Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Sarkozy y la juventud

El campeón del orden, Nicolas Sarkozy, sembró el desorden sin querer tras su elección. Miles de jóvenes salieron a protestar en París, Marsella, Nantes, Rennes, Lyon, Toulouse, Lille y Burdeos. Centenares de coches quemados, centenares de jóvenes detenidos. Este hombre es una amenaza. Ségolène Royal lo tenía previsto antes de estos acontecimientos que duran ya dos días: “el candidato de la derecha es un peligro para la paz social, para la unidad de la República y para los servicios públicos. Es mi responsabilidad alertar a la gente sobre el riesgo de su candidatura respecto a la violencia y brutalidad que desencadenaría en el país”.A Sarkozy lo asaltó en miniatura el fantasma del mayo del 68, acontecimientos histórico al que culpa de todos los males presentes de Francia, como si casi 40 años hubieran transcurrido en balde, tiempo pasado sin responsabilidad alguna en semejante declive, incluida la gestión presidencial de Jacques Chirac y los gobiernos en los que participó el mismo Sarkozy. Pero, ¿por qué estos jóvenes renuncian a los cien días tradicionales de cortesía para la presidencia antes de protestar? Hay motivos referidos al pasado reciente y otros al programa conservador.Ejerciendo como ministro del Interior, el nuevo presidente reprimió muy duramente las movilizaciones de los jóvenes hace dos años en los barrios periféricos de las ciudades francesas. Peor, se permitió el lujo grosero de llamarlos “gentuza”, multiplicando los disturbios. Ahora les promete un futuro peor asegurado. Subirá de forma escandalosa el coste de las inscripciones de los estudiantes en las universidades públicas, algunas facultades seleccionarán qué estudiantes podrán ingresar en sus aulas y quienes quedarán fuera, suprimirá la minoría de edad para los delincuentes reincidentes entre 16 y 18 años de edad e impondrá a los jueces un mínimo y un máximo a sus sentencias, aumentando sustancialmente las sanciones previstas hasta ahora para los jóvenes por las leyes del país.Mientras los socialistas condenan a los jóvenes indignados, recomendándoles “usar las urnas en lugar de otros instrumentos”, la derecha gana tiempo lanzando la propaganda acostumbrada: crear pánico vía mediática. Necesita renovar la mayoría reaccionaria en la Asamblea Nacional, atendiendo a las prisas de Sarkozy por implementar su proyecto (recomiendo la lectura de “Francia, más a la derecha”, artículo publicado ayer en esta sección). Pero ahora colocan otro contenido a esa campaña. “¿Cómo no tener miedo a los socialistas que tras la derrota se pelean entre ellos en una lucha fratricida por el liderazgo? Gente así no debe gobernar ni merece la confianza de los franceses.” Llegan al extremo de utilizar supuestos problemas personales de Ségolène Royal con su compañero, como si las relaciones de Nicolas Sarkozy representaran un espléndido paradigma de la familia conservadora. Todo vale, caca incluida. Visto lo visto, la izquierda francesa podría prepararse para votar primero y resistir, sea cual sea el resultado de junio, la ofensiva que prepara Sarkozy contra derechos adquiridos y las libertades en general. Creo.

Rafael Morales

El campeón del orden, Nicolas Sarkozy, sembró el desorden sin querer tras su elección. Miles de jóvenes salieron a protestar en París, Marsella, Nantes, Rennes, Lyon, Toulouse, Lille y Burdeos. Centenares de coches quemados, centenares de jóvenes detenidos. Este hombre es una amenaza. Ségolène Royal lo tenía previsto antes de estos acontecimientos que duran ya dos días: “el candidato de la derecha es un peligro para la paz social, para la unidad de la República y para los servicios públicos. Es mi responsabilidad alertar a la gente sobre el riesgo de su candidatura respecto a la violencia y brutalidad que desencadenaría en el país”.A Sarkozy lo asaltó en miniatura el fantasma del mayo del 68, acontecimientos histórico al que culpa de todos los males presentes de Francia, como si casi 40 años hubieran transcurrido en balde, tiempo pasado sin responsabilidad alguna en semejante declive, incluida la gestión presidencial de Jacques Chirac y los gobiernos en los que participó el mismo Sarkozy. Pero, ¿por qué estos jóvenes renuncian a los cien días tradicionales de cortesía para la presidencia antes de protestar? Hay motivos referidos al pasado reciente y otros al programa conservador.Ejerciendo como ministro del Interior, el nuevo presidente reprimió muy duramente las movilizaciones de los jóvenes hace dos años en los barrios periféricos de las ciudades francesas. Peor, se permitió el lujo grosero de llamarlos “gentuza”, multiplicando los disturbios. Ahora les promete un futuro peor asegurado. Subirá de forma escandalosa el coste de las inscripciones de los estudiantes en las universidades públicas, algunas facultades seleccionarán qué estudiantes podrán ingresar en sus aulas y quienes quedarán fuera, suprimirá la minoría de edad para los delincuentes reincidentes entre 16 y 18 años de edad e impondrá a los jueces un mínimo y un máximo a sus sentencias, aumentando sustancialmente las sanciones previstas hasta ahora para los jóvenes por las leyes del país.Mientras los socialistas condenan a los jóvenes indignados, recomendándoles “usar las urnas en lugar de otros instrumentos”, la derecha gana tiempo lanzando la propaganda acostumbrada: crear pánico vía mediática. Necesita renovar la mayoría reaccionaria en la Asamblea Nacional, atendiendo a las prisas de Sarkozy por implementar su proyecto (recomiendo la lectura de “Francia, más a la derecha”, artículo publicado ayer en esta sección). Pero ahora colocan otro contenido a esa campaña. “¿Cómo no tener miedo a los socialistas que tras la derrota se pelean entre ellos en una lucha fratricida por el liderazgo? Gente así no debe gobernar ni merece la confianza de los franceses.” Llegan al extremo de utilizar supuestos problemas personales de Ségolène Royal con su compañero, como si las relaciones de Nicolas Sarkozy representaran un espléndido paradigma de la familia conservadora. Todo vale, caca incluida. Visto lo visto, la izquierda francesa podría prepararse para votar primero y resistir, sea cual sea el resultado de junio, la ofensiva que prepara Sarkozy contra derechos adquiridos y las libertades en general. Creo.

Rafael Morales