El terrorismo internacional de nuestros días poco o nada tiene que ver con los actos terroristas de la Europa del siglo XIX, cuando en 1898 la emperatriz Elisabeth de Austria, más conocida como Sissi, cae apuñalada en Ginebra, Suiza. Luigi Lucheni, el risueño anarquista asesino explicará a los policías que le interrogan que si todos los anarquistas fueran tan cumplidores como él, pronto dejarían de existir las injusticias y la sociedad capitalista.
En aquel entonces la noticia conmocionó al mundo, pero ni aquel atentado ni la serie de atentados contra los reyes de Italia y de España, contra el emperador alemán Guillermo, o contra el zar Alejandro II, que perdió la vida en otro, ninguno de los atentados anarquistas acabó con las injusticias ni con el capitalismo.
Desde un punto de vista histórico, evitando toda valoración moral, pero atendiendo al resultado político, podrían encontrarse elucubraciones en que un atentado haya tenido un sentido de la oportunidad en algunos casos, y en otros serían actos terroristas inoportunos. El caso del atentado individual contra la emperatriz fue absolutamente inoportuno, además de moralmente condenable.
En Japón ha sido asesinado en público, durante un acto electoral, ShinzÅ Abe, el exprimer ministro que más tiempo ocupó el cargo. Su política económica era conocida como la ABENOMICS de expansión monetaria, gasto público y reforma estructural potencialmente dolorosa para las mayorías.
Pero el motivo del atentado terrorista japonés tiene poco que ver con ideales políticos y sí con odios religiosos. Y según algún comentarista japonés se le califica como miembro de la llamada “generación perdida”, era un exmilitar y estaba desempleado. Tetsuya Yamagami había fabricado él mismo su pistola, que tuvo un disparo como un “bazooka”.
La madre de Tetsuya Yamagami, el atacante del exprimer ministro japonés, pertenecía desde 1998 a una organización sectaria religiosa. La organización advirtió de que no tiene nada que ver con los problemas económicos de la señora y que el asesinado Abe no fue miembro ni consejero de la religión conocida también bajo el nombre de Secta Moon.
El asesino admitió haber atacado al líder japonés para vengarse del que consideraba colaborador de la Secta Moon, causante de los problemas económicos de su madre. La Secta Moon lleva el nombre de Iglesia de la Unificación, creada en Corea del Sur en 1954.
¿Quién fue su fundador de la Iglesia Moon de Unificación?
El fundador Sun Myung Moon (1920-2012) nació en una familia de campesinos en lo que hoy es Corea del Norte. A los 15 años dijo haber tenido una visión de Jesucristo, que le pidió proseguir su misión para que la humanidad llegase al estado de pureza “sin pecado”. Fundó en 1954 en Seúl su propia iglesia. Pronto entró en política, con una línea antiizquierdista, adoptando desde su principio una línea claramente anticomunista. Eso atrajo las simpatías del entonces dictador surcoreano y su régimen militar surcoreano. Sun Myung Moon también trató con jefes de Estado extranjeros, como Richard Nixon, al que apoyó durante el escándalo del Watergate. En Francia, en 1980, su Iglesia mantuvo vínculos con el movimiento de extrema derecha Frente Nacional de Le Pen.
No se sabe si los miembros de la Secta Moon alcanzaron el “estado de pureza sin pecado”, aunque alguno, como la madre del ejecutor del exministro Shinzo Abe, llegaron a una pureza sin dinero en los bolsillos.
La organización “religiosa” de Moon se convirtió progresivamente en un imperio económico presente en distintos sectores (construcción, alimentario, automóvil, turismo, medios, entre otros), lo que hizo de su fundador un multimillonario, sin duda de sus seguidores por la pureza alcanzada. Sun Myung Moon realizó su primera gira mundial en 1965, predicando la Buena Nueva que, según él, encarnaba en nombre de Jesucristo. Así se instaló en Estados Unidos en los años 70. Desgraciadamente las autoridades norteamericanas no creyeron en la pureza de su mensaje y fue condenado por evasión fiscal, pasando más de un año en prisión a principios de 1980. Algunos hablaron del martirio.
¿La Iglesia actual de Unificación y su futuro?
La Iglesia de la Unificación es conocida por celebrar masivas bodas colectivas. La Secta está actualmente controlada por Hak Ja Han, viuda y segunda esposa del fallecido fundador, con la que tuvo una decena de hijos. Algunos temen que en el futuro haya fraccionamientos y nuevas pequeñas iglesias con un hijo a la cabeza de cada una de ellas.
La organización Moon había afirmado en el año 2012 que contaba con tres millones de fieles en todo el mundo, cifra exagerada o reducida, según los creyentes. Su influencia habría retrocedido desde los años 80, debido a los cambios sociales y políticos en Corea del Sur, a sus divisiones internas y a la propia muerte de su fundador. Al margen de su país de origen, la iglesia o secta está presente en Estados Unidos y Japón, pero también, sobre todo en los años 80, llegó a América Latina, en particular a Brasil. No se conocen contactos con Bolsonaro.
¿Qué vínculos existían con Shinzō Abe?
El atacante de Abe, Tetsuya Yamagami, de 41 años, “detestaba a la organización Moon” y había decidido matar al exprimer ministro por pensar que tenía un vínculo estrecho ideológico con aquella entidad, esto es lo expresado en rueda de prensa por la policía nipona. Según medios locales, se trataría de una organización religiosa (no mencionada expresamente al principio) y Yamagami la odiaba porque habría obtenido importantes donaciones de su madre, lo que había colocado a su familia en situación de graves dificultades financieras.
Tomihiro Tanaka, presidente de la rama japonesa de la Iglesia de la Unificación, confirmó que la madre de Yamagami era miembro de la organización desde 1998 y que estaba en medio de dificultades financieras desde 2002, aunque afirmó ignorar las razones de ello, pues las “donaciones son voluntarias”. Asimismo, subrayó que Abe “nunca” fue miembro o consejero de ella.
Organizaciones anticomunistas cercanas a la Iglesia de la Unificación invitan regularmente a diversas personalidades políticas de primer plano para conferencias sobre el tema de la paz en el mundo. Entendiendo la Paz como la derrota de las Potencias del Mal, sean en Corea del Norte o en China. El expresidente Donald Trump participó en uno de esos coloquios en 2021 y el asesinado Shinzo Abe había sido objeto de criticas por un grupo de abogados japoneses por haber enviado un mensaje en vídeo durante un evento similar de la Iglesia Moon...
En cualquier caso, las elecciones japonesas celebradas dos días después del atentado recibieron un impulso ganador a causa de la muerte de Shinzo Abe. Y desde la posición de los izquierdistas enemigos del neoliberarismo conservador y de la ABENOMICS, el atentado terrorista individual, religioso o político, ha sido un acto inoportuno.
Desde un punto de vista- no oficial e inconfesable – del Partido Liberal japonés, el atentado terrorista ha sido oportuno a la hora de decidir el resultado electoral.
Los actos de los funerales han sido de una afluencia multitudinaria y de gran emotividad. Y la clase política ha expresado sus condolencias. Al mismo tiempo, no cabe duda de que tras la máscara oficial del duelo a nadie se le oculta la alegría con que ahora el conservadurismo neoliberal podrá imponer cómodamente sus reformas estructurales dolorosas para los sectores populares.
El primer ministro de Japón es el Jefe de Gobierno. El cargo existe desde la era Meiji. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial el primer ministro es nombrado por la Cámara de Representantes de la Dieta. Por tradición él es el dirigente del partido político que posee la mayoría parlamentaria. La mayor parte de los primeros ministros han provenido del Partido Liberal Democrático (PLD).
De hecho, según la Constitución, es el emperador quien nombra al primer ministro con el consejo de la Dieta.
El Parlamento de Japón eligió a Yoshihide Suga como el nuevo primer ministro. El nuevo mandatario ganó de forma aplastante las elecciones internas de su formación, el Partido Liberal Demócrata, para convertirse en su nuevo jefe de Gobierno. Prometió continuar con la política de su predecesor, Shinzo Abe.
Sangre, sudor y lágrimas fueron las palabras de Winston Churchill. “I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.” Fueron históricas promesas que marcaron el paso a la 2ª Guerra Mundial y la derrota del nazismo.
En el caso del actual primer ministro japonés tales palabras describirán el inicio de su Gobierno, pero no una garantía de éxito, especialmente si se tiene en cuenta de que con su nuevo programa se pasa a la militarización del Japón, cosa inédita desde el final de la 2ª Guerra Mundial.
Los actuales funerales y la transición japonesa a la escalada militar antirrusa han estado acompañadas por la presencia de los altos mandos de la OTAN. Esperemos que no veamos nosotros, ni nuestros hijos, masivos funerales futuros como aquellos de Hiroshima y Nagasaki, víctimas de la confrontación atómica mundial.