Espacio de opinión de Canarias Ahora
Quiero marcharme a Liverpool
“Sí, a vosotros me dirijo/ a vosotros porque era necesario hablaros duramente/ pobres astronautas de la rutina/para que de una vez sepáis qué pienso/ cuando dulcemente os inclináis sobre los números, / cuando dulcemente os rebajáis ante un chaleco bien planchado; qué pienso de vuestras dormidas lenguas de pájara,/ de vuestros dormidos corazones de lagarto,/ de vuestras incansables reverencias, de vuestros estériles vientres, muertos de frío en esa escala de vuestros oscuros nacimientos”.
Quiero salir de esta isla y navegar hasta llegar a Liverpool, saltar las antologías cercadas, surcar las aguas a ritmos alucinantes, oler desde mi barco los aromas del humo que llegan a mi azotea marina, para liberarme de las celdas y escapar libre con mis objetos?Quiero conocer tantos versos que usted escribió y quedaron a la sombra entre la desidia institucional y la ignorancia de la oficialidad. Me quedo con la duda de si el Premio Canarias tan tarde, y después de dárselo a tantos ..., le compensó a usted.
Me da igual la hora del viaje. Quizá, para marchar a Liverpool la mejor hora sea las dos de la mañana: “Sí, a las dos de la mañana,/ bajo la espesa detonación de unos ojos que saltan ciegos/ ya duros de roer en el aire la palabra que no existe,/ los labios que no existen, los corazones que no existen,/ a las dos, señores, a las dos/ cuando los hombres se hinchan de sangre/ bajo la pesadumbre de los sueños, cuando ya nadie escucha/ el horrible desgarro de los tejidos de las almas de los jóvenes combatientes,/ cuando un niño muere sumergido en un beso?”
La libertad del poeta empieza en el mismo verso, y estos versos de Liverpool que traigo aquí fueron temidos por los lejanos censores y fueron incomprendidos por los cercanos amigos. Frente a los versos endecasílabos vino el joven poeta a ofrecer versículos que rompían moldes. Escritura que miraba a un puerto imaginario con los ojos del corazón. Liverpool era el puerto del destino, la palabra mágica que el poeta leía sobre las mercancías que salían de nuestro puerto.
Pero quién sabe si el poeta hablaba de lo que ocurría tierra adentro, en esta isla nuestra, aunque el poema se titulara Hong Kong: “Ya no podrán/ contener la avalancha dulce de la voz de los pueblos./ Ya no podrán/ sus fusiles ni sus altas montañas de amargura/ contra esa boca furiosa de los aires/ amasando sus miserables almas de oro y sangre.”(?)“Sí, yo he soñado/ con el alma de un poeta/ en un poeta sobre el campo de batalla/ y he bebido el té amargo de una lucha.”
Quiero viajar a Liverpool para preguntarle por sus versos, don José María, para resolver algunas dudas. Hace apenas tres meses su voz llenaba el Auditorio Alfredo Kraus. Usted jugaba con el público, nos invitaba a los espectadores a galopar sobre un caballo, a bebernos una jarra de nubes, y subirnos a un elefante y caer desde su altura? Me cautivó su juego. Total, para contarnos al final que la poesía es un enigma. Como su marcha en este día del Pino, supongo que esta noche no estarán tan alegres las campanas de Vegueta .
Juan GarcÃa Luján
“Sí, a vosotros me dirijo/ a vosotros porque era necesario hablaros duramente/ pobres astronautas de la rutina/para que de una vez sepáis qué pienso/ cuando dulcemente os inclináis sobre los números, / cuando dulcemente os rebajáis ante un chaleco bien planchado; qué pienso de vuestras dormidas lenguas de pájara,/ de vuestros dormidos corazones de lagarto,/ de vuestras incansables reverencias, de vuestros estériles vientres, muertos de frío en esa escala de vuestros oscuros nacimientos”.
Quiero salir de esta isla y navegar hasta llegar a Liverpool, saltar las antologías cercadas, surcar las aguas a ritmos alucinantes, oler desde mi barco los aromas del humo que llegan a mi azotea marina, para liberarme de las celdas y escapar libre con mis objetos?Quiero conocer tantos versos que usted escribió y quedaron a la sombra entre la desidia institucional y la ignorancia de la oficialidad. Me quedo con la duda de si el Premio Canarias tan tarde, y después de dárselo a tantos ..., le compensó a usted.