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La predicción del pasado
La incertidumbre es una compañera constante en el mundo de la economía. A medida que los agentes económicos, ya sean individuos, empresas o gobiernos, se enfrentan a decisiones que afectan su bienestar presente y futuro, la falta de información completa sobre el futuro se convierte en un desafío central. De hecho, esta puede manifestarse de varias formas, que van desde fluctuaciones en los mercados financieros hasta cambios en la política gubernamental, desde avances tecnológicos impredecibles hasta eventos naturales inesperados. Por esa razón, esta falta de certeza puede paralizar a las personas que toman las decisiones, ya que no saben qué resultados esperar de sus acciones. Sin embargo, en la economía, la inacción también conlleva riesgos, ya que las oportunidades pueden perderse y los costes de oportunidad pueden ser significativos. Por ello, es cierto que muchas veces se predice el pasado o, simplemente no ocurre lo que se dijo que iba a ocurrir. Pero, como en el pecado se lleva la penitencia, ¿no será que no ocurrió porque se evitó al saber que había una probabilidad de ocurrencia?
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la economía y sus actores es cómo lidiar con la incertidumbre de manera efectiva. En primer lugar, los modelos económicos tradicionales a menudo asumen un entorno de certeza, lo que puede no reflejar la complejidad del mundo real. De hecho, hay información completa y simétrica, cuando se sabe, que no hay nada de eso. Por esa razón, se han desarrollado herramientas a través del análisis de sensibilidad y la simulación para evaluar el impacto de la incertidumbre en sus modelos.
El procedimiento va desde la asignación de distribuciones de probabilidad de comportamiento a cada una de las variables objeto de estudio, dependiendo de la naturaleza de cada una y la información disponible. A partir de aquí se generan valores aleatorios para cada variable del modelo, utilizando las distribuciones de probabilidad asignadas para crear un gran número de escenarios posibles. Una vez ejecutadas las simulaciones, se analizan los resultados para comprender cómo varían dichos escenarios en función de las probabilidades de ocurrencia, pudiendo implicar la identificación de tendencias, la evaluación de la probabilidad de ciertos resultados o la realización de análisis de sensibilidad ante los cambios.
Pero una vez dilucidada y, al menos, algo controlada en el ámbito de lo privado y personal, aparece el entorno, estando condicionado por la política. En este caso la incertidumbre que genera también desempeña un papel crucial en el proceso de toma de decisiones. Los cambios en las políticas fiscales, comerciales o regulatorias pueden tener un impacto significativo en los mercados financieros y en el comportamiento de las empresas. Por lo tanto, los tomadores de decisiones económicas deben prestar atención a los desarrollos políticos y anticipar cómo podrían afectar sus operaciones y estrategias donde la psicología del comportamiento desempeña un papel crucial, de forma que la aversión al riesgo puede llevar a la adopción de estrategias conservadoras que minimizan la exposición a pérdidas potenciales, mientras que la búsqueda de emociones puede impulsar comportamientos más arriesgados en busca de mayores recompensas. Lo que sí es cierto es que el exceso puede producir saturación y de la saturación a la indiferencia, va un paso. Así que, cuidado con apretar mucho, que al final la cuerda se rompe.
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