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¿Por qué en el PP no quieren creer a 'El Chato de Cameros'?

Enric Sopena / Enric Sopena (*)

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Antes, durante la dictadura del general Franco, Lapuerta ?cuñado del que fuera ministro de Obras Públicas, Federico Silva Múñoz- fue procurador en Cortes por el denominado tercio familiar, que era una burda caricatura de las elecciones democráticas. Llamado coloquialmente en La Rioja El Chato de Cameros, fue propietario del diario La Nueva Rioja y era considerado uno de los caciques más influyentes en los círculos conservadores de esa Comunidad. En su periódico, escribió Aznar los famosos artículos de evidente reticencia respecto a la Constitución española y de no escasa nostalgia hacia el régimen franquista.

El jovencito Aznar

Aznar lo conocía bien y lo había tratado a lo largo de sus dos años largos de vivir en Logroño, hacia el final de la década de los setenta. El matrimonio Aznar-Botella se había trasladado a Logroño, destinado a esa ciudad en su calidad de inspector de Hacienda. También se trasladó su compañero y amigo Miguel Blesa -en la actualidad tan atacado por Esperanza Aguirre- con su mujer. Fue allí, en la sede de Alianza Popular (AP), sita en la plaza de los Alféreces Provisionales, cuando el 27 de enero de 1979 se presentó a media tarde un jovencito Aznar para darse de alta en AP.

Notoria ascensión política

Lapuerta apadrinó de facto a Aznar quien inició de este modo su notoria ascensión política. Algo más joven que Fraga, Lapuerta mantuvo y mantiene excelentes relaciones con el ex ministro de Franco. En La Rioja, y también en Madrid, los políticos veteranos ?tanto del PP como del PSOE- coinciden en describirlo con estas palabras: “Álvaro Lapuerta, a sus ochenta años, es la viva historia del PP , naturalmente”.

Mayo de 2008

Pues bien, este hombre ?tan cercano a Aznar y a Fraga- reapareció de modo estruendoso ayer gracias a la portada de El País. En mayo de 2008 ?en plena guerra de sucesión interna-, Lapuerta fue espiado. “Avisé a Rajoy de que me estaban espiando en Madrid”, declaró a Francisco Mercado, el periodista que viene publicando desde hace unos días el Espe-gate ?según mi colega y buen amigo Javier Valenzuela-, o el Watergate con callos a la madrileña.

“Adjudicaciones sospechosas”

El líder del PP, Mariano Rajoy, fue informado por Lapuerta entonces. Altos cargos del Gobierno Aguirre están en el punto de mira y quien ha sido tesorero del PP hasta hace bien poco asegura que por medio hay “adjudicaciones sospechosas” del Gobierno madrileño. Lapuerta, en todo caso, exonera de responsabilidad a la presidenta del Ejecutivo regional.

Fraga, el único

Una vez difundido ayer otro capítulo de este escándalo monumental, fue Fraga el único dirigente del PP que no tiró pelotas fuera ni negó la mayor de esta historia siniestra. Se limitó a decir que él no creía que hubiera habido espionaje, pero que cada cual sabrá lo que hace. Puntualizó además que este tipo de cosas a veces suceden en el interior de los partidos.

Pronto, Zapatero

Mientras tanto, han resonado los rebuznos dialécticos de Juan José Güemes, las ironías hirientes de la lideresa, las estólidas consideraciones de Cristóbal Montoro y de Javier Arenas, la vuelta al silencio ominoso de Rajoy y la frivolidad manifiesta de la investigadora Cospedal. La teoría despreciable de González Pons, portavoz oficial del PP, acusando a Alfredo Pérez Rubalcaba de mover los hilos del affaire desde el Ministerio de Interior, no hace más que crecer. Pronto la culpa del espionaje la tendrá el mismísimo Zapatero.

Huída hacia adelante

Es curioso. No quieren creerse ni las declaraciones de Lapuerta, que es pata negra del PP. La situación resulta curiosa, aunque lógica. Ocurre que tienen, cada día que pasa, más miedo. Recurren a la huida hacia delante, incluso desmintiéndose a sí mismos como el tal ex policía Peña, que aspiraba a ser el Edgar Hower del FBI esperancista y que, a la que se descuide, hasta podría visitar obligadamente alguna que otra celda y no precisamente monacal. Peña no contaba con la aparición de El chato de Cameros. Elemental, querido Watson.

(*) Enric Sopena es director de El PluralEl Plural

Enric Sopena (*)

Antes, durante la dictadura del general Franco, Lapuerta ?cuñado del que fuera ministro de Obras Públicas, Federico Silva Múñoz- fue procurador en Cortes por el denominado tercio familiar, que era una burda caricatura de las elecciones democráticas. Llamado coloquialmente en La Rioja El Chato de Cameros, fue propietario del diario La Nueva Rioja y era considerado uno de los caciques más influyentes en los círculos conservadores de esa Comunidad. En su periódico, escribió Aznar los famosos artículos de evidente reticencia respecto a la Constitución española y de no escasa nostalgia hacia el régimen franquista.

El jovencito Aznar