Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

8M, sacudiendo las conciencias

El movimiento feminista ha convocado una huelga de mujeres para este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Un paro que, por sus contenidos y objetivos –lucha contra la discriminación salarial, visibilización del trabajo doméstico y los cuidados a personas dependientes en el ámbito familiar, rechazo a la violencia machista…-, constituye una movilización social que se convierte en un aldabonazo, una sacudida de las conciencias ante una situación de marginación que afecta a la mitad de la humanidad, en muy diversos ámbitos.

A ella se han incorporado los sindicatos (unos sumándose a la huelga de 24 horas, otros, como CCOO y UGT, planteando paros parciales de dos horas), algunas formaciones políticas y diversos colectivos sociales. Mientras se oponen frontalmente a la misma los dos partidos de la derecha estatalista, Ciudadanos y PP, llegando este último a calificar la convocatoria de “elitista” y de “pretender enfrentar a mujeres y hombres”.

Aunque mucho más allá fue una integrante del Gobierno del PP, la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que planteó llevar a cabo una huelga a la japonesa, es decir, que las mujeres realizaran más tareas laborales y domésticas en esa jornada.

Son muchos los temas de enorme importancia que las organizaciones feministas han puesto sobre la mesa en esta convocatoria del 8 de Marzo. Entre ellos, la persistente brecha salarial entre hombres y mujeres. Es un hecho contrastado que las mujeres, en todo el mundo, cobran menos que los hombres; y ello ocurre en parte, pero no solo, porque realizan los trabajos de menor cualificación y peor remunerados, así como por su mayor presencia entre las personas que hacen media jornada.

Transversal

La brecha salarial tiene un carácter transversal. Se reproduce en las diferentes categorías laborales y afecta, también, a las mujeres que cuentan con estudios universitarios, con mayores niveles de formación. Una brecha que es menor en Canarias, no por superación de las desigualdades machistas sino por nuestros bajos salarios y el escaso peso de puestos directivos de alta remuneración. Según el sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha), la brecha se amplía a partir de los 16.000 euros de salario anual, añadiendo que el número de mujeres con ingresos entre los 50.000 y los 80.000 euros es la mitad que el de hombres.

El informe sobre Brecha de Género que elabora el Foro Económico Mundial advertía recientemente que, si no se toman medidas urgentes, tardaremos siglos en superar la injusta diferencia salarial entre hombres y mujeres en el conjunto del planeta. Los países nórdicos son, con diferencia, los que han logrado un mayor nivel de igualdad.

Un asunto que exige decisiones contundentes para su pronta superación y que ya comienza a ser debatido en el Congreso de los Diputados, con dos propuestas. Una de Unidos Podemos y otra del PSOE, que coinciden en sus fundamentaciones básicas. Islandia ya lo resolvió al prohibir por ley las diferencias salariales en función del género; cualquier empresa con 25 o más empleados deberá certificar la igualdad de salario cada año. En España, aunque algún dirigente prefiera no hablar de ello, hay que tomar medidas urgentes para acabar con esta injusta discriminación que perjudica a las mujeres y nos degrada como sociedad.

Trabajo doméstico

En la movilización se incluye asimismo todo lo vinculado al trabajo doméstico y los cuidados. Los datos son reveladores: mientras las mujeres dedican cuatro horas y media diarias a hacer de comer, comprar, fregar, limpiar la casa o cuidar a personas mayores; los hombres reducen ese dato a dos horas.

Sin la realización de esas tareas no remuneradas ni tampoco valoradas socialmente, que recaen sobre todo en las mujeres, sería imposible el desarrollo de la vida cotidiana. Por eso, la convocatoria va más allá de las empresas y de los centros de trabajo privados o públicos, planteando una huelga de consumo (no realizar la compra) y de cuidados.

Asimismo, extiende la jornada de paros a los centros de enseñanza en todos los niveles, al entender que el sistema educativo es el principal espacio de socialización y que reproduce la ideología patriarcal.

Además, la convocatoria no olvida denunciar, una vez más, la violencia que sufren las mujeres: prostitución, violaciones, acoso sexual o malos tratos. El machismo tiene una de sus expresiones más brutales en la violencia de género. Decenas de mujeres son asesinadas al año en España por sus parejas o exparejas. Solo son la punta de un iceberg de maltrato, de dolor, de ataque frontal a las mujeres, su libertad, su dignidad, sus vidas.

El Pacto contra la Violencia de Género aprobado por el Congreso debe, de manera transversal, suponer una actuación decidida y continuada en todos los frentes para ir superando esta grave lacra. Desde la prevención a la protección de las víctimas y los procesos de recuperación de los maltratadores.

Las mujeres y hombres de Nueva Canarias (NC) nos sumamos a esta convocatoria del movimiento feminista que ya ha logrado un importante objetivo: agitar las conciencias, situar en el primer plano de la agenda social, política y mediática una situación de marginación histórica completamente intolerable; y ofrecer alternativas transformadoras para superarla. Afirmando, además, que no se conforman con la lentitud de los cambios en asuntos que afectan a sus vidas en los más diversos ámbitos. Exigiendo actuaciones y compromisos institucionales y personales, también de los hombres, para modificar la realidad y avanzar hacia un mundo de plena igualdad en el que no pueden persistir las actuales discriminaciones hacia la mitad de la población.

El movimiento feminista ha convocado una huelga de mujeres para este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Un paro que, por sus contenidos y objetivos –lucha contra la discriminación salarial, visibilización del trabajo doméstico y los cuidados a personas dependientes en el ámbito familiar, rechazo a la violencia machista…-, constituye una movilización social que se convierte en un aldabonazo, una sacudida de las conciencias ante una situación de marginación que afecta a la mitad de la humanidad, en muy diversos ámbitos.

A ella se han incorporado los sindicatos (unos sumándose a la huelga de 24 horas, otros, como CCOO y UGT, planteando paros parciales de dos horas), algunas formaciones políticas y diversos colectivos sociales. Mientras se oponen frontalmente a la misma los dos partidos de la derecha estatalista, Ciudadanos y PP, llegando este último a calificar la convocatoria de “elitista” y de “pretender enfrentar a mujeres y hombres”.