Una petición sindicalista

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Los excelentes datos de Frontur (un proyecto cofinanciado por la Unión Europea que cuenta con una ayuda del Fondo Europeo de Desarrollo Regional), el cual registra una estadística mensual del número de visitantes no residentes en España que llegan a nuestro país (turistas y excursionistas); y Egatur (la encuesta del gasto turístico elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) referidos al mes de julio pasado, según los cuales España ya se acerca a los niveles preCOVID, con 9,8 millones de viajeros y un gasto de 11.870 millones de euros (cuando sean contabilizadas las cifras de agosto, se comprobará, seguramente, que tales niveles ya han sido superados), han llevado a que las centrales sindicales empiecen a urgir el aumento de sueldos basándose en ese tirón del turismo. 

Los sindicatos anticipan un otoño caliente para lograr una subida salarial que compense una inflación desbocada. Un aumento de los sueldos que ya reclaman en las secciones de hostelería del país ante los buenos datos del turismo dn el presente ejercicio. “El empresariado turístico ha de ser generoso y repartir la riqueza que se está generando”, reclaman desde UGT, que recuerda los “magníficos beneficios” que se están logrando esta temporada. 

De este modo, a la tormenta económica que se cierne tras el verano, con amenazas como la espiral inflacionista, la subida de tipos y la crisis energética, se suman las movilizaciones anunciadas para lograr un alza de los salarios. Se trata de unas reivindicaciones que llegan al sector de la hostelería, como decimos, al calor de los buenos datos del turismo este verano.

El anticipo de la situación consiste en una conflictividad laboral que todavía vemos en nuestros días con las huelgas convocadas por los trabajadores en distintas aerolíneas en las que exigen la restitución de las condiciones laborales y salarios que tenían antes de la pandemia, una vez que las aerolíneas han recuperado o, incluso, superado los niveles operativos de 2019.

No obstante, desde el sector turístico ya han advertido de que un incremento de demanda sigue sin traducirse en una mejora de los márgenes de rentabilidad, dado que el alza de precios también les pasa factura.

“Las pérdidas de la pandemia y los costes operativos derivados del alza inflacionista son muy superiores y no se ha repercutido porcentualmente los precios hoteleros”, lamentaba semanas pasadas la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM).

El caso es que los sindicatos van fijando su posición: piden repartir los beneficios del turismo. Así, la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT ya ha reclamado a las patronales de hostelería de Baleares una “fuerte subida salarial para repartir con el personal del sector los magníficos beneficios que se están logrando esta temporada de récord absoluto”. 

En una coyuntura de incertidumbre económica, las turbulencias laborales parecen aseguradas. El secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, anunciaba esta semana “un otoño de movilizaciones generales en el país” si la CEOE “no facilita mantener el poder adquisitivo” y ha advertido de que, si la patronal no vuelve a la mesa de concertación, “el conflicto está servido”. Según Álvarez, los beneficios de las empresas están siendo “altísimos”, por lo que, “si no se reparten con los trabajadores, no irán al bien común del país sino al bolsillo de unos pocos que no necesitan más dinero”.