a unas elecciones. Quieren conocer sus propuestas sobre los problemas del ciudadano y lo que éste detecta que no funciona. Quieren y en todo caso tienen derecho a un discurso en clave positiva de futuro, de ilusión, de esperanza. Tienen derecho a conocer para que servirá su voto y que se va a hacer con él.

Quedan pocos días para explicarlo. Para justificar el porque se pide la confianza. De qué servirá ganar. Ganar ¿para qué?. Esa es la gran cuestión. Ganar para una mayoría absoluta en Madrid y machacar al adversario. Ganar para influir. Ganar para apostar por la convivencia o para la diaria confrontación. Ganar para solucionar y abordar los problemas o para enconarlos.

Y es que de eso se trata. De saber para qué los partidos quieren ganar.

Iñaki Anasagasti

La primera es que viviendo en un sistema parlamentario y no presidencial, toda la propaganda del sistema se dedica de manera militante en presentar estas elecciones como un duelo a dos entre Zapataro y Rajoy, entre el PP y el PSOE, cuando lo que se eligen son 350 diputados y 259 senadores de los que saldrá un presidente de gobierno pero el tal presidente puede ser hasta un buen señor/a del Grupo mixto.

¿En qué basan ustedes estas críticas? nos preguntaron. En el fraude que supone que los medios públicos solo organicen debates entre los dos grandes partidos del estado dando a entender que los demás no cuentan para nada cuando si ninguno de los dos tiene mayoría, será el momento de acordarse de los partidos llamados periféricos, nacionalistas o minoritarios. ¿Y quiénes son estos señores de los que no conocemos nada porque estábamos centrados en los dos?. Pues eso. Lo anotaron y nos dieron la razón.