Espacio de opinión de Canarias Ahora
Reformas y promesas
Está bien procurar que no se pierdan votos pero, qué quieren, hasta en lo justo y razonable son pillos, los malditos. Les puede la querencia tramposa. El Gobierno guardaba la propuesta en la recámara mientras organizaba idas y venidas a las colonias de canarios en el extranjero. Eso permitía a CC sacarle ventaja a los rivales que no pueden ahora compensar, aprisa y corriendo, el terreno que les llevan ganado los nacionalistas. Aunque se lo merezcan PP y PSC, por descuidados, es evidente tanto la marrullería de CC como, insisto, el acierto de procurar que esos votos sean escrutados y entren en el recuento; que no es cuento contado dos veces. Esta vez lo psocialistas han andado listos. Proponen ampliar la reformilla nacionalera reduciendo los topes mínimos de votos de acceso al Parlamento. Para entrar en la Cámara, los grupos necesitan ahora obtener el 6% del total de votos regionales o el 30% de los de su isla. Quiere el PSC rebajarlos al 3% y al 15%, respectivamente. Astuta invención. Porque el PSC solicita los mismos topes que recoge el proyecto de nuevo Estatuto que respalda CC. Además, si los nacionalistas alegan, en el caso de los emigrantes, la conveniencia de que no se pierdan sus votos, no pueden negarse, en buena lógica, a reducir unos topes que dejan, elección tras elección, a miles de canarios sin representación. Pero es tanta la desvergüenza que no sé por donde saldrán. Han estado finos los psocialistas al plantear semejante test sobre el tan negado como eficiente pacto CC-PP que ha hecho de la ignominia pasivo parlamentario. Veremos si se atreven a rechazar la propuesta. Mientras, comienzan los candidatos a desvelar su ÂpromesarioÂ. Paulino Rivero dice que reducirá las listas de espera médica y hará otras cosillas, todas tan necesarias que debería explicar la razón de que no las hayan acometido ya los nacionalistas, con la de años que llevan gobernando. En cuanto a López Aguilar, ahí está prometiendo trenes. Un peligro porque con la velocidad de crucero que trae pudiera optar por el francés de los 574 kilómetros/hora que acaban de presentar. Si lo hace, no necesitará entrar por la puerta ni corre peligro de salir por la ventana, Mauricio dixit: de embalado se llevará por delante todo el edificio y colindantes. Lo mejor, con mucho, fue lo de Rajoy. Aseguró que el PP nos traerá Âsensatez, seriedad y sentido del humorÂ. Cuando lo leí estaba aún medio dormido y se me pasó que igual el hombre había prescindido del macho como candidato. Pero, tras el primer cafelito, recordé que Rajoy es gallego ejerciente y comprendí.
Está bien procurar que no se pierdan votos pero, qué quieren, hasta en lo justo y razonable son pillos, los malditos. Les puede la querencia tramposa. El Gobierno guardaba la propuesta en la recámara mientras organizaba idas y venidas a las colonias de canarios en el extranjero. Eso permitía a CC sacarle ventaja a los rivales que no pueden ahora compensar, aprisa y corriendo, el terreno que les llevan ganado los nacionalistas. Aunque se lo merezcan PP y PSC, por descuidados, es evidente tanto la marrullería de CC como, insisto, el acierto de procurar que esos votos sean escrutados y entren en el recuento; que no es cuento contado dos veces. Esta vez lo psocialistas han andado listos. Proponen ampliar la reformilla nacionalera reduciendo los topes mínimos de votos de acceso al Parlamento. Para entrar en la Cámara, los grupos necesitan ahora obtener el 6% del total de votos regionales o el 30% de los de su isla. Quiere el PSC rebajarlos al 3% y al 15%, respectivamente. Astuta invención. Porque el PSC solicita los mismos topes que recoge el proyecto de nuevo Estatuto que respalda CC. Además, si los nacionalistas alegan, en el caso de los emigrantes, la conveniencia de que no se pierdan sus votos, no pueden negarse, en buena lógica, a reducir unos topes que dejan, elección tras elección, a miles de canarios sin representación. Pero es tanta la desvergüenza que no sé por donde saldrán. Han estado finos los psocialistas al plantear semejante test sobre el tan negado como eficiente pacto CC-PP que ha hecho de la ignominia pasivo parlamentario. Veremos si se atreven a rechazar la propuesta. Mientras, comienzan los candidatos a desvelar su ÂpromesarioÂ. Paulino Rivero dice que reducirá las listas de espera médica y hará otras cosillas, todas tan necesarias que debería explicar la razón de que no las hayan acometido ya los nacionalistas, con la de años que llevan gobernando. En cuanto a López Aguilar, ahí está prometiendo trenes. Un peligro porque con la velocidad de crucero que trae pudiera optar por el francés de los 574 kilómetros/hora que acaban de presentar. Si lo hace, no necesitará entrar por la puerta ni corre peligro de salir por la ventana, Mauricio dixit: de embalado se llevará por delante todo el edificio y colindantes. Lo mejor, con mucho, fue lo de Rajoy. Aseguró que el PP nos traerá Âsensatez, seriedad y sentido del humorÂ. Cuando lo leí estaba aún medio dormido y se me pasó que igual el hombre había prescindido del macho como candidato. Pero, tras el primer cafelito, recordé que Rajoy es gallego ejerciente y comprendí.