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El Puerto de Santa Cruz , proa al marisco

A finales del sigo XIX alguien escribía que era indudable que una población marítima y comercial --- Santa Cruz --, demuestra, ya su engrandecimiento, ya su decadencia, por el número de buques que arriban a su puerto. Abundaba que no solo puede y debe considerarse para este efecto las embarcaciones que sostienen el comercio y que por lo tanto vienen directamente a desembarcar y embarcar mercancías, sino también aquellas que navegando de travesía pasan y solo arriban, bien a refrescar víveres y aguada, o bien a reparar las averías sufridas en su navegación hasta estas alturas.

El puerto de Santa Cruz cumple ?ampliaba --, con las principales condiciones que necesitan los buques comerciales: facilidad para tomar el fondeadero ya sea de día o de noche, seguridad para permanecer en él y comodidad y rapidez para verificar sus operaciones. Aquí pueden las embarcaciones reparar sus averías y atracar al muelle a dejar o tomar sus cargas como diariamente viene aconteciendo.

Lamentablemente lo que el autor con orgullo nos dice en 1881, ha desaparecido de este puerto nuestro poco a poco, gracias a la gestión que desde hace más de diez años está en manos del Gobierno Regional que es quien propone presidente y consejeros. Las genialidades de los gestores les ha llevado a promocionar un macro puerto, Granadilla, sin contar con el debido soporte de navieros que garanticen el tráfico de transbordo al que dicen estaría destinado. Todos sabemos que lo pretendido era acabar con el puerto de Santa Cruz pues no se explica el que se construya un intento de hub para que viva del tráfico cautivo que genera la economía local y que, por ahora, entra a la isla por Santa Cruz.

Han tratado de convencer a Maersk para que traiga a Tenerife, de nuevo, a SAECS, cuando hace solo un par de años se les dio con la puerta en las narices, sin tener en cuenta que ese comportamiento se le daba a la primera naviera y la cuarta terminalista del mundo. Lamentable forma de promocionar el puerto. Eso fue así y tenemos dudas que esas actitudes hayan cambiado.

La industria auxiliar ha quedado huérfana. Se vendió el dique flotante con final funesto. Se rescató el varadero de Interburgo sin un sustituto. Un puerto en el Atlántico sin industria auxiliar es un puerto inútil. Así lo manifestaba el escritor de 1881. Eran aquellos mejores tiempos y Santa Cruz contaba con un tejido empresarial activo y agresivo que luchaba por “su” puerto. Aquí se reparaban y se construían buques en los talleres y varaderos que llenaban su litoral. Hoy se quiere solucionar las varadas con un “travel ? lift”, para yates y embarcaciones menores. Muchos de nuestros pesqueros tendrán que seguir yendo al puerto principal del archipiélago, La Luz y Las Palmas, por no poder reparar aquí. Ofrecemos un puerto sin tejido industrial y de escasos o malos servicios auxiliares.

Al final, el Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria, algunos medios y agrupaciones empresariales han logrado su propósito. Santa Cruz será un puerto auxiliar de su principal. El tráfico exterior de mercancías se sigue recibiendo ? excepto OPDR --, vía La Luz y Las Palmas y, por ser segundo puerto algunas navieras “regalan” a los importadores con un recargo sobre flete. El combustible de nuestro importante y único suministrador se negocia vía Madrid. Aquí, en Santa Cruz, pese a contar con la refinería el combustible es más caro que en el puerto principal del archipiélago. Aquí vienen los provisionistas, a completar las peticiones de los buques porque los instalados en el puerto no pueden ni en cantidad, calidad o precio competir con los de allí. Los buques se reparan aquí por talleres instalados allí o se mandan a La Luz y las Palmas, porque aquí no hay quien garantice las reparaciones o las presupuesten a precios competitivos. Incluso los trabajos submarinos suelen estar en manos del principal de las islas. Nos falta un tejido en servicios auxiliares que resuelva las penurias en que se encuentra el puerto. Un nuevo varadero se hace imprescindible.

Teníamos una ventaja en cuanto al suministro de combustible, el fuel bajo en sulfuro y ya está a punto de morir. Se está preparando en La Luz y Las Palmas una instalación, depósito, para el almacenaje de ese tipo de fuel y poder atender a los buques que lo soliciten. La Autoridad Portuaria de allí prepara los tanques y el combustible “irá” de Tenerife. Una más no importa.

Los espacios para sacar a concurso la instalación de un nuevo varadero y dar asiento a una industria auxiliar que preste servicios a los buques que recalan a Santa Cruz los hay, pero la consigna de sacrificar nuestro puerto por el complejo de Granadilla les impide significarse. Sería un fracaso político no sacar el esperpento de Granadilla adelante. Grandes deben ser los compromisos adquiridos pues no dan el brazo a torcer. Se evaporó el talante conciliador y negociador del nuevo inquilino de la A.P.

En definitiva, alguien manifestó que había que recuperar el litoral y, por ello, hay que maltratar lo que nos queda de puerto convirtiéndole, para gozo y beneficio del vecino, en su segundo. El futuro que nos espera estará hermoseado por el pavonado de los cruceros que tanto lustre y esplendor dicen que nos da por esos mundos.

*Portavoz de la Plataforma en defensa del Puerto de S/C

Pedro Anatael Meneses Roqué*

A finales del sigo XIX alguien escribía que era indudable que una población marítima y comercial --- Santa Cruz --, demuestra, ya su engrandecimiento, ya su decadencia, por el número de buques que arriban a su puerto. Abundaba que no solo puede y debe considerarse para este efecto las embarcaciones que sostienen el comercio y que por lo tanto vienen directamente a desembarcar y embarcar mercancías, sino también aquellas que navegando de travesía pasan y solo arriban, bien a refrescar víveres y aguada, o bien a reparar las averías sufridas en su navegación hasta estas alturas.

El puerto de Santa Cruz cumple ?ampliaba --, con las principales condiciones que necesitan los buques comerciales: facilidad para tomar el fondeadero ya sea de día o de noche, seguridad para permanecer en él y comodidad y rapidez para verificar sus operaciones. Aquí pueden las embarcaciones reparar sus averías y atracar al muelle a dejar o tomar sus cargas como diariamente viene aconteciendo.