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Abrir puertas al aire

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) certifican que, pese a las cifras históricas que está experimentando el sector turístico, un solo motor no es suficiente para que la economía canaria avance hacia un modelo productivo que genere empleo. Pese a que el diagnóstico de todos los analistas señala que el paro se hará crónico en Canarias si no apostamos por la diversificación y articulamos nuevas vías que generen crecimiento, el Partido Popular rechazó esta semana una iniciativa que defendí en el Congreso de los Diputados para desarrollar una de nuestras principales fortalezas: garantizar la quinta libertad del aire en las Islas y permitir que el Archipiélago se convierta en un nudo de comunicaciones aéreas y marítimas entre Europa, África y América.

Los diputados populares se opusieron en el Congreso a una medida que ellos mismos han defendido en Canarias y en Madrid. Rajoy dijo en el debate de investidura que iba a “plantear la quinta libertad para Canarias, pues allí no llegan ni las grandes autopistas continentales ni los trenes de alta velocidad ni cosa que se le parezca” y los ministros de Industria y Fomento se han pronunciado también en varias ocasiones en el mismo sentido, pero a la hora de tomar decisiones olvidan sus propias promesas.

El Gobierno del Estado -más pendiente del futuro del aeropuerto de Barajas y de determinadas compañías- no ha dado ni un solo paso en Canarias para permitir que se articule esta herramienta tan importante para la consolidación de las Islas como una plataforma geoestratégica en el Atlántico medio. Y voy a citar un solo ejemplo de las dificultades y los obstáculos a los que se enfrentan las compañías: una aerolínea lleva esperando desde el pasado día 25 de noviembre de 2013 a que la Dirección General de Aviación Civil le autorice realizar operaciones aéreas entre Canarias y Malabo, vía Dakar.

Nosotros reclamamos que las Islas puedan aspirar a la quinta libertad en función de las estrategias comerciales de las compañías aéreas y no de aquellos intereses empresariales y políticos coyunturales que se plasmen en cada convenio bilateral con otros países. Canarias goza de una situación geográfica estratégica para ser un nudo o hub logístico aéreo y marítimo que facilite la internacionalización de nuestras empresas y, con ello, su competitividad y sostenibilidad a largo plazo, además de la instalación de empresas extranjeras en la islas, lo que supondría nuevas oportunidades para Canarias. Y no podemos renunciar a que nuestra economía sea más competitiva, potenciando aquellos sectores que permitan cimentar un modelo más diverso, creador de nuevas sinergias, oportunidades y empleo. Pero esta oportunidad sólo se podrá hacer realidad con el establecimiento, incremento y consolidación de las conexiones aéreas y marítimas internacionales, especialmente con los continentes africano y americano.

Nuestra cercanía a África Occidental nos permite aspirar a ser un centro de operaciones entre tres continentes. En estos momentos, la mayoría del tráfico entre América y África pasa por los nudos existentes en Europa, como París, Londres, Frankfurt o Dubai, en Oriente Medio, lo que alarga los viajes y los encarece de forma sustancial. Desviar ese tráfico hacia Canarias permitiría que dichos vuelos fuesen más directos, cortos y económicos, rentabilizando el coste de los mismos.

Frente a la opción que se plantea para muchas empresas de establecer sedes directamente en algunos países africanos, Canarias aparece como un emplazamiento mucho más estable, tanto desde el punto de vista macroeconómico como jurídico, con modernas infraestructuras, atractivos paquetes económicos y fiscales para empresas y una mano de obra mucho más cualificada y más preparada para rendir en entornos internacionales y competitivos. Además, las Islas tienen una conectividad aérea con la Unión Europea muy superior a la de otros países de África, lo cual es un punto a nuestro favor para las empresas multinacionales.

Tenemos fortalezas que aparecen reflejadas en el estudio elaborado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España sobre el papel de Canarias como plataforma de negocios internacional. Un estudio en el que se señala que “Canarias puede posicionarse para desempeñar en África un papel similar al que Singapur desarrolla en una parte del sudeste asiático o el que tiene asignado Miami para una parte del Caribe”.

El Congreso cerró el martes una salida irrenunciable para Canarias por la oposición del Partido Popular, pero nosotros insistiremos en abrir una puerta necesaria para que Canarias desarrolle un modelo económico que nos permita ser más fuertes y competitivos y que, además, revierta en beneficio de todo el Estado y de la Unión Europea, que podrá extender sus redes comerciales con África y con América a través de la plataforma estratégica que representa nuestro Archipiélago.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) certifican que, pese a las cifras históricas que está experimentando el sector turístico, un solo motor no es suficiente para que la economía canaria avance hacia un modelo productivo que genere empleo. Pese a que el diagnóstico de todos los analistas señala que el paro se hará crónico en Canarias si no apostamos por la diversificación y articulamos nuevas vías que generen crecimiento, el Partido Popular rechazó esta semana una iniciativa que defendí en el Congreso de los Diputados para desarrollar una de nuestras principales fortalezas: garantizar la quinta libertad del aire en las Islas y permitir que el Archipiélago se convierta en un nudo de comunicaciones aéreas y marítimas entre Europa, África y América.

Los diputados populares se opusieron en el Congreso a una medida que ellos mismos han defendido en Canarias y en Madrid. Rajoy dijo en el debate de investidura que iba a “plantear la quinta libertad para Canarias, pues allí no llegan ni las grandes autopistas continentales ni los trenes de alta velocidad ni cosa que se le parezca” y los ministros de Industria y Fomento se han pronunciado también en varias ocasiones en el mismo sentido, pero a la hora de tomar decisiones olvidan sus propias promesas.