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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las raíces humanas que hacen grande a San Benito

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Hace unos días presentamos un libro excepcional, que recopila una auténtica colección de relatos de vida, vivencias y experiencias, realizados con mimo por dos grandes profesionales de la cultura canaria, como son el profesor, reciente premio canarias de Cultura Popular, Manuel Lorenzo Perera y su compañera y maestra, María Dolores García Martín.

Fue un día emocionante, en primer lugar por presentarse en el marco del reconocimiento anual a uno de los grandes hijos de Canarias, Pedro Molina, sin duda motor de tradiciones, defensor de nuestra tierra y del sector primario. Un evento que además se hizo justo en el séptimo aniversario del primer acto institucional al que acudí como concejal de La Laguna. Allí estaba Pedro y su equipo, que nos acogieron con cariño en esos primeros pasos, con la generosidad y la altura de miras, que eran parte de su ser.  

Esta publicación es un ejemplo práctico más de uno de los compromisos que desde el área de Bienestar Social, en colaboración activa con el resto del Ayuntamiento, ponemos en práctica para desarrollar el Plan de Acción Ciudades Amigables con las Personas Mayores, que establece la importancia de la puesta en valor y el reconocimiento del papel de las personas mayores en nuestro municipio, para recordar el enorme potencial de ese 16% de laguneros y laguneras que hoy tienen más de 60 años. Un paso que se suma al mayor esfuerzo económico que se ha hecho jamás en políticas de apoyo y dinamización de las personas mayores en nuestro municipio, que nos permite ofrecer desde lo local miles de horas gratuitas de talleres, actividades al aire libre, dinamización y acompañamiento.

Es un trabajo que además me toca de cerca. Que habla del barrio en el que vivo desde hace años y que retrata esa sociedad que encontré en la Villa de Arriba, abierta, diversa, que combina lo tradicional, las raíces agrícolas y ganaderas con la innovación, los artesanos, los pequeños comercios con el día a día de un barrio de trabajadores y trabajadoras. Un lugar con un corazón amplio, acogedor y solidario. Muchas de sus vivencias y memorias colectivas están plasmadas en sus páginas.

De la historia de las gentes del barrio con alma de pueblo hablan con maestría los autores del libro, casi un resumen de su origen humilde y trabajador, la base de muchos de los relatos contenidos en él, dicen: “En ese barrio ganadero, cuantiosas veces, la ropa de cama, las talegas y determinadas prendas de vestir llegaron a hacerse con las telas de sacos que venían con harina o con azúcar de Cuba. Los niños del campo no podían ir a la escuela pública por tener que ayudar a sus mayores en las tareas agrícolas y ganaderas”.

Páginas llenas de vidas de personas, empresas y familias luchadoras. Desde la caseta de madera con doña Rosario y don Ramón con tantos años tras los fogones, con sus míticas arvejas a Doña Carmita, la de la ventita, don Lorenzo y doña Isabel, al frente del bar el Kíkere por casi 35 años y sus sacrificios para echarlo palante.

La historia de Tito Caraballo, de una infancia con poca escuela y una vida de trabajo duro, la de Don Alfredo López y su famoso taller. La existencia de Doña Berta Hernández, que tuvo que ayudar a criar a seis hermanos pequeños, que junto a su esposo Mario levantó la Ferretería San Benito. La de don Antonio Amador, artesano cerrajero por cuyas manos pasaron tantas obras de arte hechas con metal.

También la del famoso bar Las Moneditas y sus días, tardes y noches donde se disfrutó del buen vino y ricos alimentos. La memoria migrante y emprendedora de don Juan Alonso o los años de trabajo de las familias que conservaron como un tesoro la danza de cintas de San Diego. Igualmente relatos recientes de trabajo por y para el sector primario, como los de don Arsenio Pérez, un ganadero entregado y los de la primera presidenta de la Cooperativa La Candelaria, Candelaria Rodríguez.

Hay muchos más tesoros en este libro, que estoy seguro que van a poder disfrutar como lo hicimos cuando se presentaron los reconocimientos en la Plaza de San Benito. 

Esta pequeña gran obra ya está disponible en versión digital en la página del Ayuntamiento y además también la repartimos gratuitamente en el Teatro Leal. No hubiese sido posible sin el buen hacer de Manuel Lorenzo Perera y María Dolores García, sin el empeño de AGATE, Manuel Expósito, Santiago Cacho y su equipo que se prestaron con tanta generosidad. Tampoco lo podríamos disfrutar sin la implicación de los equipos técnicos de Bienestar Social, muy especialmente de nuestra Unidad de Mayores.

Sin firmes cimientos, sin las raíces humanas que son nuestros mayores, no podremos crecer ni mejorar como municipio, al que tenga dudas le recomiendo encarecidamente esta necesaria lectura.

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