Espacio de opinión de Canarias Ahora
El silencio sospechoso de Soria
Pero mi firmeza en pedirle una vez más la dimisión a José Manuel Soria no sólo radica en los escándalos, y escandallos contables cada vez más acumulados de desatinos públicos (que fino soy, Manolo), sino que además su silencio con respecto a Paquirrín no es nada comparado con las últimas declaraciones de Paulinín de la ATI, que ahora se reafirma en la necesidad que Canarias sea independiente, como ya adelantaron Miguelín Zerolo y Pepito Rodríguez. Perdonen que sea tan sarcástico, pero como fuí independentista cuando tenía trece o catorce años, y en aquella época los socialistas y comunistas canarios me parecían unos españolistas insoportables, ahora me repatea que unos exfranquistas como Zerolo, Rivero y demás áticos de proa y de popa me vengan a restregar por la cara que me he hecho demasiado viejo al renunciar a la independencia de Canarias. Por puro romanticismo me la repatea.
Llegado a este punto caigo en la cuenta una vez más en el silencio sospechoso de Soria, y vuelvo a hacerme la autocrítica de que soy un ingenuo esperando la dimisión del presidente de los populares canarios. Incluso reflexiono sobre sus últimas declaraciones, llamando a los socialistas caraduras por las criticas hacia el silencio moganero de Soria y su especial trato a Paquirrín, pero hago unas indagaciones que me apuntan una vez más a mi ceguera de cosas que se tropiezan camino de la Playa del Cura, pasando por Arquineguín y Puerto Rico, hasta llegar a Mogán. Y me apuntan que el triangulo entre Santana Cazorla, Luis Soria y Paquirrín el de Mogán, puede ser determinante para que Manolo Soria llame caraduras a todos los que le pidan explicaciones políticas por estos asuntos/trasuntos que le causa nerviosismo e incluso algún tic en plan chiquilicuatre. Como verán hoy me he tomado con cierta socarronería estos temas. En próxima entrega hablaremos del Gobierno. De Paulinín y Manolo.
Pero mi firmeza en pedirle una vez más la dimisión a José Manuel Soria no sólo radica en los escándalos, y escandallos contables cada vez más acumulados de desatinos públicos (que fino soy, Manolo), sino que además su silencio con respecto a Paquirrín no es nada comparado con las últimas declaraciones de Paulinín de la ATI, que ahora se reafirma en la necesidad que Canarias sea independiente, como ya adelantaron Miguelín Zerolo y Pepito Rodríguez. Perdonen que sea tan sarcástico, pero como fuí independentista cuando tenía trece o catorce años, y en aquella época los socialistas y comunistas canarios me parecían unos españolistas insoportables, ahora me repatea que unos exfranquistas como Zerolo, Rivero y demás áticos de proa y de popa me vengan a restregar por la cara que me he hecho demasiado viejo al renunciar a la independencia de Canarias. Por puro romanticismo me la repatea.
Llegado a este punto caigo en la cuenta una vez más en el silencio sospechoso de Soria, y vuelvo a hacerme la autocrítica de que soy un ingenuo esperando la dimisión del presidente de los populares canarios. Incluso reflexiono sobre sus últimas declaraciones, llamando a los socialistas caraduras por las criticas hacia el silencio moganero de Soria y su especial trato a Paquirrín, pero hago unas indagaciones que me apuntan una vez más a mi ceguera de cosas que se tropiezan camino de la Playa del Cura, pasando por Arquineguín y Puerto Rico, hasta llegar a Mogán. Y me apuntan que el triangulo entre Santana Cazorla, Luis Soria y Paquirrín el de Mogán, puede ser determinante para que Manolo Soria llame caraduras a todos los que le pidan explicaciones políticas por estos asuntos/trasuntos que le causa nerviosismo e incluso algún tic en plan chiquilicuatre. Como verán hoy me he tomado con cierta socarronería estos temas. En próxima entrega hablaremos del Gobierno. De Paulinín y Manolo.