La situación en que se encuentra España y el mundo entero es inédita y difícilmente controlable; entre la Pandemia, la crisis económica y el cambio del modelo industrial al “digital” o como se acabe por llamar esta etapa tecnológicamente acelerada de la Humanidad que los jinetes del Apocalipsis acompañan. En los libros sagrados de los primeros tiempos cristianos que anunciaban los tiempos últimos de la Humanidad se habla de cuatro caballos de cuatro colores con diversos jinetes: el rojo anunciando la gran Guerra devastadora; el blanco opuesto al Anticristo que domina la Tierra; el negro galopado por el Hambre; y el amarillo que trae la Muerte galopante.
Esos jinetes siguen galopando sobre nuestro planeta, aunque afortunadamente no todos lo hacen por Europa. Bueno, no lo hacen como en Africa, Asia o America, pero tenemos podencos que si no galopan no dejan de ser menos siniestros: el paro, la miseria económica, la mutante Corona del virus, etc.
El podenco madrileño que tripula la señora Ayuso trata de acelerar el paso anticipando unas elecciones que cree le serán favorables, mientras se suceden peleas de gallinero entre gallitos voxianos, de gatas ciudadanas y de desencanto multitudinario mientras se juega a la descalificación e incluso a la calumnia.
La señora Ayuso que no descansa, ni en paz ni en discursos rabiosamente “patriotizantes”, nos anuncia que tales elecciones tratan de impedir que “Madrid dependa de los intereses de cuatro” (quizás se refiera a los 4 del Apocalipsis) y que “Madrid decida en Libertad” (aquí me permito recordar que ayer estábamos bajo el dominio una “dictadura socialcomunista”) pero ella nos recuerda, valerosamente, que Madrid está por encima de los intereses del Comunismo que acosa a nuestro pueblo. Y es el turno, son palabras ayusianas, de elegir : “O Comunismo, o Libertad”.
Casado, que todavía no se ha divorciado de la Ayuso pro-voxiana y anti-centrista, le sigue la corriente sintiendo que se lo comen por las patas y aunándose a una campaña que impida que España se convierta en una República venezolana chavista. Hay una táctica similar a la de Trump, para quien el “negro” Obama había impuesto medidas “comunistas” como el intento de Seguridad Social a la europea, política “comunista” que ha parecido triunfar con Biden para desgracia de los pobres norteamericanos.
Afortunadamente aún quedan en España bastiones del anticomunismo heredado del genial Caudillo, conocido -por cierto- en los tugurios madrileños como “el enano del Pardo”.
Y en esta lucha “a vida o muerte” por el porvenir de Madrid y de España, Pablo Iglesias renuncia a ser Vicepresidente y desciende a la arena del duelo madrileño, todo eso pese a “agarrarse al Poder” como denunciaban los del Partido Popular, VOX y C´s.
Uno, ciudadano sin galones ni conocimientos de las actuales prognosis estadísticas, no sabe si esa renuncia a la Vicepresidencia de España es un acto de valentía ya que supone, políticamente, riesgos personales en una situación inestable como la actual o un acto desesperado que garantice el futuro de UnidasPodemos con una mujer al frente como Yolanda Díaz y que dispute a las derechas los destinos de las barriadas populares madrileñas y de las masas desheredadas que, eso dicen las izquierdas, fueron víctimas de una política antigubernamental ayusiana que trajo desamparo sanitario y elevado número de muertes especialmente entre los sectores más necesitados.
Lo que se puede observar es que en las filas de las tres derechas ha habido quiebras porque 3 de Ciudadanos votaron contra la política de corrupción de un jerifalte del PP en Murcia, alegando que se deben a los votantes y no a acuerdos que garantizaban la continuidad de la arbitrariedad y la corrupción.
Al mismo tiempo, Iglesias desciende de la Vicepresidencia con un canto unitario con Más Madrid y el PSOE, es decir, con una música distinta a la que precedió a las elecciones madrileñas que, por la división izquierdista, dio el triunfo a la Derecha impura pero dura, impura por la multiplicidad de organizaciones, pero dura por su frontal ataque a las políticas del Gobierno de coalición progresista.
Los dados ruedan sin parar y no nos queda más que desear que triunfe la parte que garantice la Libertad y a buen entendedor pocas palabras bastan. Y en eso casi coincidimos, con perdón, con la Ayuso : la última palabra la tienen los madrileños.