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La pandemia de la derecha española y canaria

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La pandemia de la derecha española y canaria se agudiza incluso con el ferragosto que estamos atravesando con panza de burro en Las Palmas de Gran Canaria y mucho sol en el sur. Por los madriles las cuasicosas andan asirocadas gracias a Isabel Díaz Ayuso, que anda como una loca sin mascarilla por Lavapiés y La Latina, buscando votos populares y chillando frenética ¡esto es libertad, viva el gintonic y la cerveza! Por su parte Pablo Casado, acojonado porque Díaz Ayuso le disputa el liderazgo del PP por la derecha, y Abascal el liderazgo de la oposición por la extrema derecha, ha decidido extremarse en sus insultos a Pedro Sánchez, que empezó hace tiempo diciéndole que “prefiere las manos manchadas de sangre a manos manchadas de blanco”, y ha continuado acusándole de participar en un golpe de estado a favor de Catalunya sin enterarse que sin armas no hay un golpe de estado, si acaso un golpe judicial y mediático como el perpetrado contra Lula Da Silva en Brasil. Pero los insultos de Pablo Casado se han endurecido, y desde felón, traidor, irresponsable, desleal, incapaz, mentiroso compulsivo, ilegítimo, mala persona, colaborador con ETA y los independentistas catalanes, son los epítetos más cariñosos que un día sí y otro también ha dedicado Casado a Sánchez. En otros temas, como el divorcio, el aborto, los homosexuales, la homofobia, la eutanasia, el líder del Partido Popular sigue anclado en el siglo XIX y que salga el sol por Antequera. La cuestión es emular a Abascal, que puede comerle la tostada por la derecha extrema.

De la pandemia de Vox poco quiero recordar, porque lo de Santiago Abascal no resiste ni una filípica bien dicha. No ha dado un palo al agua en su vida desde que con 21 años fue concejal de Llodio (Álava) por el Partido Popular, y  apoyado e impulsado en su juventud por la extrema derecha del País Vasco dominada por Mayor Oreja y María San Gil. A partir de ahí, y aunque ha estado y está contra las autonomías, fue diputado por el PP en el Parlamento Vasco cobrando un buen  sueldo, y tras su salto a Madrid, José María Aznar y Esperanza Aguirre lo protegieron y lo ascendieron, llegando a estar en una empresa fantasma que le facilitó Esperanza Aguirre y en donde no hacía nada pero cobraba 82.500 euros anuales.  En su fase actual versión 2021 anda recriminando a Sánchez que está atacando al Rey Felipe Borbón (sic), y que la República fue un régimen criminal que llevó a España a la guerra civil, y poco menos afirmó que Franco fue un gran estadista y un gran español, tales y cuales. No hace sino repetir además que “sentaré a Pedro Sánchez y a todos los miembros del Gobierno, a los comunistas de Podemos, en el banquillo”. Menos mal que no dijo que los fusilaría a todos, pero a veces lo da a entender, que para eso lleva siempre pistola, y le dicen “Abascal el pistolero”. Me he extendido mucho con Vox, y no vale la pena, porque estoy convencido que sufrirán un “pinchazo” más pronto que tarde. No hay que olvidar los eclipses políticos de Rosa Diéz y Albert Rivera en un pis pas.

Una pena que con todo esto Pedro Sánchez siga aferrado a Felipe Borbón para ignorar los escándalos de su padre, Juan Carlos Borbón, al año de su huida de España.En un alarde de cinismo ppsocialista -que de vez en cuando le sale del fondillo- dijo que “me complace ver como el actual Jefe del Estado también está comprometido con la actualización y con la transparencia de la Casa Real”. Despúes de la reunión veraniega con Felipe Borbón en el palacio de Marivent, y a preguntas de los periodistas sobre la situación del anterior Jefe del Estado fugado de España, evitó pronunciar su nombre y afirmó que ni siquiera había hablado de ese tema con el actual Jefe del Estado. Le faltó decir en plan Rajoy “esa persona que usted me nombra no me suena para nada”. Y ante otras preguntas de la canallesca sobre las declaraciones de Ione Belarra, la nueva líder de Podemos, que afirmó que JC Borbón en su huida a los Emiratos Árabes supone una grave anomalía democrática en España, denunciando los escándalos y la corrupción del desmerecido exrey, Pedro Sánchez muy elegantemente tales y cuales se hizo el loco y despejó a corner, cuyo saque de esquina sacará en septiembre Belarra para que remate Yolanda Díaz, y ponga firme a Sánchez a cuenta de las cuentas pendientes como la Reforma Laboral, el impulso de la Memoria Democrática, el aumento del salario mínimo, el ingreso mínimo vital, aumento de las pensiones, más inversiones en Sanidad y Educación Pública, y el lanzamiento a fondo de nuevas propuestas del Ministerio de Trabajo que controla Yolanda Díaz y que preocupa al sector más conservador del PSOE y del Gobierno. Sobre todos estos asuntos/trasuntos pendientes en el Consejo de Ministros, y en la cuestión catalana en la cual el PSOE sigue empantanado casi igualito que el Partido Popular –especialmente la vieja guardia con Felipe González a la cabeza- me dicen de Unidas Podemos que tratarán de vacunar a Sánchez y sus asesores socialistas para que no se contagien de la pandemia  de la derecha. Estoy convencido que PPSOE tendrían que ir a Gran Bretaña a estudiar el referéndum concedido a Escocia, y que perdieron los independentistas, y a Canadá, que permitió dos referéndum a Quebec que también perdieron. 

No podía pasar por alto la creciente infección de la pandemia canaria, que encabeza sin lugar a dudas Australia Navarro, actual presidenta del Partido Popular de Canarias, desde que fue defenestrado Asier Antona por haberse negado a pactar con CC y volver a darle la presidencia de las islas a Fernando Clavijo. En aquellos días Australia Navarro se alió con Pablo Casado para hacerle la cama a su compañero y presidente hasta el momento, y Antona terminó como Senador, y Australia Navarro de presidenta pepera canaria y dos piedras. La Navarro ahora la ha cogido con Noemí Santana Perera, y no hace sino criticar a la consejera de  Derechos Sociales por su actuación al frente de su Consejería, que pese a la falta de dinero y de personal ha pasado de 5.300 personas protegidas cuando llegó al Gobierno Canario, a las actuales 20.000, en materia de dependencia se ha duplicado el número el número de resoluciones antes guardadas en un cajón y se ha valorado cerca de 5.000 expedientes, y además se ha dado un complemento a más de 50.000 personas. El presidente Ángel Víctor Torres le reprochó a Australia Navarro sus constantes ataques a la consejera, sin aportar alternativas. Me dice una de mis gargantas profundas del Partido Popular que Australia Navarro le tiene celos a Noemí Santana.

De Coalición Canaria poco hay que decir, que andan hundidos en las miserias de Fernando Clavijo, entre grúas y reparos, y entre entradas y salidas en los juzgados, y a Barragán diciendo entre otras cosas una frase hilarante, que el Gobierno canario es una taifa, frase que en el Parlamento causó una gran hilaridad, todo el mundo decía que Barragán quizá se refería a las antiguas AIC, hoy CC, con las taifas de la ATI, la API, AM, AHÍ, etc, ¡dios, alá y jehova le de más clarividencia a Barragán!. Para terminar, una frase cariñosa para Casimiro Curbelo, que no sé si la pandemia le viene por la derecha o por el Pacto de las Flores, pero ahora resulta que ha anunciado que quiere ser presidente de Canarias en 2023, es decir, que aunque está en el Gobierno también es oposición. Un gomero que le conoce bien me dice que es cierto, que le gustaría ser presidente y consejero de Turismo, Ocio, Actividades Nocturnas y Lupanares. La pandemia está causando estragos sociológicos y mentales.

La pandemia de la derecha española y canaria se agudiza incluso con el ferragosto que estamos atravesando con panza de burro en Las Palmas de Gran Canaria y mucho sol en el sur. Por los madriles las cuasicosas andan asirocadas gracias a Isabel Díaz Ayuso, que anda como una loca sin mascarilla por Lavapiés y La Latina, buscando votos populares y chillando frenética ¡esto es libertad, viva el gintonic y la cerveza! Por su parte Pablo Casado, acojonado porque Díaz Ayuso le disputa el liderazgo del PP por la derecha, y Abascal el liderazgo de la oposición por la extrema derecha, ha decidido extremarse en sus insultos a Pedro Sánchez, que empezó hace tiempo diciéndole que “prefiere las manos manchadas de sangre a manos manchadas de blanco”, y ha continuado acusándole de participar en un golpe de estado a favor de Catalunya sin enterarse que sin armas no hay un golpe de estado, si acaso un golpe judicial y mediático como el perpetrado contra Lula Da Silva en Brasil. Pero los insultos de Pablo Casado se han endurecido, y desde felón, traidor, irresponsable, desleal, incapaz, mentiroso compulsivo, ilegítimo, mala persona, colaborador con ETA y los independentistas catalanes, son los epítetos más cariñosos que un día sí y otro también ha dedicado Casado a Sánchez. En otros temas, como el divorcio, el aborto, los homosexuales, la homofobia, la eutanasia, el líder del Partido Popular sigue anclado en el siglo XIX y que salga el sol por Antequera. La cuestión es emular a Abascal, que puede comerle la tostada por la derecha extrema.

De la pandemia de Vox poco quiero recordar, porque lo de Santiago Abascal no resiste ni una filípica bien dicha. No ha dado un palo al agua en su vida desde que con 21 años fue concejal de Llodio (Álava) por el Partido Popular, y  apoyado e impulsado en su juventud por la extrema derecha del País Vasco dominada por Mayor Oreja y María San Gil. A partir de ahí, y aunque ha estado y está contra las autonomías, fue diputado por el PP en el Parlamento Vasco cobrando un buen  sueldo, y tras su salto a Madrid, José María Aznar y Esperanza Aguirre lo protegieron y lo ascendieron, llegando a estar en una empresa fantasma que le facilitó Esperanza Aguirre y en donde no hacía nada pero cobraba 82.500 euros anuales.  En su fase actual versión 2021 anda recriminando a Sánchez que está atacando al Rey Felipe Borbón (sic), y que la República fue un régimen criminal que llevó a España a la guerra civil, y poco menos afirmó que Franco fue un gran estadista y un gran español, tales y cuales. No hace sino repetir además que “sentaré a Pedro Sánchez y a todos los miembros del Gobierno, a los comunistas de Podemos, en el banquillo”. Menos mal que no dijo que los fusilaría a todos, pero a veces lo da a entender, que para eso lleva siempre pistola, y le dicen “Abascal el pistolero”. Me he extendido mucho con Vox, y no vale la pena, porque estoy convencido que sufrirán un “pinchazo” más pronto que tarde. No hay que olvidar los eclipses políticos de Rosa Diéz y Albert Rivera en un pis pas.