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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Puedo prometer y prometo

Es mentira. Sí había más opciones. Si gobernar consiste en materializar la única opción posible, entonces no haría falta el cambio de gobierno. Esa misma medida de subir los impuestos la podía haber aplicado Zapatero sin necesidad de un sustituto.

Imagino lo que habría pasado si el Gobierno socialista, en sus últimos estertores, hubiese aprobado una subida de impuestos como la que ha ejecutado Rajoy el primer día que presidió su consejo de ministros. Se habría armado la de San Quintín.

Rajoy ha entrado en La Moncloa como un elefante en una cacharrería. Sabíamos que a este gallego socarrón siempre le gusta pasar desapercibido, como los buenos árbitros, pero como los malos no ha contentado ni a tirios ni a troyanos. Quiso entrar de puntillas en la cacharrería, pero tropezó y todos los cacharros se le han caído encima.

Rajoy ha entrado con el mismo mal pie con el que salió Aznar: mintiendo a los españoles. La mentira del atentado del 11-M y su mala gestión perjudicaron a Rajoy y beneficiaron a Zapatero en 2004. Ahora, ocho años después, Rajoy no ha aprendido la lección.

Juró y perjuró, con la Biblia en una mano y la Constitución en la otra, que no subiría los impuestos porque ello conllevaría paro y recesión, según afirmó literalmente. Lo volvió a repetir en el Congreso de los Diputados un mes después de las elecciones que lo auparon a la presidencia del Gobierno.

En este mensaje alto y claro lo acompañaron Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Javier Arenas y González Pons, entre otros, que repitieron hasta la extenuación esa gran mentira. Cospedal llegó a decir textualmente: “No subiremos los impuestos hasta que no pasemos esta terrible crisis”.

A lo mejor no mentía la número dos del PP. A lo mejor se refería a ella y a su cohorte de privilegiados que cobran más de 200.000 euros anuales. Es verdad que para ellos no hay crisis.

Rajoy también prometió ayudas al sector turístico, pero su ministro canario reveló ayer que no habrá incentivos fiscales al sector. Claro que no sabemos si será verdad porque cuando el PP dice que sí quiere decir no y viceversa. Creo que en esta legislatura nos vamos a reir casi tanto como llorar.

Es mentira. Sí había más opciones. Si gobernar consiste en materializar la única opción posible, entonces no haría falta el cambio de gobierno. Esa misma medida de subir los impuestos la podía haber aplicado Zapatero sin necesidad de un sustituto.

Imagino lo que habría pasado si el Gobierno socialista, en sus últimos estertores, hubiese aprobado una subida de impuestos como la que ha ejecutado Rajoy el primer día que presidió su consejo de ministros. Se habría armado la de San Quintín.