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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

¡No quiero ser como Pepe!

Sinceramente, no tengo nada personal contra Pepe Benavente, me alegro que un artista profesional de nuestra isla triunfe cada día más; aunque no estoy de acuerdo cuando realizó el saque de honor en el derbi entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas, ya que para eso han habido excelentes jugadores del CD Tenerife que defendieron durante muchos años los colores de ambos equipos en Primera División, pero si los organizadores de ese evento deportivo se lo ofrecieron y vieron en Pepe Benavente el embajador de Canarias, lo respeto, pero no lo comparto. Pepe Benavente es sabedor de la ventaja que tiene con respecto al presidente de la Comisión de Fiestas, Guillermo López Reyes. Es decir, ostenta el poder de la popularidad y cuenta con mayores oportunidades en el mundo mediático, especialmente a la hora de tener más credibilidad. Mientras que un humilde hombre, vallero, trabajador, que trabaja por su pueblo de forma altruista, junto con el resto de la Comisión de Fiestas y la colaboración del pueblo, intentan mantener la historia y las tradiciones de unos legados de otra época; intentando buscar dinero para pagar a personas como Pepe Benavente, el cual no se queja cuando actúa en los Carnavales de Santa Cruz, donde la música de los quioscos supera el nivel de intensidad.

Por otro lado, y sin desviarme del tema que quería escribir, el bueno, simpático, generoso y noble de Pepe Benavente, demostró en Valle de Guerra un patriotismo por nuestra tierra fuera de lo normal. Aprovechó el momento para arremeter y descalificar al presidente de la comisión de Fiestas, Guillermo López Reyes, un joven vallero licenciado en la Universidad de la vida, a través de la honradez, humildad, generosidad y lucha constante, pero que en esta oportunidad le tocó tener enfrente a todo un especialista del mundo profesional de la música y del protocolo como así presume ser Pepe Benavente. Repito, no tengo nada contra Pepe Benavente, pero creo que se le han subido los humos, prueba de ello son sus manifestaciones al decir que el joven y humilde presidente de la mencionada Comisión de Fiesta, Guillermo López Reyes, “le había echado del pueblo”.

Para seguir demostrándole su condición de víctima o de mártir a todo el pueblo de Valle de Guerra y propios forasteros asistentes al concierto: “nadie ha venido por aquí. Lo siento, yo no soy Bisbal”. Así, y otras muchas más frases acomplejadas, sirvieron para demostrar que el amigo y admirado Pepe Benavente me desilusionó, especialmente porque intentó ser protagonista a costa de una humilde Comisión de Fiestas, trabajadores y honrados, que lo único que hicieron esa noche fue trabajar denodadamente con el objetivo de recaudar dinero para pagar los servicios del gran Pepe Benavente. Un profesional como se considera este buen hombre de nuestra tierra, tenía que darse cuenta que no todas las personas tienen los grandes conocimientos protocolarios como tiene él. La montó y luego quiso remendarlo con patriotismo y perdones de complejos y soberbia. Hizo daño a un pueblo, hirió los sentimientos y la historia de Valle de Guerra, dándole la oportunidad a muchos internautas de poner al pueblo de Valle de Guerra como salvaje y brutos. No, amigo Pepe Benavente, si esos que salen en tu defensa en los periódicos digitales, agrediendo de manera cobarde, vergonzosa y con toda clase de insultos hacia un pueblo como Valle de Guerra, te puedo garantizar que has perdido esa batalla de despropósitos, complejos y protagonismos personales.

Valle de Guerra, sus gentes, se pueden equivocar, pensar de forma distinta, pero sí tengo claro que son excelentes personas. Su fiestas, siempre se han llevado a cabo con las mejores intenciones, respetando y conservando sus culturas y legados de un pasado que le referencia como un pueblo con su propia historia. Aquí, en nuestra tierra, amigo Pepe Benavente, valoramos lo nuestro, pero también lo que viene de fuera, si es bueno. Tu trayectoria profesional te las has ganado a pulso; te respetamos y admiramos, pero no olvides nunca, estimado Pepe Benavente, de donde vienes y quién eres en realidad. Esta tierra, este pueblo de Valle de Guerra, junto con el resto de las islas, han sido los propulsores para que tú hayas podido ser quien eres. Así, pues, respeta y serás respetado. Pese a lo sucedido, Valle de Guerra no es un pueblo rencoroso. Es un pueblo que sabe perdonar y dar nuevas oportunidades. Tú, Pepe Benavente, también tienes que aprender de los humildes. No lo olvides, artista profesional de nuestra tierra. La prepotencia, la popularidad, el protagonismo, oportunismo y la soberbia, son conductores negativos de la mediocridad, dañando seriamente la escala de valores de las personas.

Rafael Lutzardo

Sinceramente, no tengo nada personal contra Pepe Benavente, me alegro que un artista profesional de nuestra isla triunfe cada día más; aunque no estoy de acuerdo cuando realizó el saque de honor en el derbi entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas, ya que para eso han habido excelentes jugadores del CD Tenerife que defendieron durante muchos años los colores de ambos equipos en Primera División, pero si los organizadores de ese evento deportivo se lo ofrecieron y vieron en Pepe Benavente el embajador de Canarias, lo respeto, pero no lo comparto. Pepe Benavente es sabedor de la ventaja que tiene con respecto al presidente de la Comisión de Fiestas, Guillermo López Reyes. Es decir, ostenta el poder de la popularidad y cuenta con mayores oportunidades en el mundo mediático, especialmente a la hora de tener más credibilidad. Mientras que un humilde hombre, vallero, trabajador, que trabaja por su pueblo de forma altruista, junto con el resto de la Comisión de Fiestas y la colaboración del pueblo, intentan mantener la historia y las tradiciones de unos legados de otra época; intentando buscar dinero para pagar a personas como Pepe Benavente, el cual no se queja cuando actúa en los Carnavales de Santa Cruz, donde la música de los quioscos supera el nivel de intensidad.

Por otro lado, y sin desviarme del tema que quería escribir, el bueno, simpático, generoso y noble de Pepe Benavente, demostró en Valle de Guerra un patriotismo por nuestra tierra fuera de lo normal. Aprovechó el momento para arremeter y descalificar al presidente de la comisión de Fiestas, Guillermo López Reyes, un joven vallero licenciado en la Universidad de la vida, a través de la honradez, humildad, generosidad y lucha constante, pero que en esta oportunidad le tocó tener enfrente a todo un especialista del mundo profesional de la música y del protocolo como así presume ser Pepe Benavente. Repito, no tengo nada contra Pepe Benavente, pero creo que se le han subido los humos, prueba de ello son sus manifestaciones al decir que el joven y humilde presidente de la mencionada Comisión de Fiesta, Guillermo López Reyes, “le había echado del pueblo”.