Espacio de opinión de Canarias Ahora
Palestina: ¿guerra civil o independencia a plazos?
Hace veinte años, cuando en los territorios ocupados por Israel se registraron los primeros combates entre las milicias de Al Fatah y los embrionarios grupos armados del movimiento islámico Hamas, los occidentales se apresuraron en vaticinar el inminente comienzo de una guerra civil. Sin embargo, la sociedad palestina permaneció unida durante cuatro lustros, tratando de centrar sus esfuerzos en la solución viable al único problema que cohesionaba al pueblo: el final de la ocupación militar hebrea.Pero el deterioro paulatino de las condiciones de vida en Cisjordania y Gaza, la inoperancia de las instituciones creadas tras la firma de los Acuerdos de Oslo y las acusaciones de corrupción formuladas contra los altos cargos de la ANP, llevaron a la desintegración de las estructuras controladas por Al Fatah y, consecuentemente, a la victoria electoral de Hamas. El bloqueo financiero impuesto por Occidente a petición expresa de los Estados Unidos no logró doblegar a quienes confiaban en que los gobiernos del primer mundo respetarían la voluntad popular. La temible guerra civil entre palestinos empezó a gestarse en febrero de 2006, cuando los israelíes llegaron a la conclusión de que no se podía derrocar al islamista Haniyeh mediante un golpe de palacio. A finales de diciembre, Tel Aviv anunciaba una importante entrega de armas a la ANP. A su vez, los Estados Unidos asignaban 83 millones de dólares para la creación de un cuerpo de seguridad destinado a proteger a Mahmud Abbas. Israel y su incondicional aliado transatlántico parecían empeñados en acentuar el caos en los territorios, donde las facciones armadas de la OLP y de Hamas volvieron a enfrentarse en Gaza. ¿De qué hoja de ruta nos están hablando?* Escritor y periodista, miembro del Grupo de Estudios Mediterráneos de la Universidad de La Sorbona (París) Adrián Mac Liman *
Hace veinte años, cuando en los territorios ocupados por Israel se registraron los primeros combates entre las milicias de Al Fatah y los embrionarios grupos armados del movimiento islámico Hamas, los occidentales se apresuraron en vaticinar el inminente comienzo de una guerra civil. Sin embargo, la sociedad palestina permaneció unida durante cuatro lustros, tratando de centrar sus esfuerzos en la solución viable al único problema que cohesionaba al pueblo: el final de la ocupación militar hebrea.Pero el deterioro paulatino de las condiciones de vida en Cisjordania y Gaza, la inoperancia de las instituciones creadas tras la firma de los Acuerdos de Oslo y las acusaciones de corrupción formuladas contra los altos cargos de la ANP, llevaron a la desintegración de las estructuras controladas por Al Fatah y, consecuentemente, a la victoria electoral de Hamas. El bloqueo financiero impuesto por Occidente a petición expresa de los Estados Unidos no logró doblegar a quienes confiaban en que los gobiernos del primer mundo respetarían la voluntad popular. La temible guerra civil entre palestinos empezó a gestarse en febrero de 2006, cuando los israelíes llegaron a la conclusión de que no se podía derrocar al islamista Haniyeh mediante un golpe de palacio. A finales de diciembre, Tel Aviv anunciaba una importante entrega de armas a la ANP. A su vez, los Estados Unidos asignaban 83 millones de dólares para la creación de un cuerpo de seguridad destinado a proteger a Mahmud Abbas. Israel y su incondicional aliado transatlántico parecían empeñados en acentuar el caos en los territorios, donde las facciones armadas de la OLP y de Hamas volvieron a enfrentarse en Gaza. ¿De qué hoja de ruta nos están hablando?* Escritor y periodista, miembro del Grupo de Estudios Mediterráneos de la Universidad de La Sorbona (París) Adrián Mac Liman *