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27S: nuestro planeta

Vivimos en un  planeta que es un coto privado  propiedad de unos pocos privilegiados que tienen derecho a la contaminación ambiental, a la masiva deforestación, a la alarmante destrucción de la biodiversidad, a la sobreexplotación de los recursos naturales y al continuo calentamiento global. Ello genera  un modelo de desarrollo económico que entra en permanente conflicto con la defensa de un medio ambiente sostenible, condenando al paro, a la pobreza y al hambre a más de la mitad de la población mundial y creando guerras para la rapiña de materias primas.

Esta clase social es dueña de las grandes corporaciones que están arrasando la naturaleza. Al mismo tiempo son poseedores de los grandes medios de comunicación que manipulan la información y provocan que una gran parte de la población viva ajena a los acuciantes problemas medioambientales.

En 1972  en la Conferencia de las Naciones Unidas del Medio Humano en Estocolmo se establece, en el Principio 1 de la Declaración, el reconocimiento formal del derecho de toda persona al disfrute de un medio ambiente de calidad, saludable y limpio, y de su responsabilidad para con el medio. Intencionadamente este derecho no cuenta con instrumentos  vinculantes en ningún acuerdo con carácter mundial. Tanto los informes sobre el estado de la biodiversidad (IPBES) como sobre el calentamiento global del IPCC nos alerta sobre un inminente punto de no retorno.

El desarrollo sostenible es una especie de contrato social que permite satisfacer las necesidades actuales sin comprometer a las futuras generaciones. Integra la defensa del medio ambiente y el desarrollo social y económico de todas las personas. Supone la erradicación de la pobreza, un cambio de hábitos en la producción y consumo y el uso de los recursos naturales. Por último, ha de abanderar la paz, la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

La ACEPS  (Asociación Canaria de Enseñantes por la Paz y la Solidaridad) considera que la comunidad educativa de los centros de enseñanza de Canarias tiene un reto trascendental en la apuesta por la educación ambiental y en la gestión sostenible.  Es tan importante formar en valores como crear ciudadanía comprometida y activa por el medio ambiente. 

Por todas esta razones apoyamos la Huelga Mundial por el clima: 27 de septiembre de 2019,  así como los actos programados en los centros escolares dentro de la Semana Mundial por el Clima entre el 20 y 27 de septiembre. 

Declarar la emergencia climática en nuestro entorno es poner en primer plano los efectos que el cambio climático están afectando a Canarias tanto a nuestros ecosistemas como las consecuencias del actual   modelo económico. Se hace necesario establecer medidas efectivas que, entre otras cosas, pasa por la transición a las energías renovables, la apuesta por productos agroecológicos locales, cambio de modelo económico basado en el crecimiento sin límites de la producción, con las consecuentes injusticias sociales. 

Canarias debe de transitar hacia un modelo sostenible, respetuoso con la naturaleza, generando  hábitos de consumo responsable, favoreciendo el transporte público colectivo, adoptando políticas reales de igualdad de género,  creando empleos estables, apostando por una escuela pública de calidad, estableciendo mecanismos de participación ciudadana reales, etc.

Nunca el futuro de las nuevas generaciones ha estado tan comprometido. El planeta pertenece a todas las personas que lo habitamos y lo disfrutamos. Luchar por un medio ambiente sostenible  es ejercer nuestro derecho de ciudadanía.

Vivimos en un  planeta que es un coto privado  propiedad de unos pocos privilegiados que tienen derecho a la contaminación ambiental, a la masiva deforestación, a la alarmante destrucción de la biodiversidad, a la sobreexplotación de los recursos naturales y al continuo calentamiento global. Ello genera  un modelo de desarrollo económico que entra en permanente conflicto con la defensa de un medio ambiente sostenible, condenando al paro, a la pobreza y al hambre a más de la mitad de la población mundial y creando guerras para la rapiña de materias primas.

Esta clase social es dueña de las grandes corporaciones que están arrasando la naturaleza. Al mismo tiempo son poseedores de los grandes medios de comunicación que manipulan la información y provocan que una gran parte de la población viva ajena a los acuciantes problemas medioambientales.