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Pequeños hilitos de plastilina

La portavoz pepera podía haber sido un poco más directa en su preocupación por los chonis y pudo haber dicho: “antes de dar los permisos a Repsol debemos hacer una encuesta entre los turistas y preguntarles si les parecen feas unas plataformas petrolíferas frente a las playas canarias, si en la encuesta suman mayoría los responden ”for me it's no problem“ y los que dicen ”for me it doesn't matter, tomorrow I will go home “, entonces habrá que dar los permisos a Repsol porque lo importante es que la cosa quede estética para el guiri, ya que todos sabemos que los accidentes provocados en las plataformas petrolíferos o en los grandes barcos que salen de ellas ( para los turistas: remember Prestige) sólo provocan eso que el ministro Rajoy definió como ” hilitos de plastilina“.

Un tal José María Aznar presidía el gobierno español que aprobó ese decreto favorable a las peticiones de Repsol, un decreto que ayer Ana Oramas calificó de “defectuoso”. Aznar estaba tan identificado con la política de su amigo Bush que necesitaba tener unos moros a los que odiar, y los encontró en Marruecos. Por eso comenzó el año 2002 publicando un decreto que afectaba a unas aguas que reivindica el reino alauí. Y por eso el verano de ese mismo año mandó a la cabra de a recuperar el importantísimo islote de Perejil situado frente a Marruecos. La operación para sacar a 6 guardias moros y dos casetas de campaña de aquel islote, y arriar la bandera de España costó 1 millón de euros de los presupuestos públicos. En defensa de Aznar podría decirse que a los grancanarios nos costó casi la mitad de ese presupuesto izar una bandera gigante en , y que mientras que la bandera de Perejil sólo molestaba a la cabra legionaria, la enseña grancanaria ponía en peligro la seguridad de los conductores que iban por la autovía marítima.

Ni en Perejil ni en están ya las banderas, pero la casualidad ha hecho que el gobierno canario esté presidido hoy por el mismo diputado que apoyó con afán patriótico la recuperación de Perejil para el reino asociado al futuro Estado canario asociado, y el vicepresidente del ejecutivo canario sea el mismo señor que representa al partido que desde el gobierno español aprobó un decreto favorable a sacar petróleo frente a las costas canarias. Por eso las preguntas realizadas ayer por Australia Navarro y Ana Oramas son pura pantomima. Los responsables de Repsol pueden estar tranquilos porque contarán con el apoyo del gobierno canario para hacer las prospecciones. Las pegas podrían venir de Madrid o de Rabat, pero en Canarias gobierna desde el Paleolítico inferior un matrimonio político experto en sacar poltronas donde no hay votos, aprobar camas turísticas donde hay moratoria y permitir que nuestras costas se conviertan en el lugar de paso de gigantescos petroleros?Será cuestión de esperar a que el profesor de inglés de Rita Martín le enseñe la frase :“Tranquilos, babys, sólo son cuatro hilitos de plastilina”.

Juan García Luján

La portavoz pepera podía haber sido un poco más directa en su preocupación por los chonis y pudo haber dicho: “antes de dar los permisos a Repsol debemos hacer una encuesta entre los turistas y preguntarles si les parecen feas unas plataformas petrolíferas frente a las playas canarias, si en la encuesta suman mayoría los responden ”for me it's no problem“ y los que dicen ”for me it doesn't matter, tomorrow I will go home “, entonces habrá que dar los permisos a Repsol porque lo importante es que la cosa quede estética para el guiri, ya que todos sabemos que los accidentes provocados en las plataformas petrolíferos o en los grandes barcos que salen de ellas ( para los turistas: remember Prestige) sólo provocan eso que el ministro Rajoy definió como ” hilitos de plastilina“.

Un tal José María Aznar presidía el gobierno español que aprobó ese decreto favorable a las peticiones de Repsol, un decreto que ayer Ana Oramas calificó de “defectuoso”. Aznar estaba tan identificado con la política de su amigo Bush que necesitaba tener unos moros a los que odiar, y los encontró en Marruecos. Por eso comenzó el año 2002 publicando un decreto que afectaba a unas aguas que reivindica el reino alauí. Y por eso el verano de ese mismo año mandó a la cabra de a recuperar el importantísimo islote de Perejil situado frente a Marruecos. La operación para sacar a 6 guardias moros y dos casetas de campaña de aquel islote, y arriar la bandera de España costó 1 millón de euros de los presupuestos públicos. En defensa de Aznar podría decirse que a los grancanarios nos costó casi la mitad de ese presupuesto izar una bandera gigante en , y que mientras que la bandera de Perejil sólo molestaba a la cabra legionaria, la enseña grancanaria ponía en peligro la seguridad de los conductores que iban por la autovía marítima.