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Rectificaciones populares

Es como si estuviera jugando al pierde.

En veinticuatro horas, dirigentes del Partido Popular (PP) lanzaron propuestas abonadas a la crítica y al rechazo. Rechifla en las redes sociales. Y los medios afines haciendo malabares para justificar los dislates.

Insensibilidad -lo menos que se puede decir- por parte de Esperanza Aguirre con los sin techo en Madrid. Es que se ponen los pelos de punta indignada cuando en su discurso introduce invocaciones al cristianismo. Ahora, desde luego, con su propuesta inicial, no ha ejercido de buena samaritana. A la vista de las repercusiones, tuvo que reconsiderar, claro.

Osadía -lo menos que se puede decir- por parte del ministro de Justicia, Rafael Catalá, tentado en multar al medio que publique o a quien filtre sumarios judiciales, con el pretexto de proteger la privacidad y la presunción de inocencia. Se creía que la tentación era la Ley mordaza pero siempre hay un paso más. Y luego se quejan de las prácticas chavistas o de algún régimen totalitario. También hubo de retractarse. O de desmentirse a sí mismo, un par de veces, total…

En tiempos cada vez más lejanos, cuando sucedían estas cosas, o sea, lanzamiento de la especie y reconsideración más o menos temprana, se decía algo así como que el daño ya estaba hecho. Ahora ya, como la coherencia tiene cada vez menos valor, resulta indiferente.

Y don Manuel Fraga, revolviéndose en su memoria: “Los socialistas solo aciertan cuando rectifican”, dijo en cierta ocasión. Sus herederos también lo hacen.

Es como si estuviera jugando al pierde.

En veinticuatro horas, dirigentes del Partido Popular (PP) lanzaron propuestas abonadas a la crítica y al rechazo. Rechifla en las redes sociales. Y los medios afines haciendo malabares para justificar los dislates.