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'Proyecto, 80%'

La idea, en definitiva, parte de la convicción de que si se logra alcanzar ese porcentaje de participación en los comicios (el 80%) la izquierda real emergerá y será crucial para garantizar la gobernabilidad del país. Recuerdan los patrocinadores del proyecto que alcanzar ese porcentaje no es una utopía, porque ya se llegó a esa cifra en las elecciones del 82 y se rozó (77%) en el 93 y en el 96. No tengo memoria para los números, pero si ellos ?los anónimos animadores- lo dicen, será verdad. Tampoco me he molestado en comprobarlo.

El caso es que el 82 está lejísimos y que las circunstancias son distintas. El otro caso es que no me convencen tales seguridades. Un entusiasmo masivo del votante en torno a las urnas que permitiera alcanzar (o superar incluso) ese porcentaje que se estima vital para el cambio, no tiene por qué favorecer, necesariamente, a la izquierda. Podría, tal vez, otorgar la mayoría absoluta a la derecha. Los autores del Proyecto 80% lo plantean como si esgrimieran un axioma, pero un axioma es aquella verdad que no necesita demostración, porque cualquiera con dos dedos de frente ve que, en efecto, es una verdad como un piano de cola, pongamos por caso. O uno es muy bruto o, en algún punto del razonamiento, si es que existe, uno se ha perdido de forma irremediable.

Uno cree, al contrario que estos activos y optimistas internautas, que, tal como se están viendo venir las cosas en esta campaña, lo que se merecen los partidos es una abstención apabullante, que es la manera en que el gentío puede demostrar que está hasta el moño de tanta informalidad y tanta tomadura de pelo. Es una vergüenza que sea ahora cuando Rajoy reconozca que la invasión de Irak fue una equivocación histórica, pero también causa rubor que Zapatero prometa devolver a todos los declarantes del IRPF cuatrocientos euros si logra la reelección. Pero, esto que es: ¿una jodida subasta, una tómbola o qué?

José H. Chela

La idea, en definitiva, parte de la convicción de que si se logra alcanzar ese porcentaje de participación en los comicios (el 80%) la izquierda real emergerá y será crucial para garantizar la gobernabilidad del país. Recuerdan los patrocinadores del proyecto que alcanzar ese porcentaje no es una utopía, porque ya se llegó a esa cifra en las elecciones del 82 y se rozó (77%) en el 93 y en el 96. No tengo memoria para los números, pero si ellos ?los anónimos animadores- lo dicen, será verdad. Tampoco me he molestado en comprobarlo.

El caso es que el 82 está lejísimos y que las circunstancias son distintas. El otro caso es que no me convencen tales seguridades. Un entusiasmo masivo del votante en torno a las urnas que permitiera alcanzar (o superar incluso) ese porcentaje que se estima vital para el cambio, no tiene por qué favorecer, necesariamente, a la izquierda. Podría, tal vez, otorgar la mayoría absoluta a la derecha. Los autores del Proyecto 80% lo plantean como si esgrimieran un axioma, pero un axioma es aquella verdad que no necesita demostración, porque cualquiera con dos dedos de frente ve que, en efecto, es una verdad como un piano de cola, pongamos por caso. O uno es muy bruto o, en algún punto del razonamiento, si es que existe, uno se ha perdido de forma irremediable.