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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las promesas de Tsipras

El Programa Salónica con el que el señor Tsipras ganó las elecciones, cuantificó las necesidades de gastos en el primer año, en 12.000 millones de euros. Economistas del entorno cercano al Primer Ministro, dijeron que Grecia necesitaba un mínimo de 7.000 millones de euros al año, para ejecutar las necesidades del país. Ahora es decir hoy, hablan de medidas de valor simbólico y de otras, de compromiso inmediato. Pero Tsipras continúa pidiéndole a Europa una negociación, partiendo de lo que ellos quieren (necesitan). Y es ahora que solicitan, un acuerdo global con los acreedores, concediéndoles un crédito puente, para luchar fundamentalmente contra la crisis humanitaria.

Europa no da el brazo a torcer sopesando, seguramente, lo que se le puede venir encima de los países deudores, si se extralimita con Grecia. Aquí, cada cual va a lo suyo y la solución se complica cada día que pasa. Europa piensa que las promesas del Programa Salónica obligan a Tsipra pero no a los países de la zona euro. No hay una salida fácil para Grecia, dentro o fuera de la zona euro, y eso lo sabía antes de las elecciones el señor Tsipras y su partido, cuando dijeron sus promesas.

Entre otras, las medidas de valor simbólico, es la venta de la mitad del parque automovilístico del Gobierno; de tres aviones del Gobierno vender uno; recortar los privilegios de los ministros y diputados; disminuir en un 30% los gastos de personal de las sedes de esos ministerios; recortar un 40% la escolta del Primer Ministro. Esas cuestiones de reducción de gastos simbólicos, se antojan como de pequeña minuta, al lado de la deuda griega, de 300.000 millones de euros.

Entre los compromisos que deben establecerse de forma inmediata, están una serie de medidas a ejecutar en el plazo más breve posible, destacando, lucha contra la evasión fiscal y la corrupción (Grecia está en el puesto 69 de los países más corruptos de entre 177 países, y a nivel de Senegal); control de los grandes depósitos que tienen justificación fiscal ( los grandes capitales se dice que ya salieron o están saliendo a gran velocidad); no perdonar a nadie y a nada del pasado, se harán investigaciones para depurar responsabilidades (los importantes se habla que ya están fuera del país ¿a quién les van a pedir responsabilidades pasadas?).

Continuando con las acciones a ejecutar por el Gobierno, se encuentran, programa de ayuda alimentaria; electricidad gratuita y pleno acceso a la sanidad para los más castigados por la crisis; regreso a sus puestos de trabajo de los empleados públicos, como son los casos de limpiadoras, guardias escolares, funcionarios de la universidad; prohibición de desahucios a la primera vivienda; restablecer la paga extra a las pensiones inferiores a 700 euros; establecer el salario mínimo en 750 €/mes, a partir del año 2016. Esas son algunas de las medidas que se ha comprometido el señor Tsipras, y para las que va a necesitar un mínimo de 7.000 millones de euros al año. ¿De done sacará ese dinero? En una buena parte de Europa, no le queda otra. Esas son las verdades del barquero en respuesta a las promesas electorales.

El Programa Salónica con el que el señor Tsipras ganó las elecciones, cuantificó las necesidades de gastos en el primer año, en 12.000 millones de euros. Economistas del entorno cercano al Primer Ministro, dijeron que Grecia necesitaba un mínimo de 7.000 millones de euros al año, para ejecutar las necesidades del país. Ahora es decir hoy, hablan de medidas de valor simbólico y de otras, de compromiso inmediato. Pero Tsipras continúa pidiéndole a Europa una negociación, partiendo de lo que ellos quieren (necesitan). Y es ahora que solicitan, un acuerdo global con los acreedores, concediéndoles un crédito puente, para luchar fundamentalmente contra la crisis humanitaria.

Europa no da el brazo a torcer sopesando, seguramente, lo que se le puede venir encima de los países deudores, si se extralimita con Grecia. Aquí, cada cual va a lo suyo y la solución se complica cada día que pasa. Europa piensa que las promesas del Programa Salónica obligan a Tsipra pero no a los países de la zona euro. No hay una salida fácil para Grecia, dentro o fuera de la zona euro, y eso lo sabía antes de las elecciones el señor Tsipras y su partido, cuando dijeron sus promesas.