Espacio de opinión de Canarias Ahora
Paulino y La Moncloa
La política no es un ejercicio de bondad y de generosidad. Cada gesto se mide y pesa en función de consideraciones de oportunidad que nada tienen que ver con sentimientos de aprecio o desprecio sino con lo que conviene en cada momento. Zapatero no lo recibe por razones tan fríamente políticas que, de existir esa malquerencia hacia las Islas que le atribuye ATIcc, ya lo hubiera recibido de aportarle algo hacerlo. Los políticos, es fama, desayunan un sapo cada mañana si merece la pena y lo que debería preocupar a Paulino es la razón de que Zapatero no vea razón alguna para tragarse el de quien, como él, optó por la confrontación radical tan sin fisuras que resulta pérdida de tiempo llamarlo a hacerse la foto en La Moncloa.
Recuerden. El PSOE apoyó al Gobierno en minoría de Adán, pero Paulino decidió un cambio de pareja tan legítimo como que Zapatero no quiera ahora saber de él. No tanto por el cambio sino porque los psocialistas pasaron a ser para ATIcc, de la noche a la mañana, el demonio origen de todos los males. Cualquier juez emitiría orden de alejamiento en ese divorcio.
Sigan pasando revista. Paulino denunció el maltrato presupuestario y culpó al Gobierno central de todos sus problemas, entre otros el de la inmigración clandestina. Y lo hace del bracillo del mismo PP que hizo el vacío a Zapatero en sus visitas a las Islas; con el que, para más inri, ha formado un Gobierno precario que no es, en absoluto, un interlocutor válido. Ni fiable, porque a ver qué confianza puede tenerse en quien descarga en espaldas ajenas la responsabilidad que le toca por competencias transferidas; o que ignora estudios, como el de la Fundación BBVA sobre la Balanza Estado-Comunidades Autónomas, que desmiente el desvalimiento de las Islas; y oculta informaciones de Interior sobre el descenso de la inmigración ilegal.
No ha tenido Paulino en cuenta estos datos siquiera para negarlos porque entorpecen el discurso de la confrontación. Comprendo que Zapatero se niegue a ser además de cornudo, apaleado.
La política no es un ejercicio de bondad y de generosidad. Cada gesto se mide y pesa en función de consideraciones de oportunidad que nada tienen que ver con sentimientos de aprecio o desprecio sino con lo que conviene en cada momento. Zapatero no lo recibe por razones tan fríamente políticas que, de existir esa malquerencia hacia las Islas que le atribuye ATIcc, ya lo hubiera recibido de aportarle algo hacerlo. Los políticos, es fama, desayunan un sapo cada mañana si merece la pena y lo que debería preocupar a Paulino es la razón de que Zapatero no vea razón alguna para tragarse el de quien, como él, optó por la confrontación radical tan sin fisuras que resulta pérdida de tiempo llamarlo a hacerse la foto en La Moncloa.
Recuerden. El PSOE apoyó al Gobierno en minoría de Adán, pero Paulino decidió un cambio de pareja tan legítimo como que Zapatero no quiera ahora saber de él. No tanto por el cambio sino porque los psocialistas pasaron a ser para ATIcc, de la noche a la mañana, el demonio origen de todos los males. Cualquier juez emitiría orden de alejamiento en ese divorcio.