Hotel MYND Adeje. Un nuevo y moderno hotel de cuatro estrellas en el sur de Tenerife que estará plenamente operativo el próximo mes de diciembre, con 165 habitaciones y 230 plazas alojativas. Pero, si me permiten, les subrayaré lo que a mi juicio es lo más significativo de este hito empresarial tras una pandemia que se alarga ya año y medio: con el MYND Adeje se crean 85 nuevos puestos de trabajo directos en nuestro castigado sector turístico. Unos puestos de trabajo que se suman al más del centenar de puestos de trabajo propios de la actividad constructora y de ingeniería que han sido necesarias para esta transformación hotelera realizada en un tiempo récord. Pero, además, a todo ello hay que añadir el aumento en el gasto turístico en Tenerife, que tiene un efecto multiplicador desde diversos sectores (ocio, comidas y bebidas, transporte, entre otros), y cuyos resultados serán más evidentes un año después.
Para esto sirve la Reserva para Inversiones en Canarias (la RIC).
El Grupo Acosta Matos, propietario de este nuevo establecimiento hotelero, ha encontrado en RIC Private Equity, la primera sociedad de inversión colectiva de la RIC, un perfecto aliado para llevar a cabo sus planes de expansión. Así, y gracias a la suma de fondos RIC de muchos empresarios y profesionales de Canarias, se ha hecho realidad esta transformación de un antiguo y abandonado complejo de apartamentos en el sur de Tenerife (Callao Salvaje) en un nuevo y moderno hotel de cuatro estrellas. Una ‘aventura empresarial’ en plena pandemia que ha sido posible, en gran medida, gracias a la colaboración del Gobierno de Canarias y la AEAT, que emitieron la declaración de idoneidad y el informe vinculante, respectivamente: el paso previo y obligado para que RIC Private Equity vehiculizara la RIC de contribuyentes que no tenían un proyecto propio donde materializarla hacia el Grupo Acosta Matos, que tiene una decidida apuesta por el sector hotelero canario.
Este es el camino y este es momento. La RIC, ahora y más que nunca, debe ser la palanca de financiación de proyectos hoteleros como MYND Adeje, que logran un impacto tractor y multiplicador de la economía de Canarias tras esta crisis sin precedentes, y que, al mismo tiempo, ayudarán a reposicionar nuestro sector turístico y lo situarán en términos competitivos en lo que hemos venido denominando el reinicio del turismo en Canarias.
Sin embargo, la nueva coyuntura exige al sector dar un paso más allá y aprovechar este período para plantear una estrategia pensando en el futuro de Canarias como destino turístico. Dicha estrategia debe tener la capacidad de añadir nuevos términos a la ecuación exitosa del pasado como, por ejemplo, una apuesta clara por la transformación digital, la transición ecológica, la cohesión social y territorial y la igualdad laboral. Imprescindibles en el caso de Canarias, que somos islas y, por tanto, un territorio aislado y limitado.
Este es el gran reto que aborda RIC Private Equity para no perder el tren de la transformación turística. El objetivo es ayudar a los canarios a pilotar un modelo generador de nuevas economías, con el apoyo y compromiso de las administraciones públicas, a las que pedimos ese ‘acto heroico’ de resolver los dos expedientes de idoneidad fiscal cuyo trámite iniciamos ahora, a solo 40 días de la finalización de 2021, pero vitales tanto para aquellos contribuyentes canarios que ya dan por perdido sus dotaciones de RIC de 2016 y 2017 como para los empresarios como Acosta Matos, Servatur o Cencosu que siguen convencidos que la mejor estrategia de recuperación es fomentar la inversión en la plaza hotelera para ganar competitividad y acelerar la transformación digital y la transición ecológica.
Porque la RIC no es solo el ahorro de los impuestos para empresarios y profesionales. Es también, y sobre todo, inversión: una extraordinaria forma de que los empresarios y profesionales de Canarias puedan destinar parte de sus beneficios en la región donde viven, ellos, sus familias y sus amigos. En definitiva, en su entorno social y económico más inmediato. Una realidad que ahora se lleva a cabo de manera colectiva, con la supervisión de un organismo como la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que vela por la transparencia y la protección de los inversores, así como con la supervisión previa del Gobierno de Canarias y de la AEAT de los proyectos en los que se invierte y su aptitud para la materialización de la RIC.
Necesitamos ‘valientes’ para pilotar la reconstrucción turística de Canarias e inversores RIC ‘comprometidos’ para apoyarlos. La RIC tiene que ser nuestro Fondo Next Generation.